30/04/2024

Eficiencia y sostenibilidad: Cinco tendencias de la cadena de suministro en 2023
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La incertidumbre de la economía postpandemia, el escenario marcado por la guerra de Ucrania, la inflación, las fluctuaciones de la demanda, el alza de los tipos de interés, la inestabilidad del sector del transporte… son muchas las cuestiones que pueden marcar el año 2023 en la economía en general y en la cadena de suministro en particular.

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¿Qué es lo que viene? ¿Cuáles son las principales tendencias? Aunque la volatilidad actual haga complicado prever todos los escenarios posibles, sí hay algunas tendencias de presente que muy previsiblemente continuarán y se acentuarán en 2023, con especial protagonismo en Andalucía. Y, además, abren ventanas de oportunidad muy interesantes:

La demanda de suelo logístico: El auge del comercio electrónico, junto a la subida de costes del sector de la construcción, han sido dos de los factores que han aupado la demanda de naves logísticas de última generación en toda Andalucía, con especial protagonismo en el entorno de Sevilla y de Málaga, pero también en otros territorios, como Algeciras, Córdoba, Granada, Almería o Antequera.

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En este contexto, los operadores con capacidad de acometer inversiones vamos a tener un protagonismo clave, como ya se ha venido observando en las operaciones de construcción, adquisición o arrendamiento de espacios puestas en marcha en 2021 y 2022.

Un transporte más verde: La entrada en vigor de las zonas de bajas emisiones en distintas ciudades andaluzas ha sido el último impulso para una tendencia que ya estamos observando, como son las operaciones logísticas de última milla a través de vehículos -fundamentalmente- eléctricos, pero también híbridos.

En Andalucía, la sostenibilidad del transporte pasa necesariamente también por el impulso de los corredores ferroviarios transeuropeos que discurren por nuestro territorio, el Mediterráneo y el Atlántico; un asunto que, a buen seguro, seguirá marcando la agenda política y económica de cara al año que acaba de comenzar.

La digitalización: La cadena de distribución, al igual que otros sectores, se ha visto inmersa en un proceso de digitalización que ha mejorado claramente su eficiencia y trazabilidad de extremo a extremo. Son muchos los ejemplos de ello, pero nos detendremos a describir brevemente dos: las herramientas SGA y TMS.

En primer lugar, la implantación de los software de gestión de almacenes o SGA ha supuesto una auténtica revolución, ya que, ahora, es posible controlar con total seguridad y precisión las entradas, salidas, stock, unidades de carga y, en general, todos los flujos propios de almacén.

El correlato de los software de gestión de almacenes en el transporte son los TMS (de las siglas en inglés Transport Management System), concebidos para el control y la optimización de las rutas.

En su conjunto, los Sistemas de Gestión de Almacén y de Transporte constituyen un factor que facilita la externalización u outsourcing de procesos, otra de las tendencias de presente y de futuro en la cadena de suministro, ya que en todo momento se mantiene el control sobre el producto, con capacidad de prever y de reaccionar con rapidez ante cualquier incidencia.

La sostenibilidad ambiental: Las empresas andaluzas hemos interiorizado claramente la apuesta por la sostenibilidad ambiental. Cada vez somos más las compañías que calculamos nuestra huella de carbono e implementamos acciones para reducirla, como son la eficiencia de las rutas, la electrificación de la flota o las inversiones en instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo, que proporcionen incluso la autosuficiencia energética.

La externalización: El outsourcing o externalización de procesos integrales de la cadena de valor, tanto in-house como en instalaciones de terceros, se ha posicionado como una tendencia clara, con numerosas ventajas.

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En efecto, los procesos de la cadena de suministro son costosos y complejos. Disponer de personal y medios propios supone una dificultad añadida para las empresas. La escasez de suelo logístico, la complejidad de las rutas o la dificultad de ajustar los picos y los valles de la demanda con medios propios son solo algunas de las desventajas de emprender el camino de la distribución en solitario. Además, existe una consecuencia indirecta clara, que es el riesgo de perder el foco sobre el propio negocio.

Tradicionalmente, externalizar procesos era una decisión no exenta de dificultades para las empresas, que se veían abocadas a contar con diferentes proveedores para cada uno de ellos.

Ese freno desaparece gracias a la aparición de operadores integrales, que somos capaces de convertirnos en auténticos partners de nuestros clientes y llevar a cabo todos o parte de los procesos que nos sean requeridos: desde el aprovisionamiento de materias primas o mercancías, el almacenaje, el manipulado, montaje o customización del producto, su distribución, la entrega con valor añadido e incluso la atención al cliente y servicio técnico oficial.

Si la externalización de procesos integrales de la cadena de valor va a requerir de alianzas estratégicas y a largo plazo entre empresas, el protagonismo de la economía social puede ser clave como aval no solo de la calidad y de la eficiencia, sino también de la diversidad y de la inclusión en todos los procesos.

Se trata de una oportunidad única para liderar, desde Andalucía, la transformación de la cadena de distribución en un sector de futuro, competitivo, eficiente, sostenible y social.

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