Vivimos tiempos convulsos en lo que a economía se refiere pero, salvo una catástrofe de dimensión mundial como la pasada pandemia de COVID, el Turismo es la industria referente en nuestro país. Y es que representa el 14 % de la fuerza laboral y más del 12 % del PIB, siendo España una de las economías con mayor PIB turístico del mundo. La resiliencia del Turismo está fuera de toda duda, su reactivación ha sido y está siendo más rápida que en otras industrias que se han visto afectadas por la inactividad. En este tiempo, se ha visto un sector ágil que ha aprovechado este tiempo para reforzarse en materias de digitalización y sostenibilidad.
Dicho esto, hay quien ha visto la ocasión de desprestigiar de forma oportunista nuestra principal industria, afirmando que el futuro pasaba por diversificar y no depender tanto del turismo o que había que cambiar de modelo productivo. Bien, diversificar siempre es positivo pero no a costa de menoscabar y deteriorar la imagen del sector que mueve y seguirá moviendo este país. España no sería lo mismo sin el Turismo y el Turismo no sería lo mismo sin España. Esto lo saben fuera de nuestras fronteras, lo aprecian como una auténtica fortaleza, la OMT está aquí, la WTTC (World Travel & Tourism Council) tiene a España como referente y eventos de innovación y Turismo como el TIS se van a celebrar en Sevilla durante al menos diez años. Somos líderes mundiales, ¿por qué perder ese posicionamiento a nivel internacional? Potenciemos otros sectores, pero no ataquemos a uno de las industrias más importante y con mayor peso económico y que en pocos años, seguro que será el primero por delante de cualquier otro sector.
Es momento de concienciar a la población de que esta fortaleza es algo muy positivo para un país y hay que aprovecharla, potenciarla y por supuesto, ajustar aquello que podría funcionar aún mejor. Tenemos que plantearnos ser más eficientes y conseguir el mismo resultado económico con menos turistas, para esto, trabajemos para que el gasto por turista se incremente. El turismo representa el desarrollo y la sociedad del bienestar, al fin y al cabo, todos somos turistas en algún momento, tanto en nuestro país como fuera de nuestras fronteras.
Vivimos en un mundo globalizado y siempre digo que el turismo es el único sector económico que no se puede deslocalizar, no pueden llevarse nuestros recursos naturales y patrimoniales ni las infraestructuras, ni los servicios ni la seguridad a otros lugares como sí ocurre con otros sectores. Que se lo digan a la localidad andaluza de Linares y lo que ha ocurrido desde que Santana decidió dejar la ciudad en el año 2011. Hoy Linares, desgraciadamente lidera la lista del paro a nivel nacional. Otra de las particularidades que tiene el Turismo a nivel económico, es que cuando vienen los visitantes internacionales, estamos teniendo un impacto positivo en la balanza de pagos, para que nos entendamos, es como si estuviésemos exportando debido a la entrada de divisas. Por cada millón de euros que genera el turismo, la contribución al PIB español se dispara a 1,4 millones de euros, una equivalencia que no consigue ningún otro sector.
Otro de los caballos de batalla contra el Turismo es la sostenibilidad, tanto ambiental como social. En cuanto a la primera, cabe recordar que ni mucho menos el Turismo es de las actividades más contaminantes. Toda actividad humana es obvio que tiene un impacto en el medio ambiente pero repasemos los sectores que lideran este ranking con mayor impacto ambiental; el sector energético, se estima que la producción de energía genera en torno al 60% de las emisiones globales de CO2. Aunque estas emisiones están más limitadas en EEUU y la Unión Europea, hay que recordar que la quema de combustibles fósiles como el carbón sigue siendo el recurso más utilizado para la producción de energía. A todo esto, se suma el uso de combustibles como el petróleo y el gas, cuya producción y refinamiento es responsable de al menos un tercio de las emisiones de CO2 globales.
En segundo lugar y según la ONU, el sector de la moda es una de las industrias más contaminantes y con mayor impacto ambiental. Esto se debe principalmente a la denominada ‘fast fashion’ o producción masiva de ropa, sujeta a tendencias periódicas, que provoca una renovación constante de las prendas antes incluso de que el consumidor las demande.
El sector de la alimentación que según la OMS (Organización Mundial de la Salud) arroja el dato que por cada kilo de carne que consumimos en un país desarrollado, son necesarios 15.000 litros de agua para su producción y hacen falta entre 1.000 y 3.000 litros para obtener un kilo de arroz. Por poner en perspectiva esta cifra, un inodoro consume una media de 10 litros de agua, por lo que producir un kilo de carne equivale a tirar de la cadena 1.500 veces.
Le sigue el transporte, se estima que en Europa el 24% del CO2 proviene del desplazamiento de vehículos particulares y camiones o buques destinados al transporte de mercancías. Mención aparte merece el tráfico aéreo, responsable del 2% de las emisiones globales de CO2.
La mitad de la polución en las ciudades y el 40% de las emisiones globales de CO2 las genera la construcción y el uso de los edificios en los que vivimos, trabajamos o estudiamos.
Como vemos, y para desmitificar esta premisa, no es el Turismo una de las actividades con más impacto ambiental aunque obviamente lo tiene y hay que trabajar en neutralizar esa huella de carbono o al menos minimizarla lo máximo posible. A modo ilustrativo y hablando de sostenibilidad, podemos decir que en pandemia, en diversos países del continente africano donde se realizan safaris fotográficos turísticos, se ha disparado la caza furtiva al desaparecer por completo los turistas.
En cuanto a lo social, hemos comprobado cómo ha afectado el parón en la industria turística al empleo y a la riqueza ya que es un sector que irradia a otros muchos sectores, democratizando las ganancias, distribuyéndolas a muchos autónomos, pequeños comercios y PYMES. Hay quien prefiere que no haya un hotel nuevo en donde antes no vivía nadie, era un solar cerrado lleno de basura y escombros o susceptible de ser ocupado y ahora es un edificio en uso, rehabilitado y que da empleo a muchas personas y negocio a otras tantas actividades de alrededor (fruterías, lavanderías, kioscos, supermercados, pequeños comercios, cafeterías…).
Cuestión aparte son los pisos turísticos, desgraciadamente en Andalucía le dimos entrada en el año 2016 a una ley prácticamente calcada de las ya fracasadas anteriormente en Cataluña y Baleares que habían causado un gran daño a la imagen del turismo en estas ciudades. Ahora a nivel local, afortunadamente se están regulando esta tipología de alojamiento para que se integren de forma más sostenible y con mayor seguridad para el cliente.
Por todo lo dicho, hay que hacer hincapié desde las instituciones, medios de comunicación, empresarios y trabajadores, en el valor que tiene para nuestra sociedad el Turismo y lo que representa. Es una labor de todos, porque somos una potencia mundial y lo queremos seguir siendo.
