20/04/2024

Septiembre: ¿La vuelta al teletrabajo?
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Tras el parón estival y con energías renovadas, toca volver a la carga para afrontar con fuerza el último cuatrimestre del año. Para muchos este regreso a la rutina está cargado de cierto simbolismo que nos recuerda que, más pronto que tarde, debemos ir recuperando el ritmo habitual de las cosas.

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El comienzo del curso escolar, la compra de libros y uniformes, retomar los proyectos que habíamos dejado aparcados antes de las vacaciones, la vuelta al trabajo… ¿La vuelta al trabajo o la vuelta al teletrabajo? Esta es la cuestión que en algún momento habrá que abordar.

La pandemia fue la excusa perfecta para poner en marcha el experimento colectivo que supuso la implantación en tiempo récord del teletrabajo que, en condiciones normales, nunca nos habríamos imaginado que pudiera salir medianamente bien. Lo cierto es que desde que empezamos a hablar del teletrabajo hasta hoy, hemos aprendido mucho. A base de ensayo y error, sabemos que algunas de las cosas que hacíamos en la oficina también se pueden hacer perfectamente desde casa, y que otras, que hemos intentado hacer desde casa, solo tienen sentido estando en la oficina.

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Y ahora, con todo este aprendizaje a la espalda, toca decidir: ¿apostamos de verdad por el teletrabajo y seguimos adelante, o nos olvidamos de este experimento y recuperamos los modos de aquella normalidad que se vio truncada de manera repentina en marzo de 2020?

La apología a ultranza de cualquiera de las dos posturas nos puede llevar a cometer el error de dejar a un lado la objetividad y menospreciar aquellos aspectos donde la opción que saliera perdedora pudiera resultar interesante. Probablemente, y citando a Aristóteles: en el término medio está la virtud.

La flexibilidad que hemos descubierto Septiembre: ¿La vuelta al teletrabajo? con el teletrabajo es un hallazgo al que difícilmente estemos dispuestos a renunciar. De hecho, un estudio reciente realizado por el CSIF y la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), afirma que el 90,9% de los trabajadores encuestados les gustaría continuar con el teletrabajo.

Por contra, vemos como un buen número de empresas han manifestado su intención de volver a la presencialidad lo antes posible apelando a la necesidad de recuperar el trabajo en equipo y reforzar el sentido de pertenencia. Argumentan que el desapego que ha producido el teletrabajo está comprometiendo la productividad de la compañía.

¿Y si en lugar de defender posiciones buscamos un modelo híbrido que nos permita quedarnos con lo mejor de cada opción? Todo apunta a que ese es el camino que nos tocará recorrer los próximos meses.

El teletrabajo y la presencialidad no tienen porqué estar reñidos y aquellos que sepan combinarlos adecuadamente disfrutarán de un nuevo modelo laboral que promete mejorar a su antecesor, que dicho sea de paso, ya tocaba renovar. Algunas empresas lo tienen claro y hablan de un 2 + 3, dos días en casa y tres en la oficina, ó de un 3 + 2. Los más arriesgados incluso llegan a plantear un 4 + 1.

De cualquier manera, para conseguir que este nuevo modelo híbrido funcione es preciso hacer algunos ajustes que corrijan las carencias que se han detectado en este experimento forzado de los últimos dieciocho meses.

En relación a las tareas del trabajo que desarrollamos en el hogar son cinco los aspectos que, según el informe citado anteriormente, habría que abordar: la brecha de género, la falta de desconexión, la falta de planificación de las tareas por parte de las empresas, la escasez de recursos digitales y la falta de formación.

Cada uno de estos cinco puntos suponen un gran reto cuya solución encierra cierta complejidad que impide que se resuelva por sí solo. Así que no queda otra que afrontarlos con decisión si de verdad creemos que es posible trabajar desde casa.

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Pero el hecho de implantar el teletrabajo implica que la empresa tiene claro que quiere afrontar su transformación digital, de lo contrario nos estaremos engañando y todas las medidas que tomemos para hacer posible este nuevo modelo laboral chocarán de lleno con la filosofía de la empresa convencional. El teletrabajo hay que entenderlo como una de las muchas acciones que acompañan al cambio tan profundo que supone digitalizar la compañía.

Este proceso de cambio requiere entre otras actuaciones: abordar la transformación del puesto de trabajo, disponer o adaptar un modelo de negocio basado en la nube que permita tener los datos y las aplicaciones en un cloud privado, y todo ello sin olvidar implementar las medidas de ciberseguridad necesarias para evitar disgustos.

La implantación del teletrabajo, entendido como un modelo híbrido, esconde un cambio social que no ha hecho nada más que empezar. Son muchos los efectos colaterales positivos que trae esta nueva forma de vivir y de relacionarnos.

Quizás una de los menos evidentes, pero que puede suponer un cambio significativo en nuestro día a día, es aquel que pasa por recuperar las zonas menos pobladas y entender que estamos ante una magnífica oportunidad para aquellos que quieran teletrabajar lejos del ruido de la gran ciudad. Probablemente, parte de los problemas de movilidad que sufrimos a diario en las capitales se aliviarían, al tiempo que se recuperaría la vida de muchos de nuestros pueblos.

Merece la pena hacer el esfuerzo y aprovechar este tren digital para cambiar lo que hasta ayer nos parecía incuestionable. Seguro que cometeremos muchos errores y tendremos que seguir depurando el nuevo modelo híbrido; pero todo apunta a que, si lo hacemos bien y nos implicamos a fondo, habremos mejorado notablemente nuestra calidad de vida.

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