19/04/2024

Yo tampoco gané Eurovisión: un melodioso homenaje
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El libro de Javier Adrados y Patricia Godes –coautora- acoge en sus páginas los testimonios de los representantes de España que participaron en el Festival de Eurovisión y que no resultaron triunfadores.

La vida de Javier Adrados ha sido un auténtico carrusel de emociones. Los recuerdos que guarda este joven escritor de sus años de adolescencia están estrechamente vinculados a la música. De hecho, cuando cierra los ojos, consigue retrotraerse a aquellos gratos momentos de mocedad en los que disfrutaba junto con sus allegados del Festival de Eurovisión.

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Adrados nació en Moradillo de Roa, un pequeño pueblo perteneciente a la provincia de Burgos, en 1970. El benjamín de una familia de seis hermanos se pasaba las horas escuchando las memorables cintas de cassette de los artistas más reconocidos de la época. Entre los cantantes que destacaban en la década de los ochenta, los intérpretes que se clavaron directamente en el corazón de Adrados – cual flecha de Cupido- fueron los tres componentes de Mecano. “Desde ese instante siempre tuve claro que quería trabajar en el mundo de la farándula musical”, ríe. Adrados pasó de ser un fan absoluto de este grupo a convertirse, posteriormente, en el artífice de la biografía oficial deesta formación, a la que pertenecían Ana Torroja y los hermanos Nacho y José María Cano.

La idea de escribir Yo tampoco gané Eurovisión nació del rotundo éxito que cosechó su anterior publicación titulada Yo también leía Súper Pop. “La verdad es que me encanta reivindicar a artistas que, desde mi punto de vista, son admirables por el hecho de haber pasado por el Festival de Eurovisión”, afirma. “Es cierto que muchos de ellos son grandes estrellas, pero hay otros que pasan más desapercibidos….Aun así me parecen apetecibles sus testimonios”, añade. Muchos son los malos tragos que España ha tenido que pasar a lo largo de estos años en el Festival, teniendo que aceptar que, por cuestiones no muy bien definidas, los representantes españoles no hayan podido regresar a casa con una sonrisa triunfalista.

YO YA HABRÍA LLEVADO AL FESTIVAL A MÓNICA NARANJO”

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Después de las victorias de Massiel y Salomé, en 1968 y 1969, respectivamente -esta última fue compartida con Reino Unido, Holanda y Francia-, no se ha encontrado una pieza musical idónea para poder ocupar el primer puesto. Parece que eso de ganar Eurovisión ha pasado a ser una auténtica utopía… “En el mundo del arte no existen fórmulas, pero creo que habría que ser más exquisitos a la hora de escoger la canción. Además, no sería mala idea que se presentaran artistas consagrados, como sucedía antiguamente. Desde luego, quedábamos mucho mejor”, admite. “Yo ya habría llevado al Festival a Mónica Naranjo”, comenta. Al ser preguntado por cuál ha sido, bajo su punto de vista, la mejor canción que España ha defendido en el certamen, Adrados ha asegurado que “el tema más redondo que hoy en día seguiría funcionando con una serie de arreglos es Lady, lady, del grupo Bravo”. A pesar de que la voz de Amaya Saizar no logró hacerse con la victoria, en 1984, sí que alcanzó un confortable pero injusto tercer puesto. En cuanto a Blas Cantó como representante de nuestro país en Eurovisión 2021, el escritor considera que es “un artista muy completo que tal vez no ha acertado con la canción”. Probablemente, un año más, España se tenga que conformar con una puntuación insuficiente para alcanzar una posición un poco más gloriosa. Fruto de esta incesante desconsideración artística, ha habido un cierto grado de desinterés por parte de la población y las reuniones entre familiares y amigos en torno a la televisión para disfrutar de Eurovisión han disminuido. “A los que somos melómanos nos sigue encantando. Además, al día siguiente todo el mundo está hablando de Eurovisión; así que de alguna manera nos sigue interesando, lo queramos aceptar o no”, dice. El castellano es otra de las piezas del puzle que se ha intentado encajar con un idioma más comercial como el inglés, con el objetivo de aspirar a un mejor posicionamiento final en el ranking. Sin embargo, la cantante Barei interpretó el tema Say Yay!, en 2016, y tampoco resultó ser la clave para revertir los malos resultados de España en el Festival. “Tengo muchas contradicciones respecto a este asunto. Yo defiendo que las canciones sean interpretadas en castellano, pero entiendo que estamos en una sociedad completamente globalizada. Otra cosa muy diferente es que al cantar en inglés se noten más nuestras carencias que nuestro potencial”, apunta. Cabe destacar que Adrados ha abordado en el libro el peculiar caso del dúo Baccara, compuesto por dos españolas que participaron en Eurovisión, en 1978, pero no representando a España, sino a Luxemburgo. “¡Las Baccara vendieron de un single más que Mecano, Alejandro Sanz o el mismísimo Julio Iglesias”, exclama. “Paradójicamente, se las valora más en el resto de Europa que en nuestro país”, lamenta.

Por otro lado, al analizar minuciosamente cómo ha cambiado el Festival desde que Conchita Bautista participara en el mismo, en 1961, como primera representante española, hasta nuestros días, el autor de Yo tampoco gané Eurovisión reconoce que “ha cambiado mucho visualmente” y considera que “esta evolución del certamen es un fiel e indudable reflejo de cómo Europa ha ido desarrollándose”. “Las fronteras se han roto y cada país ha alcanzado su propia autonomía. Eurovisión es un testimonio de esperanza y libertad”, afirma.

EUROVISIÓN ES UN TESTIMONIO DE ESPERANZA Y LIBERTAD”

Adrados explica que “este libro fue escrito en plena pandemia a través del correo electrónico y del WhatsApp”. “Patricia escribía desde Castellón y yo desde Madrid, pero gracias a que nos apoyábamos mutuamente, lo pudimos sacar adelante”, asegura. El escritor valora sobre todo “la sinceridad” de los testimonios que ha podido recoger directamente de artistas como Karina, Amaya Uranga o Sergio Dalma, entre otros, y no duda en que, a pesar de llevar más de cuarenta años sin ganar Eurovisión, “España debe continuar”. “Es muy bonito competir siempre. Ojalá que todas las guerras fueran como ésta. Hay que seguir apostando por la música”, recalca.

Adrados ha recibido el inmenso regalo, desde que aterrizó en Madrid, de viajar por todo el planeta, de pasearse por numerosos medios de comunicación en los que ha sido entrevistado por grandes figuras del mundo del periodismo, de conocer a sus ídolos de juventud y de crecer no sólo como profesional, sino también como ser humano. El autor de Yo tampoco gané Eurovisión confiesa que mientras siga animándose a escribir y haya personas que lo apoyen y crean en sus proyectos, seguirá narrando historias “desde el corazón y para los corazones”. “¡Viva el Festival de Eurovisión!”, concluye.

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