Hace ya unos años, tuve la oportunidad de participar en un macro proyecto sobre una investigación a fondo sobre el turismo en Andalucía, cuyo objetivo era arrojar luz en relación con los retos del sector turístico andaluz, definir dichos retos y en mayor o menor medida, dar solución a los mismos. En esta investigación, que se llevó a cabo en un momento crucial, después de la Gran Recesión y antes de la pandemia, se tuvieron en cuenta tanto la voz de instituciones y expertos materia turística, así como a los empresarios del sector.
Desde la perspectiva del experto consultado en aquel informe, se destacaban varias opiniones y reflexiones clave. Primero, se subrayaba la resistencia del sector turístico, que, en aquel entonces, había sabido mantenerse a flote a pesar de los desafíos, como la gran crisis económica, gracias a las inversiones en infraestructuras y a los esfuerzos en la gestión y reducción de costes. Segundo, se mencionaba que el crecimiento de las Online Travel Agencies (OTAs) habían tenido un impacto negativo en los establecimientos menos desarrollados en términos de comercialización directa, lo que supuso un reto adicional para algunos empresarios del sector. Además, se resaltaba la importancia de la adaptación al mercado y a las circunstancias cambiantes, así como la necesidad de diferenciarse y planificarse a nivel estratégico, basándose en un profundo conocimiento del sector para mantener la competitividad. Finalmente, se hacía hincapié en la relevancia de la formación y la profesionalización en el sector turístico, destacando que las empresas que habían logrado mantenerse eran aquellas que contaban con personal capacitado y una actitud abierta a la innovación y al cambio.
En resumen, la opinión del experto reflejaba en aquel entonces la importancia de la adaptación, la formación continua, la diferenciación y la planificación estratégica como elementos clave para afrontar los desafíos y aprovechar las oportunidades en el sector turístico de Andalucía. Por otra parte, en el informe se ponía de manifiesto, los principales retos que enfrentaba el sector turístico en Andalucía pocos años antes de la pandemia, destacando los siguientes:
- Saturación del turismo, especialmente en destinos de sol y playa, que requería establecer criterios de orden y planificación para evitar la estacionalidad y dirigir a los turistas hacia otros destinos dentro de Andalucía.
- Necesidad de diversificar la oferta turística para atraer a turistas de mayor nivel adquisitivo y competir a nivel nacional e internacional, considerando la importancia de mejorar la imagen en el exterior, aumentar las conexiones aéreas y adaptar los horarios de visitas turísticas.
- Gestión adecuada del crecimiento turístico para evitar problemas derivados de un aumento descontrolado de visitantes, como la pérdida de la autenticidad del destino y posibles conflictos con la población local.
- Mejora en la profesionalización de ciertos sectores turísticos, como la hotelería, para garantizar la calidad del servicio y la satisfacción del turista.
- Necesidad de abordar la problemática del idioma para facilitar la comunicación con turistas internacionales y mejorar la experiencia del visitante.
En cuanto a la voz de los empresarios del sector turístico en Andalucía sus percepciones de entonces eran las siguientes, destacando las problemáticas que siguen:
- Tecnología: Los empresarios de aquel entonces, señalaban que la tecnología era un gran reto para el sector, aunque algunos empresarios consideraban que había temas más urgentes por abordar, como la saturación o la problemática del idioma.
- Calidad y marketing: Los empresarios coincidían en la importancia de apostar por la calidad, aumentar la eficacia en marketing y llegar a un cliente con mayor poder adquisitivo, sin perder las señas de identidad locales.
- Turismo de volumen: Algunos empresarios señalaban que el turismo de volumen no tenía por qué asociarse necesariamente con baja calidad, siempre y cuando se gestionase adecuadamente y se mantuviera la excelencia en el servicio.
- Competitividad internacional: Se destacaba la necesidad de competir a nivel internacional, especialmente con destinos europeos como Francia, Italia y Centro Europa, así como de apostar por mercados emisores en crecimiento como los asiáticos.
- Adaptación a las demandas del cliente: Los empresarios reconocían en este informe la importancia de adaptarse a las demandas del cliente actual y futuro, ofreciendo servicios que satisficieran las necesidades y preferencias de los turistas.
Expongo aquí, por tanto, los principales hallazgos de una investigación que se realizó en el año 2016. Curiosamente, el pasado mes de diciembre, tuvimos la oportunidad (desde Intelqualia, Investigación de Mercados & Estudios de Opinión en colaboración con Tribuna de Andalucía) de poner en marcha una investigación de similares características y, como se puede apreciar aquellos que son conocedores del sector, haciendo una comparativa con aquellos resultados, el sector turístico en Andalucía ha superado con creces aquellos retos.
En este sentido, se han puesto en marcha muchas medidas y hay una mejora real en cuanto a la profesionalización del sector, en ese sentido el profesional del turismo en Andalucía, actualmente, es un profesional formado y aunque los idiomas puedan seguir siendo la asignatura pendiente en algunos casos, ciertamente se ha avanzado mucho en este tema. Por otra parte, ha habido grandes mejoras en relación con la captación del público internacional, siendo actualmente España el tercer receptor mundial de turistas y Andalucía una de las regiones preferidas como destino, tanto por parte del turista internacional, como nacional.
Y aunque es cierto, que todavía queda trabajo por hacer, sí es cierto que poco a poco el turismo andaluz se posiciona en la búsqueda de un turismo de mayor calidad y mayor poder adquisitivo. A este respecto, hay una gran mejora de la planta hotelera y hostelera, que es variada y de altísimo nivel, la oferta de alojamientos hoteleros ha crecido de una forma cuantitativa pero fundamentalmente, ha crecido en calidad. Todo esto ha posibilitado que se puedan acoger grandes eventos a nivel mundial, lo cual, supone un avance que posiciona a Andalucía como destino receptor de este tipo de encuentros globales.
El empresario turístico en general, ha hecho grandes inversiones y esfuerzos, tanto en términos de transformación digital, marketing, como en ofrecer una diversidad de servicios que se adaptan a los clientes más exigentes. En definitiva, se puede decir perfectamente que el turismo andaluz siguiendo esa estela de casi diez años, ha sabido recoger el guante y profesionalizar una industria clave.
Evidentemente, no se puede caer en la complacencia y aunque es cierto que se ha terminado con la estacionalidad y que ya se nos conoce por mucho más que un destino de sol y playa, ofreciendo diversidad en cuanto a ocio, cultura, historia, gastronomía, negocio, etc… la saturación del turismo es una temática más que preocupante, que puede derivar, como se indicaba, en la pérdida de la identidad de nuestra región. Esperemos por el bien de nuestra comunidad, del sector y de la ciudadanía, que un futuro informe dentro de unos años, este punto crítico que nos afecta a todos, se haya solucionado.