¿Qué es exactamente Embajadores de Málaga y con qué propósito nació este proyecto?
Embajadores de Málaga es una agencia receptiva, una DMC (Destination Management Company), que, en definitiva, es una experta en el territorio.
Nacimos en 2015, prácticamente al mismo tiempo que el Caminito del Rey se abría al público. Durante estos 10 años hemos estado trabajando no solo en poner en valor el destino Caminito del Rey, sino también en ayudar a consolidarlo.
Además, hemos hecho mucha promoción territorial, lo que nos ha permitido adquirir un conocimiento profundo de todo lo que es Málaga y su provincia.
Embajadores de Málaga no es otra cosa que eso: poner en valor todos los recursos turísticos, culturales y gastronómicos que tiene nuestra tierra. Siempre, destacando la esencia que caracteriza a nuestra provincia.
Además, Málaga vive un gran momento turístico, pero también afronta retos como la masificación o, incluso, la pérdida de identidad. ¿Cómo contribuye vuestro proyecto a construir un relato propio de ciudad más allá de la típica postal?
Es verdad que Málaga está viviendo un momento de esplendor turístico. Creo que nunca ha estado tan llena, y eso se debe a muchos factores: es una ciudad que está generando un “efecto llamada”. Muchas empresas importantes a nivel internacional se están instalando aquí.
También influye el turismo de cruceros. Parece que no, pero todos los días recibimos grandes cruceros, lo que genera un importante desembarco de visitantes que quieren conocer la ciudad.
Y para no “morir de éxito”, como se suele decir, deberíamos trabajar de manera conjunta para redirigir parte de esos flujos turísticos hacia otros enclaves de la provincia, porque Málaga posee muchísimos recursos, especialmente en el interior, que sigue siendo bastante desconocido.
Nosotros siempre intentamos destacar ese factor diferenciador, resaltando otros enclaves menos masificados. Con esto no solo ayudamos a diversificar la oferta, sino también a generar riqueza en los municipios donde operamos o desarrollamos actividad turística.
Además, donde realmente marcamos la diferencia es en la elección de nuestros embajadores: gente local, personas que transmiten su tierra de una forma mucho más auténtica.
Creo que debemos fomentar esas otras vías, porque Málaga ya está de moda, pero hay que cuidar el equilibrio. Descentralizar el turismo y potenciar el interior es clave para no saturar la ciudad.
Se trata de poner en valor esas otras zonas y mostrar que Málaga no es solo playa, ¿no?
Efectivamente. Málaga tiene una larga historia como destino turístico, y es cierto que el sol y la playa han sido tradicionalmente un gran atractivo, gracias a nuestro clima.
Pero el turista de hoy también busca aprender, conocer, vivir experiencias culturales. En este sentido, Málaga ha sabido posicionarse muy bien a nivel cultural, pero no podemos olvidarnos del interior, que ofrece una riqueza única.
Siempre he apostado mucho por el turismo de interior. Es una alternativa a la masificación, permite disfrutar de mayor tranquilidad y descubrir rincones inesperados de nuestra provincia.
La colaboración es fundamental. ¿Cuál ha sido la respuesta del tejido local, de las instituciones y de la ciudadanía ante la iniciativa de Embajadores de Málaga?
Siempre he estado muy vinculada al ámbito local y hemos fomentado mucho la colaboración público-privada. Aunque la marca “Embajadores de Málaga” es relativamente nueva, la empresa tiene ya 10 años.
Con esta marca hemos querido reflejar todo ese conocimiento adquirido y trasladarlo a los recursos que ofrecemos.
Para nosotros es fundamental contar con el tejido empresarial local. Trabajamos con empresas de aquí porque conocen bien lo que hacen, lo aman, y lo transmiten de una manera muy auténtica.
Creo que es esencial que las pequeñas empresas, especialmente las que están en pueblos con pocos habitantes, cuenten con el apoyo de las instituciones: diputaciones, patronatos, ayuntamientos… Esa colaboración es la vía adecuada para avanzar.
¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías y las redes sociales en la construcción de marca de ciudad y en la atracción de nuevos públicos, desde su punto de vista?
Son fundamentales. Tenemos que adaptarnos constantemente, porque la tecnología avanza a pasos agigantados. Si no te subes al carro, te quedas obsoleto.
Hoy en día son herramientas que nos facilitan mucho el trabajo. Desde el móvil, cualquier persona puede consultar qué atractivos turísticos hay, qué experiencias vivir… Así que las empresas que quieren ser competitivas deben estar plenamente integradas en la era digital.
Afortunadamente, muchas instituciones también están apoyando a las pequeñas empresas con la digitalización.
Y con la llegada de la inteligencia artificial, se abre un nuevo mundo con un potencial enorme. Hay que estar al día, adaptarse e incorporar estas herramientas para ofrecer un mejor servicio.
En cuanto a los embajadores, ¿cómo seleccionan a las personas que forman parte del proyecto?, ¿qué perfiles estáis incorporando y qué tipo de impacto buscan generar?
Para mí, todos podemos ser embajadores. Ser embajador significa dar a conocer tu tierra de la mejor forma posible. A la hora de seleccionar embajadores, lo primero que busco es que amen su trabajo, porque eso se nota al transmitirlo.
Conozco muy bien el tejido empresarial de toda Málaga, y sé identificar a esas personas que cuentan su oficio o experiencia con pasión. Cuando veo cómo trabajan y cómo lo comunican, sé que ellos pueden formar parte de esta red de embajadores locales.
Para concluir, de cara al futuro, ¿cómo imagina el crecimiento del proyecto “Embajadores de Málaga”?
Estamos dando pasos importantes. Por ejemplo, estamos abriendo canales con otros países. Ahora empezamos una operativa importante con Nueva York, junto a una empresa internacional de gran envergadura, y también con México.
Esto es posible gracias, entre otras cosas, a las conexiones aéreas directas. Además, hay mucho interés por descubrir Andalucía, y aunque somos embajadores de Málaga, operamos en toda la comunidad con partners que comparten nuestra filosofía.
También estamos muy centrados en el sector de las navieras. Llevamos 7 años trabajando en ello, pero ahora estamos entrando en el ámbito de los megayates, un sector en el que Málaga se está posicionando con fuerza. Estamos desarrollando proyectos muy interesantes en ese ámbito.
Por otro lado, hemos detectado una necesidad creciente en Málaga: la demanda de turismo de lujo. Hay pocas empresas trabajando en ese nicho, y es un área que requiere servicios específicos y bien desarrollados. Ahí también estamos poniendo el foco.
Así que sí, estamos contentos con las vías que estamos abriendo.