Nuestros clientes vienen en busca de nuestro arroz dada la calidad
¿Cómo ha empezado para el sector este 2022 que, en primera instancia, se preveía como el año de la recuperación?
Como sabe, veníamos del 2021 con falta de agua y sembramos únicamente el 50%, por lo tanto, ya veníamos un poco tocados. Hemos vendido el arroz mucho mejor que en años anteriores por la falta de mercancía, pero estamos súper preocupados por la falta de lluvias de cara al 2022.
Ahora mismo está toda Andalucía esperando a mayo, que es cuando nosotros sembramos a ver si los pantanos recogen agua por lo menos para sembrar el 50-60%.
Las expectativas que tenemos este año son “al menos el 50%”, nada que ver con años de bonanza donde el porcentaje era mucho mayor.
Nosotros siempre estábamos sembrando al 100%, 36.000 hectáreas de arroz. El año pasado sembramos 18.000 aproximadamente, con todos los gastos hechos, porque hay que preparar la tierra, el sistema de riego, etc., y si después se siembra la mitad el coste está hecho ya del 100%. Estamos esperando a que ocurra el milagro y llegue la lluvia.
No obstante, hablamos de cantidad, pero la calidad no se ve afectada. La calidad es extraordinaria, ¿verdad?
La calidad es muy buena. Nosotros reducimos la superficie el año pasado para tener agua suficiente para cultivar eficazmente una cosecha al 50% y, afortunadamente, nuestros clientes vienen en busca de nuestro arroz dada la calidad que tiene.
Sevilla es la reina del arroz, ¿qué condicionantes existen para que el arroz de esta zona sea tan extraordinario?
Yo siempre digo que estamos en la tierra de María Santísima, aquí hay unas tierras maravillosas que para el arroz funcionan perfectamente. La labor que se le hace a la tierra es de unos 20 cm, las raíces no profundizan mucho, son más bien superficiales y teniendo agua de calidad el arroz llega a buen fin.
Tenemos buenas cosechas, las variedades que sembramos son las que demanda hoy en día el consumidor. Ten en cuenta que aquí fuimos pioneros en toda Europa en sembrar arroces largos que ya demandaba centro Europa. Centro Europa se abastecía prácticamente de Estados Unidos, al que le hemos quitado alrededor del 70% de clientes. Y hoy siguen demandando este arroz.
¿Cuántos años hace que hay una tradición por el arroz en el Bajo del Guadalquivir?
Se empezó a sembrar arroz en plena Guerra Civil. El cultivo del arroz estaba en Valencia y algo en el centro del Ebro. Aquí la marisma estaba dividida en dos partes, la derecha eran terrenos que habían comprado grupos de ingleses y a la izquierda eran propietarios españoles. En aquella nación el director general de la empresa era un sevillano, probó el cultivo del arroz y al entrar en la guerra le ofreció al general que había tomado Sevilla sembrar arroz aquí y ahí se empezó. Se termina la Guerra Civil, algunos se van a Valencia, pero otros se quedan, porque aquí se traían a agricultores valencianos que eran los que entendían sobre el cultivo.
Con el paso del tiempo se fueron transformando las tierras, porque las tierras no se transformaron en 2 años.
La modernización ha llegado también a este sector. ¿Notan ustedes que han dado un paso hacia adelante en este ámbito?
Sí, es un cultivo que está inundado de siembras, lo que sí hemos hecho es consumir menos agua, porque la estamos reciclando constantemente. Imagine usted que entran 2 litros de agua por segundo y hectárea y le incorporamos un litro de la que ya ha salido de las parcelas, la cual va a unos desagües donde hay una bombas de riego en la que se mezcla esa agua buena con la reciclada.
Estamos consiguiendo mantener una cantidad de agua óptima para que el cultivo llegue a buen fin, consiguiendo, a su vez, un ahorro importante. Todo ello a base de capital privado, sin ayudas de la administración.
¿Notan que las administraciones están apoyando lo suficiente al sector?
No siempre. Nosotros fuimos pioneros en los años 90 siendo el primer cultivo en Andalucía que introdujo la producción integrada, lo más cercano al ámbito ecológico. Estamos controlados por la administración y tenemos cada 600 hectáreas aproximadamente un técnico que nos controla cuándo hay que hacer un tratamiento, si hay que hacerlo o no.
El cultivo del arroz es lo más ecológico posible y hacemos unos controles tremendos de calidades antes y después de la recolección.
¿Cuáles son los principales mercados con los que están trabajando de una manera más asidua?
El 80% de la producción de arroz blanco va al centro de Europa: Alemania, Bélgica, Holanda, Reino Unido… Y el redondo se consume en gran cantidad en España.
¿Está usted satisfecho con el ambiente en la Cooperativa? ¿Se está trabajando en la misma dirección?
Sí. No hay más remedio. Tenemos que remar en la misma dirección. Dependemos todos de las comunidades de regantes, no tenemos un riego individual para cada agricultor. En lo único que podemos variar es en la siembra, que orientamos al agricultor para que siembre ciertas variedades que son las que nos demanda la industria.
¿Cuáles son los proyectos que tenéis para los próximos meses?
Ahora mismo preparar las tierras para mayo, que es cuando hacemos la siembra. Hay muchas inversiones que tenemos planificadas como la inversión del sistema de secadero, almacenes y demás, pero todo depende de la seguridad que tengamos al sembrar. En fin, se hace normalmente cuando tienes la garantía de que puedes sembrar todos los años, pero ahora mismo, la situación no es esa.