El Real Club de Enganches de Andalucía quiere un espacio en Sevilla para albergar su gran colección museográfica de carruajes
Hace poco leía un artículo que decía que los museos son un encuentro entre el arte y las personas, espacios profundamente sociales a los que acudimos para rodearnos de arte, vivir experiencias compartidas y aprender unos de otros. Cuánta razón.
Durante 25 años desde el Real Club de Enganches de Andalucía hemos auspiciado y conservado el que fuera Museo de Carruajes de Sevilla, ubicado en pleno corazón de la ciudad, en Plaza de Cuba, en el interior del antiguo convento de Los Remedios. Un punto de encuentro para sevillanos y turistas y un perfecto lugar de celebraciones, pero llegó la pandemia con motivo del coronavirus y ya no podíamos mantener dichas instalaciones, que contaban con cerca de 30 carruajes, entre los que destacaba una carroza datada del siglo XVIII donada por los infantes Carlos de Borbón y Luisa de Orleans a la Hermandad Sacramental del Sagrario en 1943.
A día de hoy, uno de los grandes proyectos que tenemos en el Club es el de hacer una gran colección museográfica en torno a los Carruajes, más amplia y completa que la anterior, la mejor, no solo a nivel nacional, sino europeo. En ella mostraríamos al público el apasionante mundo del coche de caballos. Nuestro abanico es enorme, de gran variedad. Nadie en el mundo puede competir en calidad y cantidad con lo que tenemos en Andalucía.
En esta nueva colección tendrían cabida hasta 150 carruajes distintos, pertenecientes a socios del club, pues la idea es hacer una muestra viva, e ir cambiando periódicamente los coches. Una gran colección museística, al estilo de la que hay en Viena o Lisboa. Algunos de nuestros carruajes son del siglo XVIII y un gran número del siglo XIX, realizados por ingenieros, porque tenían que cumplir unas rigurosas condiciones y equilibrar bien las suspensiones, de la que depende su confortabilidad.
Sevilla necesita este espacio para poder mostrar la historia y la evolución de los sistemas de transporte utilizados por las diferentes clases sociales, especialmente las dirigentes de la ciudad y por los diversos servicios públicos. Para conservar y restaurar el patrimonio cultural y artístico que representan los carruajes, así como los accesorios y complementos relacionados con ellos. Para ofrecer una actividad diferente y divertida a los visitantes, que puedan admirar su belleza y elegancia. Para contribuir al desarrollo sostenible y ecológico, promoviendo el uso de medios de transporte no contaminantes y respetuosos con el medio ambiente.
Sevilla es una ciudad ligada al mundo rural y los coches de caballos son un reflejo del campo en la ciudad, somos un caso raro frente al resto de Europa por la cantidad de ejemplares que poseemos.
En este espacio museístico extenderíamos nuestro objetivo de velar por la promoción, investigación y conservación de las colecciones de enganches. Podríamos abarcar exposiciones permanentes y temporales, talleres de restauración, así como la organización de una serie de actividades culturales en torno a este legado único.
Colaboración de las administraciones
Desde el Real Club de Enganches apostamos por el complejo de Altadis para ubicar este nuevo espacio, que se integraría en el circuito cultural de la ciudad. Este proyecto de vanguardia, con un nuevo puente sobre el río que se convertirá en una pasarela peatonal que unirá dicho proyecto con el Palacio de San Telmo, supondría un lugar ideal para albergar la nueva gran colección museográfica en torno al carruaje que el turismo de Sevilla se merece. Pero necesitamos la colaboración de las administraciones para llevar a cabo este proyecto, sobre todo de cara a la ubicación. Con esa parte resuelta, tardaríamos tan solo entre siete y nueve meses en tenerlo todo listo.
El objetivo del Real Club de Enganches de mantener y difundir la cultura del enganche, como muestra de nuestro acervo cultural, se vería reforzado con la creación de este proyecto, foco del aprendizaje y la experimentación, un punto de encuentro para amantes y aficionados, y para todo el que quiera acercarse a esta tradición tan nuestra. En definitiva, una puesta en escena que haría de la exposición un auténtico recreo para los sentidos de cualquier visitante.
