El Ayuntamiento de Sevilla ha elaborado por primera vez, a través de la Delegación de Hacienda, un completo estudio de los ingresos propios municipales, es decir, aquellos que engrosan las arcas a través de los impuestos y las tasas. Este documento fue presentado a los distintos grupos políticos en el marco de los trabajos que se llevaron a cabo para la aprobación del Presupuesto de 2022, con la intención de “afrontar con total transparencia y con rigor técnico” la situación de las arcas municipales.
El mencionado estudio analiza fundamentalmente tres aspectos: la evolución de los ingresos municipales en la última década; la situación específica del año 2020 como consecuencia de la pandemia; y una comparativa con el resto de capitales españolas.
En lo que al primer punto se refiere, el Ayuntamiento ha constatado una caída de los impuestos y tasas municipales en los últimos diez años, lo que se traduce en que “los ciudadanos pagan ahora menos a la Administración local”. Además, el Consistorio destaca que el IPC ha crecido desde el año 2017, lo que “incrementa el impacto” de la reducción de la presión fiscal.
A modo de ejemplo, una casa con un valor catastral medio de 50.000 euros pagaba 423 euros en 2011 de IBI, frente a los 382,84 de 2020 ó 2021, es decir, un 10% menos –ahora con un valor catastral superior por las actualizaciones–. Teniendo en cuenta una variación del IPC del 6,3%, la reducción en los últimos diez años es del 15%. Lo mismo sucede con el ICIO, ya que la reforma de una casa por 15.000 euros suponía en 2011 una cuota de 600 euros, por los 487 de este ejercicio; mientras que por una obra inmobiliaria de dos millones de euros se pagaba 80.000 euros en 2011 y 65.000 ahora.
La recaudación en 2019 ascendió a 420 millones de euros, y la de 2020, en plena pandemia del coronavirus, a 389,4 millones, casi 31 millones menos, siendo este el ejercicio con menos ingresos de la última década.
El estudio elaborado por el Ayuntamiento refleja que Sevilla es “una de las grandes ciudades españolas con menos presión fiscal”. No en vano, entre las doce grandes capitales del país, se sitúa la sexta en lo que al IBI se refiere; ocho tienen el IAE más elevado; y solo dos pagan menos que la capital hispalense por el conocido como el sello del coche y por el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO).
