Rocío Pérez, sevillana de 30 años, “creció entre revistas VOGUE y Burda Style”, visitando mercerías, “vistiendo con ropa de segunda mano” y alimentando su creatividad con manualidades “mientras jugaba con su madre a ser costurera.”
Emprendedora desde que tenía capacidad jurídica para serlo, lanza al mercado en 2019 compatibilizando con Soandsa, su anterior proyecto de firma de moda para invitadas, MIMERAKI Vintage (Meraki, término griego que significa algo así como “hacer algo dejándose la piel”).
Este negocio online de moda de segunda mano nace como res- puesta a su vocación de estilista y al actual escenario consumista y de sobreproducción en el que vivimos “descuidando la calidad de los materiales y los detalles con los que se producen cada prenda.”
En plena pandemia, verano de 2020, decide fusionar ambos conceptos de negocio diversificando su proyecto con una nueva línea de venta, MIMERAKI Studio, donde ofrece diseños exclusivos inspira- dos en una estética vintage y bajo la filosofía del movimiento slow- fashion.
De su experiencia, pone en valor el perfil multidisciplinar y transversal de cualquier emprendedor, “aún más si cabe, en una industria tan saturada y competitiva como es ésta”. De diseñadora a dependienta. De community manager a registrar pedidos. De estilista a controlar las finanzas. “La capacidad creativa y los conocimientos de empresa tienen que ir de la mano si te quieres dedicar a la moda.”
MIMERAKI está en la senda de consolidar su mercado vintage en este 2022 y desarrollar con Meraki nuevos prototipos que hagan crecer su departamento de diseño.