29/03/2024

Ricardo Serra: “La simplificación administrativa en el campo es casi tan necesaria como la lluvia”
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“Es necesario que todas las administraciones se vuelquen y apoyen a los agricultores y ganaderos para evitar el cierre de explotaciones, pues está comprobado queelqueseva,no vuelve”

El campo andaluz está viviendo una situación muy complicada por varios factores, pero sobre todo por la sequía que se hace más patente año tras año lo que nos hace pensar que necesitamos algo más que una solución puntual. ¿Qué se debería hacer para que el sector pudiese tener tranquilidad en el futuro? 

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Los agricultores y ganaderos andaluces llevamos seis años consecutivos con déficit de precipitaciones, lo que ha incrementado los costes de los ganaderos y ha mermado las cosechas en los secanos; y en el caso del regadío, estamos en el tercer año consecutivo de restricciones. La dotación con la que contarán los regantes en 2023 es de 700 metros cúbicos por hectárea, una reducción del 70,8% con respecto a su dotación concesional, una cantidad totalmente insuficiente para sacar adelante las cosechas.

La situación es absolutamente dramática.

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Si ya en el pasado ejercicio la sequía pr vocó pérdidas de más de 2.400 millones en el campo andaluz, en la presente campaña pueden quintuplicarse y tendrán consecuencias también en otros sectores que dependen de la actividad agraria.

A corto plazo, es necesario que todas las administraciones se vuelquen y apoyen a los agricultores y ganaderos para evitar el cierre de explotaciones, pues está comprobado que el que se va, no vuelve. Y a medio plazo, los deberes son otros, y se centran en solucionar el déficit de infraestructuras. Si bien en Andalucía estamos acostumbrados a convivir con periodos cíclicos de sequía, es cierto que las administraciones solo se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. Y ahora todo son buenas palabras, pero cuando cambie el ciclo y vuelva a llover, la mayoría de las infraestructuras hidráulicas anunciadas en estos meses, que son soluciones más complejas y requieren mayor desembolso económico, quedarán de nuevo postergadas.

El problema del agua en España es un problema de estado y de la manera en que se afronte dependerá el futuro de todos, no sólo de los agricultores. Por lo que se necesita mucho diálogo y debe abordarse con responsabilidad, sentido común y altura de miras.

Al margen de la sequía el campo también se ve condicionado por una políticas medioambientales cada vez más estrictas y con una PAC cada vez menor. Ustedes han presentado en el Parlamento andaluz un Plan de apoyo ¿en qué consiste?

Creo que desde el sector agrario es el momento de que reivindiquemos nuestro papel principal: el de productores de alimentos sanos, de calidad y, si nos dejan, a precios razonables. La PAC impulsada desde la Unión Europea en los últimos 20 años ha dado un excesivo protagonismo a las otras funciones de la agricultura (medioambiente, paisaje, patrimonio natural…), aspectos subalternos que han opacado la actividad principal, la de producir alimentos, que se estaba quedando relegada en los reglamentos comunitarios hasta que la pandemia del COVID, la crisis de Ucrania, la inflación y la propia sequía han vuelto a situarla en la primera plana de la actualidad, de manera que hoy los ciudadanos demandan a los políticos medidas que ayuden a encontrar en los mercados europeos alimentos sanos y baratos.

Desafortunadamente la nueva PAC no responde a esta demanda real de los ciudad nos. Es una política redactada en los tiempos de las vacas gordas -cuando se daba por supuesto que la alimentación estaba más que asegurada-, y que el aparato legislativo de Bruselas ha sido incapaz de reformular. Por lo que los agricultores y ganaderos españoles, y especialmente andaluces hemos iniciado, justo este año crítico de sequía, una nueva PAC que trae más zancadillas, más burocracia, más limitaciones y mucho menos presupuesto; y que es fruto no sólo de la miopía de Bruselas, sino también del maltrato del Ministerio de Agricultura a Andalucía. Las explotaciones agrarias andaluzas perderán de entrada con el Plan Estratégico de la PAC del ministro Planas 500 millones de euros en los próximos cuatro años, que serán muchos más si la inflación continúa disparada, puesto que las ayudas de la PAC llevan años congeladas y no se actualizan en función del IPC.

Pese a la unión del sector y a la coincidencia de todas las organizaciones agrarias y cooperativas de Andalucía para revertir junto a la Consejería de Agricultura el Plan Estratégico de la PAC, el Ministerio de Agricultura ha ignorado a Andalucía y ha seguido su hoja de ruta, por lo que a ASAJA no le ha quedado otro camino que recurrir a las instancias judiciales. En concreto ASAJA-Sevilla ha presentado un recurso ante la Sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo para intentar frenar esta barbaridad y poder resarcir, siquiera parcialmente, a los agricultores y ganaderos perjudicados.

En el tema de las Ayudas. ¿Cree usted que las instituciones públicas y privadas andaluzas están ofreciendo las herramientas suficientes al sector agroalimentario?

Las ayudas y los apoyos que está recibiendo el sector agroalimentario en este momento, vienen muy condicionados por la perversa coyuntura que atravesamos: COVID, guerra en Ucrania, inflación, sequía… En los tres últimos años se han necesitado medidas excepcionales para superar situaciones absolutamente inéditas y en estos asuntos tenemos que valorar la buena interlocución y la capacidad de diálogo del Gobierno de Andalucía.

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No obstante, en el sector agrario despertó una gran expectación la promesa de simplificación burocrática del presidente andaluz. La maraña normativa, legislativa y burocrática en la que está inmerso todo el campo andaluz y español lastra nuestro desarrollo y nuestra capacidad de maniobra. Los agricultores y ganaderos no pueden dedicar las dos terceras partes de su jornada laboral a resolver trámites y rellenar papeles.

La simplificación administrativa en el campo es hoy en día casi tan necesaria como la lluvia.

Durante la pandemia se reconoció el papel de los agricultores y ganaderos como pilares fundamentales de la economía andaluza. ¿Cree que esto ya se ha olvidado?

Es cierto que durante la pandemia los agricultores y ganaderos se volcaron y, superando todos sus temores, continuaron trabajando y consiguieron que no faltase comida en las mesas de los españoles, además de contribuir con su maquinaria y sus propios medios a la limpieza y desinfección de miles de núcleos rurales. Y es algo que la gente supo valorar.

Además, en un año en el que el turismo y otras actividades económicas vieron muy limitada su aportación a la creación de riqueza y empleo, el campo estuvo también ahí, y fue aún más motor si cabe de la actividad económica andaluza.

Creo que en general, una gran parte de los ciudadanos no han olvidado esa contribución y mira al campo con simpatía, entre otras cosas porque de una u otra manera todos tenemos algún tipo de vinculación con el mundo rural.

En el tema de la cadena alimentaria los agricultores denuncian que los precios en origen son mínimos y que los consumidores están pagando los sobrecostes de los distribuidores. ¿No cree que sería el momento de que toda la cadena estuviese unida para tener más fuerza?

Para los problemas complejos no caben soluciones sencillas, y este es un problema tremendamente viejo y tremendamente complejo al que se ha querido dar una patada para adelante con la denominada Ley de la Cadena Alimentaria que, a tenor de lo visto, no ha sido la herramienta ni el revulsivo que algunos anunciaban.

Para el problema de los precios no hay soluciones mágicas, pero si sería conveniente empezar por valorar las producciones propias y contar con una legislación nacional y europea que obligue a etiquetar correctamente los productos (con el nombre de la variedad y el origen), que exija los mismo requisitos sociales y medioambientales a los productos que vienen de fuera de la Unión Europea y que defienda y ampare nuestras producciones y nuestros marchamos de calidad.

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