29/06/2025

Reinventar el turismo: la economía circular como clave para un modelo más sostenible
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Andalucía es una potencia turística, el turismo es una fuente esencial de empleo, inversión y desarrollo local. Este éxito ha traído consigo considerables impactos ambientales y sociales y el riesgo […]

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Andalucía es una potencia turística, el turismo es una fuente esencial de empleo, inversión y desarrollo local. Este éxito ha traído consigo considerables impactos ambientales y sociales y el riesgo de la desconexión entre el crecimiento turístico y el bienestar de las comunidades anfitrionas.

Ante este escenario, la economía circular emerge como una normativa que podemos convertir en una herramienta poderosa o en una carga para nuestro negocio. La circularidad propone repensar todo el sistema productivo y de consumo en torno a un principio básico: aprovechar los recursos al máximo, reducir los residuos al mínimo y regenerar los ecosistemas naturales en lugar de degradarlos.

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Aunque este paradigma se ha aplicado tradicionalmente a la industria o la gestión de residuos, su adaptación al sector turístico —complejo, multisectorial y experiencial— es posible. Y cada uno de los agentes del turismo tiene un papel en el desempeño de esta.

Alojamiento: eficiencia y rediseño del servicio

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El sector hotelero y de alojamientos turísticos es uno de los pilares sobre los que se asienta el turístico. Aplicar los principios de la economía circular lleva a las empresas a analizar su modo de trabajar. La economía circulara es un reto porque algunos alojamientos por su diseño arquitectónico y su localización no podrán adaptarse y tendrán que buscar la manera de compensar su huella de carbono. Las empresas se tendrán que adaptar a sus condiciones y a lo que pueden hacer esto implica una transformación profunda del modelo de gestión. La circularidad debe integrarse desde el diseño del edificio hasta la gestión diaria de sus operaciones.

Por ejemplo, el ecodiseño arquitectónico puede reducir la necesidad de climatización artificial, mientras que los sistemas de aguas grises permiten reutilizar el agua de duchas o lavabos en inodoros o jardines. La gestión inteligente de residuos orgánicos, mediante compostaje in situ o alianzas con empresas de bioeconomía, puede convertir restos de alimentos en recursos para la agricultura

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local. Asimismo, implementar servicios de lavandería de bajo consumo y productos de limpieza no tóxicos mejora la sostenibilidad sin sacrificar la experiencia del cliente. Algunos establecimientos pioneros, como hoteles circulares en Baleares o Canarias, ya demuestran que esta transición no solo es viable, sino rentable a medio plazo.

Restauración y gastronomía: del desperdicio al valor

Otro sector donde somos potencia es la gastronómica. La circularidad en el sector de la restauración turística implica reducir el desperdicio alimentario, comprar productos locales y de temporada, reutilizar ingredientes secundarios y cerrar el ciclo de los alimentos. Se trata de diseñar menús eficientes, usar tecnología para prever demanda y colaborar con bancos de alimentos o plataformas contra el despilfarro.

Además, la economía circular impulsa modelos como el kilómetro cero, los envases retornables, la compatibilidad de residuos orgánicos o incluso el rediseño de los buffers libres para evitar el exceso de comida servida y no consumida. Esta transformación favorece a los productores locales y contribuye a diversificar la economía del destino, generando beneficios sociales y económicos que van más allá del simple ahorro de costes.

Transporte y movilidad: la gran asignatura pendiente

Para Andalucía es uno de los mayores retos. La huella de carbono derivada de los desplazamientos turísticos va a ser difícil de reducir si no tenemos más transportes públicos, con más kilómetros de vías ferroviarias, así como líneas de autobuses. Los pasos posibles: para mejorar la movilidad sostenible dentro de los destinos (autobuses eléctricos, bicicletas compartidas, senderos peatonales), así como apostar por la intermodalidad (combinación tren + transporte local).

Destino turístico: planificación circular y gobernanza local

La economía circular en el turismo no solo se aplica a empresas individuales, sino al modelo de planificación del destino. Los ayuntamientos, diputaciones y la Junta de Andalucía tienen un papel esencial como reguladores, facilitadores e impulsores de la transición.

Esto implica requerir diseñar modelos de gobernanza en los que participen los actores locales —ciudadanía, empresas, asociaciones—, y que se apoyen en indicadores medibles de circularidad.

Empresas proveedoras y startups: innovación como motor

La transición hacia un turismo circular necesita del ecosistema empresarial que rodea al sector: desde las empresas de servicios de limpieza o mantenimiento, hasta las que diseñan mobiliario, software o experiencias turísticas. Aquí la economía circular abre una puerta a la innovación.

El turista: corresponsabilidad y conciencia

Por último, pero no menos importante, está el turista. La circularidad no funcionará si el visitante no se convierte también en actor del cambio. Cada vez más viajeros buscan experiencias responsables, pero también necesitan información, transparencia y opciones accesibles.

El turista circular es aquel que respeta el destino, minimiza su huella, elige alojamientos sostenibles, rechaza productos de un solo uso y participa activamente en iniciativas locales. Fomentar este tipo de comportamiento requiere educación, comunicación efectiva y recompensas tangibles. La digitalización puede jugar aquí un papel clave a través de aplicaciones, certificados, gamificación o herramientas de cálculo de impacto, permitiendo al viajero pasar de ser un mero consumidor a un cocreador del futuro del destino. Y lo mas importante si el hotel se esfuerza por conseguir que su servicio sea circular y el cliente no ayuda, el esfuerzo del cambio que estén dando los alojamientos se perderá.

Conclusión: De la sostenibilidad superficial a la regeneración circular

La sostenibilidad es cosa de todos. La legislación de la economía circular no puede ser solo para las empresas turística, sino que tiene que ser acompañada de un gobierno facilitador. Si por el contrario se limita a ser un mero ente sancionador, generará frustración y economía sumergida. Su verdadero rol es el de facilitador, el de director de una orquesta donde todos los músicos deben tocar la misma partitura circular.

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