Para empezar, yo quería preguntarte cuál considera que ha sido la principal aportación del Centro Español de Logística al desarrollo de la logística en España.
El Centro Español de Logística (CEL) nació en los años 70 como foro para impulsar la logística en la empresa española. Desde entonces, nuestra contribución se basa en tres pilares. Primero, hemos sido una fuente de datos y conocimiento a través de comités técnicos y proyectos de innovación público-privados que han ayudado a las empresas a anticipar tendencias tecnológicas y de gestión. Segundo, la divulgación: contamos con revista propia, más de 30 eventos anuales por toda España y somos líderes en comunidad de profesionales logísticos de habla hispana en redes sociales. Y tercero, la formación, probablemente nuestra aportación más importante. Fuimos el primer centro en España en formar profesionales logísticos y casi 50 años después seguimos haciéndolo, preparando tanto a directivos como a operarios para afrontar un entorno cada vez más complejo. Más de 50.000 personas han pasado por nuestras aulas.
¿Qué tendencias están marcando la evolución de la cadena de suministro a nivel nacional e internacional?
Tras la pandemia se produjo un cambio de paradigma: las cadenas de suministro dejaron de centrarse solo en el coste y pasaron a priorizar la resiliencia. Hoy, las tensiones geopolíticas y los cambios en el comercio global están redibujando los mapas de producción y consumo, lo que obliga a España a adaptarse a un nuevo contexto logístico. A nivel tecnológico, destacan dos grandes ejes. Por un lado, la inteligencia artificial, que está transformando la forma de planificar y optimizar procesos. Por otro, la ciberseguridad, un desafío creciente en una actividad totalmente digitalizado y dependiente de los sistemas informáticos. A esto se suman los nuevos hábitos de consumo —del comercio tradicional al online y al omnicanal— que exigen respuestas cada vez más rápidas y flexibles, y la necesidad de hacerlo bajo criterios de sostenibilidad y bajas emisiones. Y, finalmente, la falta de talento. España, donde más del 90 % del transporte es por carretera, sufre un déficit de más de 20.000 conductores y una media de edad superior a los 50 años. Atraer y formar nuevos profesionales es clave para mantener la competitividad en gestión de la cadena de suministro.
En un contexto de incertidumbre global, ¿cuáles son los principales retos de competitividad para las empresas logísticas españolas?
El principal reto es la eficiencia. Las empresas deben digitalizar procesos y aplicar tecnologías que les permitan ser más ágiles y competitivas. La digitalización ya no es una opción: es la base para ganar trazabilidad, reducir errores y mejorar la toma de decisiones. Otro gran desafío está en las infraestructuras. España tiene una ubicación geoestratégica privilegiada —entre el canal de Suez, el canal de Panamá, África y Europa—, pero necesita reforzar su red de puertos, ferrocarril y corredores logísticos para convertirse en un verdadero hub internacional. Y, de nuevo, el talento. La actividad logística representa cerca del 10 % del PIB y requiere un plan nacional de captación y formación de profesionales que asegure el relevo generacional y eleve el nivel de cualificación.
¿Qué barreras, bajo tu opinión, existen aún para la digitalización plena del sector?
La principal barrera es la falta de estándares comunes. Existen muchas soluciones tecnológicas, pero no todas son interoperables. Necesitamos que los sistemas puedan comunicarse entre sí y facilitar el intercambio de datos entre los diferentes actores de la cadena. El segundo reto está en la gobernanza del dato: definir qué información se comparte, cómo se gestiona y quién es responsable de ella. Sin una estandarización clara y una gestión transparente de los datos, la digitalización total de la cadena seguirá siendo un objetivo difícil de alcanzar.
¿Qué buenas prácticas o proyectos destacaría usted en materia de logística sostenible?
Para mí, la sostenibilidad empieza por evitar lo innecesario. Lo más sostenible es no hacer aquello que no aporta valor. Por eso, las mejores prácticas son las que mejoran la planificación de la demanda y ajustan la producción y el transporte a las necesidades reales. Destacaría las iniciativas de colaboración vertical —entre los distintos eslabones de una misma cadena— que comparten información para planificar de forma más eficiente y evitar sobreinventarios o movimientos innecesarios. También los proyectos de colaboración horizontal, como el estándar Standtrack, que permite la identificación interoperable de bultos entre redes de transporte. Esto facilita que cualquier operador pueda mover mercancías de otro, optimizando la capacidad y reduciendo recursos y emisiones. En definitiva, la sostenibilidad no solo es ecológica, también es operativa y económica: se trata de hacer más con menos, colaborando mejor.
Uno de los ejes clave del CEL es la formación y el desarrollo del talento. ¿Qué competencias son hoy más demandadas por las empresas logísticas?
En la parte operativa, los perfiles más demandados son los vinculados a la gestión de almacenes y el transporte. En el ámbito técnico, los analistas y gestores de datos son esenciales para interpretar la información y optimizar procesos. Además, los perfiles tradicionales —ingenieros, responsables de operaciones o directivos— deben incorporar nuevas competencias en sostenibilidad y tecnología. Ya no basta con gestionar flujos físicos: hay que comprender los impactos ambientales, dominar herramientas digitales y aplicar inteligencia de negocio. En el CEL trabajamos precisamente para formar a estos profesionales polivalentes que combinen conocimiento técnico, visión estratégica y compromiso con la sostenibilidad.
¿Qué objetivos estratégicos se ha marcado la organización para los próximos años?
Nuestro principal objetivo sigue siendo cumplir con nuestra misión: impulsar la profesionalización y el conocimiento logístico en España. Para ello, estamos desplegando una red de delegaciones regionales que acerque el CEL a los principales polos logísticos del país. Ya hemos lanzado la primera en Levante —que cubre Comunidad Valenciana y Murcia— y pronto abriremos la de Cataluña. Esta estructura nos permitirá mantener la visión nacional sin perder la cercanía local, fomentando la colaboración con asociaciones y centros de formación regionales. En definitiva, queremos que el CEL siga siendo el punto de encuentro del ecosistema logístico español, impulsando la innovación, la formación y la sostenibilidad como ejes del futuro de la gestión de la cadena.



