El transporte de mercancías peligrosas por carretera constituye una de las actividades logísticas más sensibles y reguladas dentro del ámbito del transporte terrestre. Cada día, miles de camiones recorren las carreteras españolas trasladando productos que, por sus características físico-químicas, representan un riesgo potencial para las personas, los bienes y el medio ambiente. Combustibles, gases industriales, productos químicos, explosivos o residuos peligrosos forman parte de esta categoría, cuyo manejo exige un cumplimiento riguroso de la normativa nacional e internacional.
Con el objetivo de minimizar riesgos y garantizar la seguridad en todas las fases del proceso, la legislación impone la presencia de una figura clave el consejero de seguridad para el transporte de mercancías peligrosas. Su papel, aunque a menudo desconocido fuera del sector, resulta esencial para la prevención de accidentes y la correcta aplicación de las normas.
La base jurídica de esta materia se encuentra en el Acuerdo sobre el Transporte Internacional de Mercancías Peligrosas por Carretera (ADR), un tratado internacional actualizado cada dos años. Este acuerdo establece los requisitos técnicos y operativos que deben cumplir los vehículos, los envases, los conductores y las empresas implicadas en el transporte de productos peligrosos.
En España, el Real Decreto 97/2014, de 14 de febrero regula las condiciones de seguridad en las operaciones de transporte, carga, descarga, envasado, embalaje, llenado y expedición de mercancías peligrosas dentro del territorio español. Su cumplimiento es obligatorio tanto para transportistas como para empresas cargadoras, almacenistas y expedidoras.
Una de las obligaciones más relevantes recogidas tanto en el Capítulo 1.8 del ADR como en el Capítulo V del Real Decreto 97/2014 es la de designar un consejero de seguridad. Este profesional tiene como misión principal velar por que la empresa cumpla con las normas aplicables y adopte las medidas necesarias para reducir al mínimo los riesgos derivados de la manipulación y transporte de mercancías peligrosas.
Toda empresa responsable de la carga, descarga, embalaje, envasado o expedición debe designar oficialmente un consejero de seguridad ante la administración competente, mediante la presentación del Anejo 3 del Real Decreto 97/2014.
El consejero puede pertenecer a la plantilla de la propia empresa o ser un profesional externo contratado a través de una entidad especializada. Sin embargo, la legislación establece que el nombramiento debe realizarse siempre a nombre de una persona física, ya que la administración no reconoce a las personas jurídicas como consejeros de seguridad. Esto refuerza la responsabilidad individual y la necesidad de una cualificación profesional certificada.
Para ejercer como consejero, es necesario superar un examen oficial convocado por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible o por las comunidades autónomas competentes. Este examen acredita los conocimientos técnicos y normativos del profesional en relación con las materias del ADR. Una vez aprobado, el título tiene una validez de cinco años, tras los cuales debe renovarse mediante la superación de una nueva prueba.
El incumplimiento de esta obligación se considera una infracción muy grave. De acuerdo con la legislación vigente, transportar, cargar, descargar, envasar, embalar o expedir mercancías peligrosas sin disponer de un consejero de seguridad habilitado puede ser sancionado con multas de hasta 4.001 euros, sin perjuicio de otras responsabilidades civiles o penales que pudieran derivarse en caso de accidente o daño ambiental.
Esta medida pretende garantizar que toda empresa que manipule este tipo de productos cuente con la supervisión de un profesional cualificado que actúe como garante del cumplimiento normativo y de la seguridad operativa.
El papel del consejero va mucho más allá de un simple cumplimiento burocrático. Su labor combina aspectos técnicos, formativos y de supervisión directa sobre las operaciones. Entre sus principales funciones, destacan las siguientes:
Asesorar a la empresa en todas las operaciones relacionadas con la carga, descarga, envasado, embalaje y transporte de mercancías peligrosas, garantizando que se realicen conforme a la normativa aplicable.
Verificar el cumplimiento de las normas en todas las etapas del proceso, asegurando que los procedimientos internos y la documentación estén en regla.
Realizar inspecciones periódicas a las instalaciones y a los vehículos, comprobando que los equipos y recipientes utilizados estén en buen estado y correctamente homologados.
Organizar y coordinar la formación del personal, asegurando que los trabajadores que intervienen en estas operaciones conozcan los riesgos, las medidas preventivas y los protocolos de actuación en caso de emergencia.
Elaborar un informe anual sobre las actividades de la empresa relacionadas con las mercancías peligrosas, así como una declaración de suceso en caso de accidente o incidente significativo.
Analizar los accidentes e incidentes que se produzcan, evaluando sus causas y proponiendo medidas correctoras o preventivas.
Supervisar la documentación obligatoria, como cartas de porte, certificados de formación, fichas de seguridad y demás registros exigidos por la ley.
Atender los requerimientos de los Servicios de Inspección del Transporte, aportando la información necesaria sobre las actividades y el cumplimiento normativo de la empresa.
El consejero de seguridad no solo actúa como garante del cumplimiento legal, sino también como un agente de mejora continua dentro de las organizaciones. Su labor fomenta una cultura de prevención y responsabilidad en todos los niveles de la empresa.
Contar con un consejero de seguridad no solo es una obligación legal, sino también una inversión en seguridad, reputación y sostenibilidad. Las empresas que apuestan por la profesionalización y la formación en este ámbito se sitúan a la vanguardia del transporte responsable y contribuyen a hacer un entorno más seguro para todos.
