¿Cuál fue la inspiración detrás de la creación de las granadas de María como joyería artesanal y cuál es la historia o el significado detrás del nombre de la marca?
La historia se remonta a 1926, que fue cuando mi bisabuelo abrió el taller en el Realejo, un barrio de Granada. Desde entonces, mi familia ha seguido la tradición; mi abuelo, mi padre, mis tíos y, ahora yo. Dejé mi el trabajo que tenía hace 15 años y me fui al taller de mi padre porque ya nadie iba a continuar con la tradición, a mi padre le tocaba jubilarse y si no me ponía yo al frente, íbamos a perder el taller. De hecho, soy la primera mujer que consintieron que entrase en el taller.
¿Cómo definirías vuestro estilo? El estilo, en definitiva, de las piezas de joyería que ofrecen, ¿qué elementos diferenciadores las hacen únicas en el mercado?
Lo más característico es que todas son hechas a mano por mi, y cada pieza es distinta a las demás, es única. Me esfuerzo para que se note que son piezas hechas a mano, que no la ha tocado ninguna máquina; intento poner detallitos en cada joya para que eso se note. Es como una manía, dejar siempre algún detalle para que se vea que eso lo hace una persona, que es completamente artesanal. Es una manera de diferenciar mis piezas. La gente que me conoce dice que las piezas hablan mucho de mí, que son como yo; sencillas y femeninas. Además, soy una enamorada de Granada, y eso también se refleja en mi trabajo.
¿Se valora en la actualidad la joyería artesanal?
Quizá sigue costando un poquito, y sigue siendo una asignatura pendiente. No todo el mundo lo valora. Y me da coraje decirlo, pero es verdad que, en general, la gente de fuera se emociona muchísimo más con las piezas hechas a mano que la gente de aquí de España.
Sí, es decir que falta en España este arraigo a la joyería artesanal, a lo que es nuestro realmente, porque es fabricado por gente de aquí.
Sí, sí. Efectivamente. De hecho, mi target de clientes son los extranjeros, porque mi principal fuente de negocio es distribuir a las tiendas de artesanía de Granada. La gente de fuera valora muchísimo el que una pieza esté hecha a mano. También es cierto que recientemente se viene notando que ahora es la gente joven la que empieza a valorar mucho lo artesanal y la tierra de Granada; se interesan por ello.
¿Y qué tipo de materias primas o materiales utilizan en la elaboración de vuestra joya?
Yo siempre he utilizado plata, pero hace ya algún tiempo que se lleva mucho el oro. A mí me gusta que mis piezas se las pueda permitir todo el mundo, así empecé a utilizar latón bañado en oro, para ofrecer ese lujo asequible.
Asimismo, María, ¿cómo se vincula las granadas de María con la comunidad local o con las tradiciones artesanales específicas de la región donde se encuentra la joyería?
Aquí en Granada es como una tradición muy arraigada, ¿no? El regalar una granada. Algo muy vinculado a la ciudad. Es algo tradicional. Mi fin en la vida era actualizar esas granadas tan características de la tierra y, a día de hoy, creo que más o menos lo he conseguido.
Qué bueno. María, gustaría preguntarle ¿cuáles son los planes futuros y la visión a largo plazo para las granadas de María como marca de joyería artesanal?, ¿y qué retos o metas se plantean para seguir creciendo y destacando en el sector?
Quizás mi reto es que la gente siga aprendiendo a valorar la artesanía. Creo que es una cosa que todavía nos cuesta y que yo defiendo un montón. Eso es lo que lo que me gustaría que se recordase, el aprender a valorar lo que está hecho a mano, lo que ha salido de una persona. De mi mente y mi corazón. Y que al final se siga con esta tradición, que no se pierda la joyería artesanal.
Yo siempre digo que soy como un comodín, porque cuando quieren hacer algo relacionado con la joyería artesanal en un periódico local, es uy difícil encontrar a un joyero, mucho más difícil una joyera. Es importante que las nuevas generaciones sigan trabajando de esta forma tan tradicional; yo utilizo herramientas que eran de mi padre, de mi abuelo… hasta tengo una mesa de mi bisabuelo. Esta forma tan artesanal y tradicional de trabajar es difícil de encontrar hoy en día, y quizá se está perdiendo cada vez más.
