Háblenos de los orígenes de esta empresa como operador logístico y portuario.
Sevitrade surge en 1.989. Es relativamente joven, de hecho, en febrero del año que viene cumpliremos 35 años. Somos un “adolescente”, maduro, eso sí, si nos comparamos con otros operadores que encontramos en el Puerto de Sevilla, los cuales llevan ya a sus espaldas casi 100 años. Aun así, siendo la última o la más reciente, actualmente somos la primera en movimiento de graneles, entre otros logros. Aquí se aplica muy bien ese dicho de: “los últimos serán los primeros”.
En realidad, esta empresa tiene su origen en otra: nuestro presidente y fundador, don Francisco García Campos, llega a Sevilla desde Valencia en 1.974 y funda Desguaces Guadalquivir. Traía barcos de Estados Unidos, Rusia, y diferentes partes del mundo para su desguace donde hoy, precisamente, está nuestras oficinas centrales: la Terminal Portuaria de la Esclusa.
Desguaces Guadalquivir desaparece ya en 1.989 porque el achatarramiento se efectúa, mayormente, en Asia por la competencia de dichos países, sumado a las más exigentes regulaciones medioambientales impuestas por Europa. A partir de entonces, digamos que don Francisco cambia totalmente su forma de pensar: de dedicarse a un trabajo bastante sucio y desordenado, pasa a crear una empresa estibadora modélica por sus trazas, ¡hasta dotada con zonas verdes! Como curiosidad, siempre que la gente nos visita le impresiona que junto a las grúas haya césped, pinos, aves, etc.
Por tanto, nuestras raíces surgen en 1.989, y mucho antes. De Sevitrade puedo afirmar que estoy orgulloso de haber aprendido y asimilado valores como la humildad, el espíritu de superación, la prudencia y el trabajo bien hecho.
Son líderes, como había comentado en el Puerto de Sevilla, ¿qué ingredientes utilizan para conseguir la confianza de sus clientes?
Lo primero es la formación, pues es muy importante tener una plantilla que sepa prestar un servicio profesional porque, al fin y al cabo, es uno de nuestros principales valores como empresa estibadora familiar: la vocación de excelencia. Esto se consigue de dos maneras. Primero, invirtiendo en formación mediante charlas o cursos sobre cómo aprender a luchar contra el fuego utilizando los sistemas existentes, desarrollar o practicar habilidades tecnológicas o de comunicación interdepartamentales, estar al tanto de los cambios de los sistemas aduaneros, etc. Hace poco hemos inaugurado un aula de formación que ahora, en octubre, vamos a estrenar con los primeros cursos.
Lo segundo, básicamente, es invertir en capacidades que mejoren las operativas y el almacenamiento. Como ya decía, nuestra misión es ofrecer un servicio de excelencia, pero, por ejemplo, si aceptamos descargar un barco de cebada para la industria cervecera andaluza debemos tener dichas facultades adecuadas y listas. Siempre hemos intentado adelantarnos y adaptarnos a las necesidades del cliente, constantemente invirtiendo en aumentar nuestro parque de tanques para productos químicos o grasas vegetales, y en almacenes para cereales y fertilizantes, entre otros.
Es decir, lo que han hecho hacia adelantarse a las demandas, incidiendo en el desarrollo de nuevas líneas de negocio (está mal formulada).
Claro, por ejemplo, el Puerto de Cartagena es, junto con Tarragona, por su posición en el Levante español, uno de los que más cereal recibe procedente del mar Negro. En concreto, el año pasado hizo el récord con cerca de 3.300.000 toneladas. Pero, sin embargo, dichos muelles murcianos solo tienen capacidad para almacenar unas 300.000 toneladas. Un granelero de los que recalan allí ronda las 40.000 toneladas, o mucho más. Nosotros solo aquí, en Sevilla, tenemos capacidad para 500.000 toneladas de sólidos, mientras que casi 300.000 en líquidos. Por tanto, esa continua inversión es lo que nos ha permitido, y nos está permitiendo, atraer tráficos que proceden de otros puertos que se ven saturados; no tienen suficiente espacio para almacenar. Ahora porque acaba de terminar la campaña del cereal, pero cuando llegue noviembre será la del fertilizante. Desde aquí distribuiremos dicha mercancía hacia el interior peninsular: Extremadura, ambas castillas y, por supuesto, todo el valle del Guadalquivir.
¿Hablamos de un sector muy competitivo?
Muchísimo. Te pongo otro ejemplo. Huelva es uno de los principales puertos de España en movimiento portuario y extensión de sus instalaciones, entre otros indicadores. Allí para los graneles sólidos solo hay tres empresas estibadoras, las cuales se reparten en torno a seis millones de toneladas. Te pongo otros ejemplos cercanos como Almería o Cádiz donde, igualmente, solo hay dos o tres operadores portuarios. En cambio, en Sevilla solo movemos cuatro millones de toneladas y tenemos siete empresas estibadoras.
Es decir, partiendo de la base de que en el mundo de la logística los márgenes de beneficios son limitados, especialmente en el portuario por las considerables inversiones que se requieren (almacenes de hormigón armado, maquinaria pesada, grúas especializadas, etc.), a ello debemos de sumar la competencia y la “prostitución de los precios” que se da en el Guadalquivir. Esto último se debe a que hay muchos operadores establecidos para la poca carga existente. Ya lo cantan por ahí en una sevillana: “Sevilla tiene un color especial”, y en su movimiento portuario y actores se ve bien reflejado.
Lo que verdaderamente nos hace diferenciarnos del resto de competidores es el valor añadido que le damos a las mercancías. Primero, gracias a las ya mencionadas capacidades de almacenamiento en graneles y, segundo, por el envasado de fertilizante. Es decir, Sevitrade no solo se limita a descargar un barco y almacenar sus mercancías, ¡eso es una mentalidad ya anticuada!, sino que buscamos generar más riqueza y ampliar el abanico de servicios prestados al cliente. Esto es fácil de explicar. Nuestro producto estrella es el fertilizante a granel que llega por vía marítima, de hecho, el Puerto de Sevilla es uno de los principales importadores de abonos nitrogenados de España. Muchos de nuestros clientes son multinacionales que en España solo tienen una delegación o pequeño centro logístico. Realmente fabrican en otros países, mayormente fuera de la Unión Europea, y aquí lo que necesitan es un sitio donde poder almacenar y envasar. Así lo vio claro nuestro fundador y presidente, y desde los años 90 nos hemos ido especializando en el sector del fertilizante. Actualmente en el polígono industrial de La Isla (Dos Hermanas) contamos con un centro logístico, de 70.000 m2, con capacidad para envasar y cargar 2.500 tn al día. Desde allí distribuimos pallets de sacos y bolsones con diferentes tipos de abonos granulados por todo el valle del Guadalquivir y vegas del Guadiana, además del sur de la Meseta. Estamos muy orgullosos de contribuir, con nuestro granito logístico de arena, al crecimiento de la economía andaluza y, especialmente, a su sector agrícola.
Para finalizar, ¿cómo os planteáis el futuro?
Realmente, el futuro en el Puerto de Sevilla es enrevesado y está lleno de incógnitas. Como adelantaba, aunque hay demasiadas empresas estibadoras, a título personal creo que el mayor problema al que se enfrenta es la indiferencia de los propios sevillanos y la pasividad de la Administración central, que no ve en sus muelles las ventajas de contar con el único puerto marítimo de interior de España. Eso en lo humano o político, pero a ello debemos sumar el factor de la naturaleza, pues en Sevilla existen unas cada vez más notables restricciones de calado en la ría del Guadalquivir que limitan la actividad portuaria. No se puede aumentar la rasante porque una ampliación de esta aumentaría la salinidad de las aguas y, con ello, arruinaría los cultivos de arroz, además de que también hay proteger las márgenes para frenar su erosión y turbidez de las aguas y, por supuesto, preservar Doñana. Aun así, seguimos apostando por Sevilla porque lo llevamos en el nombre de la empresa, y porque creemos en su enorme potencial. Aún así, no descartamos expandirnos hacia otros puertos españoles. Sirva de ejemplo que este año ya hemos operado el primer barco en el puerto de Motril, en el cual deseamos seguir ampliando capacidades, y cuyas conversaciones para levantar una nueva terminal multipropósito siguen adelante, en alianza con un cliente local.
Pero, recalco, queremos seguir apostando por el Puerto de Sevilla, de hecho, tenemos planes para no solo seguir invirtiendo en nuestras terminales a través de nuevas naves, depósitos o ampliaciones de atraques, sino para potenciar la sostenibilidad energética, el respeto al medioambiente, la formación y el compromiso social, abriendo la empresa más a los clientes y, especialmente, a la sociedad a la cual nos debemos.