05/12/2024

Manuel Parejo Guzmán: La agonía de la industria ante los elevados costes eléctricos
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Resulta innegable que la industria española -también la europea- está atravesando, a causa del elevado coste eléctrico, una situación ciertamente preocupante. Este coste, ante la ausencia de productos que sustituyan […]

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Resulta innegable que la industria española -también la europea- está atravesando, a causa del elevado coste eléctrico, una situación ciertamente preocupante. Este coste, ante la ausencia de productos que sustituyan a la electricidad, –demanda inelástica- acaba siendo también asumido por los consumidores particulares. La industria española venía acusando desde hace años una pérdida continua de competitividad, dado que soportaba unos costes eléctricos superiores a la media de la Unión Europea. Es cierto que estos precios se han ido igualando desde 2019 y hoy España presenta un coste eléctrico algo mayor, pero similar a la media de la UE. Esta situación, que afecta a toda nuestra industria, complica mucho las posibilidades de competir en los mercados internacionales, sobre todo cuando los competidores son empresas de países con estructuras de costes mucho más competitivas que las nuestras. 

La gran mayoría de los factores que condicionan los altos precios eléctricos tienen ámbito internacional, por lo que las empresas e industrias tienen un margen de maniobra prácticamente nulo. 

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Uno de los factores que más influye en la situación de los precios eléctricos es el Sistema de Comercio de Gases de Efecto Invernadero (GEIs) puesto en marcha por la UE (EU-ETS), ideado para llevar a cabo de manera exitosa la descarbonización de la economía. Los altísimos precios de las emisiones de CO2 que deben asumirse en la generación eléctrica, provocan irremediablemente un alza en los precios sobre el que las empresas no pueden influir. 

Otro factor que también incide en el precio de la electricidad es el sistema marginalista de fijación de precios que se utiliza en el pool eléctrico. El precio de la electricidad para cada una de las horas del día no viene fijado individualmente por el precio de cada una de las tecnologías que generan la electricidad en ese momento. Toda oferta de electricidad que casa con la demanda se comercializa al precio único que haya ofrecido la tecnología más cara en cada hora (precio marginal). Dado que las energías renovables tienen el hándicap de la intermitencia y no son suficientes para cubrir la demanda en muchos momentos del día, es frecuente que acaben entrando a generar electricidad tecnologías con costes variables más altos, como es el caso de los ciclos combinados, que empujan al alza los precios de casación. No son pocos los economistas que manifiestan la conveniencia de modificar cuanto antes esta metodología de fijación de precios. Si se indexara el precio eléctrico horario marginal a los mercados de futuros, a pesar de que actualmente estos presentan también precios elevados, sería posible reducir la volatilidad. 

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Los factores geopolíticos influyen también en la espiral inflacionista de la electricidad. El conflicto entre Rusia y Ucrania que estamos viviendo estos días, genera una gran inestabilidad en el mercado del gas, que acaba afectando al coste de funcionamiento de las centrales de ciclo combinado y por tanto al coste final de la electricidad. Hay que destacar la gran dependencia energética de toda Europa del gas ruso. Concretamente en el caso español, Rusia es el cuarto exportador de gas, por lo que cualquier conflicto, como el que vivimos en estos días, nos afecta de manera negativa. 

Como podemos ver, las soluciones posibles al problema de la electricidad pasan en gran medida por reformas estructurales que habrían de acometerse desde instancias europeas. Las empresas, a corto o medio plazo, tienen poco margen de actuación. 

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Algunas empresas industriales, desesperadas por la situación y ante la incertidumbre existente, están acometiendo inversiones que les permitan contar con un mínimo de energía renovable, eólica y fotovoltaica fundamentalmente. El gran problema de estas fuentes energéticas, como se ha indicado anterior- mente, es la intermitencia de las mismas. La energía fotovoltaica, por término medio, no puede cubrir más de un 10% /15% del consumo de una planta industrial electrointensiva media. Por lo tanto se trata de una solución parcial que ayuda a paliar, solo en cierta medida, la situación actual. 

Por otro lado, son muchas las industrias acuden a los mercados eléctricos de futuros, con precios algo más moderados y menos volátiles, para garantizarse precios razonables, al menos en una parte de la electricidad que van a necesitar. 

En este contexto, a la vista de los factores que condicionan el escenario actual y que acabamos de exponer, no parece sencillo que el problema de los elevados precios eléctricos pudiera resolverse en un plazo de tiempo corto. Por lo tanto, cualquier iniciativa a nivel país que pudiera tomarse y que estuviera orientada a reducir la factura eléctrica, sería recibida de muy buen grado tanto por empresas como por particulares. 

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