La Dirección por misiones ayuda a una empresa o institución a crecer. Es una mirada retrospectiva que permite el autoconocimiento y ayuda a conseguir mejores resultados, basando las estrategias de cada una de ellas en el “para qué”. Manuel Jiménez Maña, director general de la Corporación Jiménez Maña, presidente de la Fundación DPMC Driving Purpose and Missions Collaborative Foundation) y presidente del Consejo de Administración del Centro Educativo Ribamar, es experto en Dirección por Misiones y comparte en esta entrevista su experiencia con la implantación de esta metodología y hace balance de sus primeros dos años en Ribamar.
¿Qué le motivó a involucrarse en la Dirección por Misiones?
La dirección por misiones es un modelo de gestión que se apoya en el principio del “para qué existe una empresa”. A veces la respuesta inmediata que se da es “para ganar dinero”; pero si volvemos a preguntar el para qué quiere la empresa el dinero, nos saldrá el verdadero propósito de su creación (por ejemplo, para comprar una casa en el Rocío, o para desarrollar un proyecto empresarial con el que siempre soñé, o para darle seguridad a mi familia). Como soporte de estas decisiones hay tres tipos de motivaciones (intrínsecas, extrínsecas o transcendentes). Gobernar poniendo el foco en este “para qué”, nos ayudará a concretar el “con quién y el cómo”. Finalmente, la definición de lo anterior facilitará el desarrollo estratégico del negocio. Tras aplicar esta metodología a nuestra empresa y ver los buenos resultados, me motivó a compartirlo con otros empresarios.
Además de su empresa, ¿cómo ha sido su trayectoria en este ámbito y como presidente de la Fundación (DPMC | Driving Purpose and Missions Collaborative Foundation)?
En el camino de implantación del modelo, coincidimos varios empresarios, y decidimos que teníamos que aportar más recursos en su desarrollo, tanto teórico, como de vivencia y aplicación; así surgieron las tres ramas de la fundación: La Investigación, comunidad y consultoría. En primer lugar, está la investigación y para ello se creó una cátedra específica en la UIC, y comenzamos a dar apoyo a doctorando de distintas universidades. En segundo lugar, la comunidad de empresas, en la que los trabajadores de todas las empresas comparten las dificultades y soluciones en la aplicación del método, incluso aportando materia de investigación a la investigación. Y, en tercer lugar, la consultora, que son un equipo de personas que se dedican a facilitar la aplicación de la metodología a aquellas empresas que la quieran implantar. En la web de la fundación aparecen numerosos datos, sobre los buenos resultados alcanzados.
¿Cómo comenzó la colaboración con Ribamar y qué le atrajo de este proyecto educativo en particular?
Para mi Ribamar siempre ha sido un centro educativo que he tenido en mi corazón, por lo tanto, siempre me atrajo ayudar. Por circunstancias me ofrecieron la posibilidad de participar más activamente en el gobierno de este centro y, sin dudarlo, lo acepté. Creo que ayudar a la buena gestión de un centro educativo, con tanta historia en nuestra ciudad, es una oportunidad de crecer personalmente simplemente por el contacto con tan buenos profesionales.
Desde que inició su andadura en el ámbito educativo, ¿cuáles han sido los cambios más significativos en Ribamar y qué impacto han tenido?
Hablar de cambios en una institución tan longeva, sería un atrevimiento. Puedo hablar de continuidad en todo lo bueno que se estaba desarrollando en Ribamar. La dirección del centro, junto con el claustro académico y el personal no docente, se han puesto como prioritario trabajar en mejorar, si cabe, aquellos aspectos que son diferenciales en el desarrollo personalizado del alumno, de la familia y de los propios profesores. Implantar una metodología que apoye a grandes profesionales, a dar sentido a su propósito personal y en su trabajo concreto de día a día es una satisfacción, pues con el desarrollo del propósito de la empresa, está haciendo crecer su propósito personal, y, por lo tanto, siendo más felices en el ejercicio de lo que les gusta, que es su vocación profesional.
¿Cuál es el objetivo principal de la Dirección por Misiones?
Precisamente es ese, ser felices desarrollando a las personas que interactúan con el centro. Por supuesto, para lograr esa felicidad, se necesita que exista el compromiso de todos en hacer que el centro educativo sea sostenible en el tiempo. El éxito se apoya en el liderazgo de servicio que siempre se ha vivido en Ribamar; es decir, todos los niveles directivos están al servicio de sus compañeros y alumnos para que puedan sacar adelante sus proyectos profesionales personales (nosotros hablamos de sus sueños).
¿Cuáles han sido los mayores desafíos que ha enfrentado durante esta etapa inicial y cómo los ha abordado?
La verdad es que no han existido grandes proyectos, pues le hemos dado forma a algo que ya se vivía en Ribamar. Formaba parte de la cultura del centro y, por lo tanto, era algo que todos tenían asumido. El mayor desafío ha sido definir bien y saber explicar de forma breve, entendible y motivante los compromisos que el centro ha adquirido con los alumnos, las familias, el personal o la sociedad. De forma, que de esta definición cada uno pueda concretar que va a hacer él para vivir dichos compromisos.
En su opinión, ¿cómo ha evolucionado la Dirección por Misiones en el ámbito empresarial local, autonómico y nacional?
Lógicamente, por ser un modelo de dirección joven, aún le queda mucho por evolucionar. Es cierto que las principales escuelas de negocio trabajan y estudian sobre el sentido del propósito en la empresa. Incluso las empresas del IBEX 35, se apoyan en la empresa Corporate Excellence para el desarrollo de los intangibles en dichas empresas, poniendo como parte importante de esto el propósito y la misión.
¿De qué manera colaboran con otras organizaciones o instituciones para potenciar su labor?
En cada región se hace de forma distinta. Como dije anteriormente, todo el trabajo de investigación y sus publicaciones tienen bastante repercusión en el ámbito académico y social. La misma empresa, antes citada, colabora con la fundación para investigaciones concretas. También hay un trabajo conjunto con otras fundaciones que persiguen un fin parecido, incluso, anualmente, se hace un encuentro de directores generales donde participan.
¿Qué valores considera fundamentales para el liderazgo en el ámbito social y educativo?
Este tema es uno de los más tratados en el foro de nuestros encuentros en Ribamar y hemos definido como sus valores: equipo, integridad, compromiso, optimismo y excelencia. Éstos no se definieron únicamente para exponerlos, sino para vivirlos.
¿Qué historia o experiencia dentro de su etapa trabajando por la Dirección por Misiones le ha marcado más a nivel personal?
Dos cosas: la importancia de la felicidad en el trabajo y, para ser feliz, la importancia del servicio a los demás.
