18/04/2024

Luis Pérez Díaz: “Tenemos la oportunidad de convertir Andalucía en el polo tecnológico del Sur de Europa”
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Vamos a hacer un gran esfuerzo, no solo para que nos conozcan a nivel internacional o nacional, sino para que nos conozcan en Sevilla y Andalucía

¿Qué es el Parque Científico y Tecnológico Cartuja?

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El PCT Cartuja es un espacio muy especial. Es el primer ejemplo mundial de reutilización de un espacio construido con otro fin, en este caso, una Exposición Universal, en forma de espacio exclusivo para el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Y, contrariamente a lo que se cree, no fue fruto de la improvisación: el proyecto data del año 1989, cuando se decidió que, tras la Expo, todas las nuevas infraestructuras tuvieran incidencia directa sobre la economía, el empleo y la innovación de la provincia de Sevilla, que sirviera de apoyo a todos los sectores económicos tradicionales.

Un parque científico y tecnológico es siempre un proyecto a medio o largo plazo. Bajo mi punto de vista, hubo un error inicial, que no fue otro que la denominación “Cartuja 93”. Añadir un número puede generar sensación de urgencia o inmediatez. “Cartuja 93” parecía indicar que para el año 1993 debíamos contar con el proyecto plenamente implantado cuando, realmente, se tenía que consolidar a los 30 años, que son los que cumplimos este año 2023.

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Sin duda, hemos superado las expectativas con creces. Nacimos en un contexto de crisis, donde, además, las tres empresas tractoras que participaron en la Expo con pabellón propio (Siemens, Rank Xerox y Fujitsu), lo que denotaba su intención de permanencia, se terminaron marchando. Afortunadamente, hubo un movimiento de empresas tecnológicas locales, que fueron las que iniciaron la creación de un ecosistema al que se unirían otras muchas empresas.

Es reseñable que una de las primeras entidades que apostó por el PCT Cartuja fue la propia Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla, que construyó directamente el pabellón de los países americanos, que les cedió durante la Expo, para ocuparlo con su actividad al término de la Muestra Universal.

A día de hoy, el Parque Científico y Tecnológico Cartuja es uno de los mejores ecosistemas de innovación que existen en Europa. Y así lo dicen los datos. Hemos conseguido generar un ecosistema innovador donde hace 35 años solo existía una huerta y un monasterio de monjes cartujanos.

Hoy, el 30% de suelo del PCT Cartuja está destinado específicamente a centros de investigación. A ello se suma el espacio de tecnologías avanzadas, servicios avanzados y servicios generales, hasta contabilizar 560 entidades. En el ecosistema del PCT Cartuja las cifras de empleo alcanzan las 26.000 personas, a los que hay que añadir alrededor de 10.000 estudiantes. La actividad económica conjunta de todas estas entidades asciende a unos 3.500 millones de euros (con cifras de 2021, el último ejercicio cerrado y auditado).

Esto me lleva a asegurar que, si la inversión inicial de 1.000 millones de euros para poner en marcha la Expo’92, el proyecto para generar este espacio innovador ha sido altamente rentable. El PCT Cartuja genera el 8% del PIB de la provincia de Sevilla o el 2% del PIB de la comunidad de Andalucía. Y no solo ha sido rentable en términos económicos, sino en la calidad del empleo que se genera. Se trata de un entorno donde el perfil medio del trabajador es de titulación universitaria, con capacidad y oportunidad de participar en frecuentes proyectos internacionales.

¿Se ha sabido explicar lo que supone el PCT Cartuja?

Es cierto que una gran mayoría de los sevillanos no son conocedores de su importancia. Estamos trabajando mucho en este sentido. Creo, de hecho, que tenemos mejor imagen fuera de la ciudad que en la propia Sevilla. Pero los hechos hablan por sí mismos… El pasado septiembre, por ejemplo, acogimos la Conferencia Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos y Áreas de Innovación, organizado por la Asociación Internacional IASP, evento al que acudieron responsables de parques de más de 70 países. Los asistentes se concienciaron de la reutilización tan atractiva que habíamos hecho de la Expo’92.

El PCT Cartuja nació con la crisis del 93. Entonces, el modelo no terminaba de arrancar y vinieron las prisas. Todo el mundo opinaba y, a veces, sin mucho conocimiento sobre el proyecto. Pero, afortunadamente, el proyecto estaba escrito y había una firme convicción de conseguir consolidarlo, por lo que no se cambió.

En este momento, cuando nos hemos situado en cotas históricas en cuanto a actividad económica, generación de empleo y número de entidades alojadas, nos falta traspasar nuestra imagen a la propia ciudadanía de Sevilla capital y provincia.

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Me duele escuchar cómo hay quien sigue pensando que la Expo’92 “está abandonada”. Muy al contrario, el PCT Cartuja está prácticamente completo.

Es cierto que tenemos todavía parcelas por construir, pero que la Junta de Andalucía ha activado para ponerla en el mercado y poder dar respuesta a la solicitud de implantación en el Parque Científico y Tecnológico. Vamos a ser capaces de generar 40.000 metros cuadrados más para oficinas.

Gracias también a la Consejería de Universidad, Investigación e Innovación, de la depende la sociedad gestora del PCT Cartuja, estamos haciendo un gran esfuerzo, no solo para consolidar al recinto a nivel internacional o nacional, sino para que nos conozcan en Sevilla y en Andalucía en general. Tenemos que hacer ver a cualquier andaluz que el PCT Cartuja es motivo de orgullo. Es cierto que Sevilla es de tradiciones, pero estoy absolutamente convencido de que ese sentimiento de orgullo va a traspasar, por fin, el río.

En las últimas semanas se ha anunciado la instalación de 4 nuevas empresas en la Tecnoincubadora Marie Curie. ¿Qué papel desempeñan las incubadoras en un PCT?

Resultan fundamentales. Además de varios proyectos de aceleración empresarial en el PCT Cartuja, desde 2010 funciona la Tecnoincubadora Marie Curie, un edificio que no es una incubadora al uso, sino exclusivo para empresas de base tecnológica. Cuando lo inauguramos ya existía un ecosistema potente de servicios TIC e ingenierías, pero no teníamos protocolizado servicios, no tanto para el inicio de la actividad de startups, sino para su consolidación.

La Tecnoincubadora Marie Curie es un edificio especial, que constituye el paso necesario para hacer crecer a startups que ya tienen productos o servicios en el mercado.

En las aceleradoras que existen en el PCT Cartuja se ofrece a ese ‘capital semilla’ formación, mentorización. Se les orienta a focalizar su negocio para mostrarle los mercados donde deben empezar su actividad para poder facturar. Este periodo de formación dura alrededor de 9 meses.Transcurrido este tiempo, deben dejar el proyecto de aceleración. Y es ahí donde entra en juego la Tecnoincubadora Marie Curie: se colabora con ellos en la consolidación de sus planes de negocio, se pone a su disposición las infraestructuras tanto del PCT Cartuja como de otros parques andaluces, nacionales o internacionales, de tal manera que puedan escalar rápidamente su empresa y encontrar asesoramiento adecuado a su fase de crecimiento.

Se coopera con inversores interesados en estas empresas. Ahí está la diferencia entre una aceleradora y la Tecnoincubadora: este último edificio solo alberga empresas con productos o servicios ya en el mercado, que tengan capacidad para vender más y mejor y tener un crecimiento rápido y firme. Una vez consolidado el proyecto empresarial, lo que suele conllevar crecimiento físico de la compañía, deben abandonar el edificio. El grado de rotación es, por ello, muy alto.

En este sentido, ¿cómo influye en la imagen de Andalucía?

Estoy convencido de que los parques científicos y tecnológicos somos los vertebradores de los ecosistemas de innovación. Estoy firmemente convencido de que los parques somos elementos o agentes de innovación absolutamente necesarios, puesto que establecemos puentes y hacemos de ‘pegamento’ entre oferta y demanda científica y tecnológica.

En el PCT Cartuja no se permite la producción en serie. Sin embargo, somos un triángulo virtuoso entre la Ciencia, la Universidad y la Empresa, sobre el que pivota todo.

Cuando una empresa llega a un parque, a diferencia de un polígono empresarial o industrial, se encuentra con una gestora, que pone a su disposición todos los elementos que pueden contribuir a su crecimiento, tanto de dentro como de fuera del propio Parque. Quiero pensar que somos esa neurona que conecta a todo el ecosistema.

Gracias, entre otros factores, a la fortaleza de los parques científicos y tecnológicos, tenemos la capacidad, y también la oportunidad, de convertir Andalucía, ya no solo a Sevilla, en un polo tecnológico referente de Europa.

¿Ha sido la Agencia Espacial Española un impulso grande?

Decisiones así no ocurren por casualidad. La Agencia Espacial Española viene a Sevilla, en primer lugar, porque es una ciudad con una tradición aeronáutica importante. Es innegable que, además saber fabricar aviones y componentes aeroespaciales, Sevilla tiene algo más. Cuenta con un parque tecnológico específico para el sector aeroespacial, Aerópolis; con una masa empresarial impresionante; y con una capacidad de innovación que suma a todos los sectores.

Cuando me preguntan cuál es el sector más importante del PCT Cartuja, no puedo decir ninguno en especial, porque la innovación hoy en día es absolutamente transversal. En el PCT Cartuja hay empresas del sector aeroespacial, así como divisiones destinadas a este sector por parte de importantes ingenierías. Pero también hay TIC, cuyos softwares o hardwares pueden destinarse también a esa industria (entre otras muchas).

La Agencia Espacial Española va a generar otros nuevos ecosistemas y va a atraer muchas más empresas a Sevilla.

Pero no es el único proyecto de enorme envergadura para Sevilla y para Andalucía en general. Le pongo otro ejemplo: el JRC, el único instituto del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea con sede en España, acaba de conseguir traer a Sevilla Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica (ECAT). Se trata del primer ente internacional que va a regular cómo se comportan, qué pueden y qué no pueden hacer los algoritmos que usan las grandes empresas tecnológicas. El Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica, ubicado en el PCT Cartuja, sitúa a Sevilla en el centro de la investigación mundial en seguridad en Internet.

El Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica del JRC ha echado a andar con 60 empleados con una formación y un talento absolutamente espectacular. Estoy seguro de que el ECAT va a generar otro nuevo ecosistema dentro del PCT Cartuja, ya que va a atraer a empresas, pequeñas y grandes, con las que va a trabajar codo con codo.

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