Usted ha fundado un club porque quería visibilizar la dificultad de las mujeres para compaginar su trabajo con su maternidad. Ahora el Club de las Malas- madres es un referente. ¿Cree que real- mente han conseguido algún cambio a nivel empresarial?
Más que empresarial, hablaría de cambio social y a partir de ahí político, empresarial y familiar. Porque mi objetivo siempre ha sido cambiar el modelo social de maternidad, que se reconozco social y económicamente. Para ello es necesario concienciar socialmente y reivindicar políticamente porque las mujeres renunciamos cuando llega la maternidad y esta cruda realidad se llama “falta de conciliación”, que es nuestra lucha social. Para avanzar se necesita de la implicación de todos los agentes sociales, por supuesto también la empresa. Con mucho esfuerzo, con 7 investigaciones sociales, campañas, peticiones públicas y mucho activismo hemos conseguido que la conciliación esté en la agenda pública, ir derribando el tabú que sigue siendo hablar de ello en las empresas y trabajar por y para un cambio de transformación social. Además, mientras se legisla, mientras las empresas se comprometen y las familias educan en corresponsabilidad, nosotras ayudamos a las madres a través de nuestra Asociación con servicios como eltelefonoamarillodelaconciliacion.com porque saber cuáles son nuestros derechos es el primer paso. ¡No renunciamos!
Muchas mujeres ven el emprendimiento como el único camino para poder conciliar y no renunciar a la crianza y el cuidado de sus hijos. En su experiencia ¿qué características especiales tiene el emprendimiento femenino?
La mayoría de madres que emprenden lo hacen como dices por necesidad. Es un emprendimiento como solución a la falta de conciliación en la empresa privada. A la negativa de flexibilidad, a la falta de políticas públicas. Las madres somos expulsadas del mercado laboral. Es importante decir esto. Porque cuando renunciamos y luego emprendemos no lo hacemos por elección ni libremente, lo hacemos para poder seguir cuidando nuestra parte profesional, lo hacemos para sacar adelante una familia, lo hacemos por necesidad. Así que el emprendimiento es forzoso y está muy desprovisto de reconocimiento y ayudas. Si ya es difícil ser madres trabajadoras por cuenta ajena, mucho más difícil es ser madre autónoma. Pero en positivo, podemos organizarnos muchas veces, podemos hacer malabares cuando un hijo o hija enferma y eso nos permite, si todo va bien, no tener que renunciar ni a nuestra carrera profesional ni a ver crecer a nuestros hijos e hijas. Además, si es un emprendimiento social como el mío te satisface más aún porque sientes que estás contribuyendo a un mundo mejor, a poner pasos para un camino en igualdad para nuestras hijas. Creo firmemente en el liderazgo femenino, que normalmente tiene valores como el ejemplo y la empatía necesarios en todos los equipos.
Ahora cada vez se retrasa más la maternidad precisamente por la necesidad de una formación muy extensa y las dificultades para afianzarse en un puesto de trabajo. Esto suponen complicaciones añadidas por el tema de tener que someterse a tratamientos o enfrentarse a embarazos de riesgo.
Cuando hablamos de renuncia también reivindicamos la renuncia que hacen tantas mujeres a la maternidad deseada por la falta de medidas de conciliación. Nuestros datos lo dicen, en nuestro estudio “Las invisibles” queda claro: 7 de cada 10 mujeres tendrían más hijos e hijas si contaran con medidas de conciliación. Me gusta incidir en esto porque “nos venden” que las mujeres jóvenes hoy en día no quieren ser madres. El deseo de ser madre se construye socialmente. Sin estabili- dad económica, sin conciliación es imposible que aparezca. Y como dices, la maternidad se retrasa hasta 5 años con los problemas que eso supone. Tenemos una de las tasas de natalidad más bajas de Europa y el mundo. Sabemos cómo solucionarlo, pero para ello hace falta un compromiso político que no llega. Así que, con ese retraso de la maternidad, luego llega la culpa y el gran impacto que tiene en la salud mental de las mujeres.
Ahora existen modalidades de trabajo diferentes que parece que permiten conciliar más, pero ¿es el teletrabajo una trampa mortal para las mujeres?
Falta muchísimo. No me gusta demonizar el teletrabajo porque creo que con la situación que tenemos las mujeres, decir que el teletrabajo es una trampa hace que las empresas no den pasos adelante en cuanto a corresponsabilidad. El teletrabajo bien regulado, con flexibilidad horaria, con una buena organización de objetivos y con perspectiva de género sí es una buena medida para conciliar. Y muchas veces la única manera para que muchas mujeres no tengan que renunciar. Si el puesto lo permite, ¿qué miedo hay? Hay grandes empresas como telefónica que oficialmente han integrado el teletrabajo y ¿pensamos que han bajado su productividad? No. La conciliación en la empresa es el equilibrio entre que los empleados y empleadas trabajen felices y la rentabilidad del negocio. Se puede. Formando a los mandos intermedios, con una comunicación óptima y convirtiendo la corresponsabilidad en parte de la cultura de la empresa.
¿En qué punto está el Malasmadres? ¿Qué balance haría de su trayectoria y cómo se plantea su futuro?
Este mes justo hace 10 años que lancé aquel primer tweet de desahogo, contándole al mundo que me sentía “Malamadre” y reivindicando que las madres no queremos perder nuestra identidad como mujer, que no queremos renunciar y que nuestro bienestar es una responsabilidad social. Nuestra lucha social no para, nuestro “yo no renuncio” cada vez se hace más fuerte. Queremos activar nuevos servicios de ayuda en yonorenuncio.com, seguimos trabajando en proyectos emocionantes como el Malasmadres On tour “La hora de cuidarse” con DKV, que cierra gira este mes en Sevilla y cuyo objetivo es que las madres nos cuidemos sin culpa y apostando por contenido de educación como hacemos en el podcast de Malasmadres. El movimiento crece y nuestra voz es muy importante, sobre todo porque con más de un millón de Malasmadres nuestra comunidad sirve de apoyo y de esperanza a muchas mujeres. “Juntas, sin duda, somos más fuertes”.