Si la internacionalización llegó para quedarse a nuestro tejido productivo más prometedor, la mirada y estrategia global es un mandato empresarial para todo estratega de los negocios independientemente
del sector, el tamaño o la localización geo- gráfica. Hasta hace bien poco entendíamos la internacionalización como una estrategia clave de crecimiento en las empresas, una consecuencia de un proceso de madurez y crecimiento que era sinónimo de hacer las cosas bien. Era un aspiracional en la hoja de ruta de las empresas andaluzas y una prioridad política y empresarial para Andalucía y para España. Llegado este punto no es mi intención viajar por la historia de las exportaciones en nuestra tierra sino más bien poner un pie en el presente para reflexionar sobre nuestro futuro.
El punto de partida más simple es que vivimos en un mundo en constante cambio que nos reta diariamente a activar una nueva mirada para dar respuesta a retos sociales y empresariales cada vez más globales. Esto es una oportunidad. Es muy posible que uno de los impactos positivos de la reciente pandemia sea cómo hemos normalizado el cambio constante en nuestras vidas, un cambio que nos reta diariamente al cambio, a dar respuesta a retos que van más allá de nuestras dinámicas de trabajo más comunes y los escenarios de confort.
Nos lleva a plantear la innovación como un mandato empresarial. Una innovación, en palabras de Xavier Ferrás, que consiste en la explotación con éxito de nuevas ideas, superando barreras de riesgo, incertidumbre y complejidad para generar una ventaja competitiva superior. La innovación debe formar necesariamente parte del ADN de las empresas y organizaciones que quieran operar y tener un papel relevante hoy a escala global.
En este contexto de normalidad dinámica donde la exportación ha sido y es un factor clave para el desarrollo de las economías se pone de manifiesto que la innovación es la herramienta estratégica esencial para hacerlo realidad y sostenible en el tiempo. En síntesis internacionalización es sinónimo de innovación e innovación es sinónimo de crecimiento y competitividad. Así que si queremos ser globales necesariamente debemos ser innovadores y asumir riesgos. A día de hoy existe un consenso notable en la comunidad empresarial sobre la gran relación entre la innovación y la capacidad para acceder a nuevos mercados, nuevos canales de distribución, eficientar procesos y reducir costes. En estos tiempos que corren hemos pasado de la consabida planificación estratégica a la adaptación estratégica para comprender el mundo actual como una realidad dinámica presidida por oleadas de innovación tecnológica y destrucción creativa en la que nuevas capacidades para los gestores y los equipos en las organizaciones son necesarias. Me atrevería a ir más allá, pasar de planificar a adaptarnos de manera permanente es un plus, pero crear los escenarios de forma estratégica es hoy en día la mejor apuesta posible. Todas las empresas, sean del perfil que sean, deben tener una estrategia de innovación, una forma de operar en un mundo global, conectado, ágil, despierto las 24h, frágil, consciente y ávido de respuestas sostenibles y responsables. Dicho de otro modo, innovar requiere aportar cambios que generan valor asumiendo riesgos para conseguir una ventaja competitiva.
La tecnología y la digitalización avanzan rápidamente y están haciendo posible que las empresas, especialmente las startups aborden desde su inicio la oportunidad de operar en un mercado global. El uso de las tecnologías basadas en la información (TIC) permiten reducir costes para que las startups puedan internacionalizarse desde el momento uno de su creación en un mundo cada vez más digital y con menos fronteras. Los mercados, gracias a las tecnologías, son cada vez son más globalizados, con menos barreras comerciales y con menos costes logísticos. La especialización tecnológica es lo que permite que este tipo de empresas cuenten desde el inicio con una clara vocación internacional. Quizá esto lo vemos muy claro en las denominadas empresas Born Global. Ellas nacen como consecuencia del ADN innovador de sus fundadores, con una ambición global y un modelo de negocio escalable desde su origen. Tal es el caso de la cordobesa y globalmente conocida Genially, que nació en 2015 como una solución que nos permite crear sin necesidad de conocimientos de programación o diseño previos contenidos visuales e interactivos, mediante presentaciones e infografías, de forma intuitiva, fácil y rápida, democratizando este tipo de herramientas de diseño a escala global. En esencia este tipo de empresas nacen globales porque tratan de resolver una necesidad que afecta a personas o empresas en todo el planeta, identificando los factores y problemáticas comunes de los retos que abordamos como sociedad, ciudades, empresas de manera inevitable sin que las barreras geográficas sean una premisa o un condicionante insalvable para su desarrollo.
Desde el humilde punto de vista tenerlo presente es sumamente inspirador.
No hablamos de una adaptación, estamos hablando de la creación de un nuevo escenario, lo que llamamos un océano azul, que necesariamente necesita equipos entusiasmados con la idea de responder a un reto a través de una propuesta que desafía el mercado y el orden establecido generando una propuesta de valor inédita y fuera de lo común. Necesitamos para impulsar la competitividad y la transformación digital, contar con más y mejores empresas industriales innovadoras en España, nuevas cadenas de valor y por supuesto océanos azules. Innovar es estar dispuesto a asumir riesgos y el riesgo de no innovar hoy es letal. La globalización y por ende la innovación están aquí para quedarse, hacer el camino solos no es la mejor opción posible. Nuestra estrategia para competir pasa por asumir riesgos y ser ambiciosos como empresas, como sectores, como regiones y como países. Y dicha ambición no está reñida con la generosidad ni la colaboración. Por tanto, si el camino es complejo, no lo hagamos el camino en solitario. Abordemos retos unidos, colaborando y sumando capacidades. Hoy más que nunca necesitamos activar nuevos modelos de conexión y colaboración entre empresas con empresas y con el resto de agentes público privados. No hablo de lugares comunes o buenas intenciones. El in- forme «Propuestas para 2023-2027 – Nuevas políticas de innovación en España» nos da las claves prácticas y sitúa a la empresa en el centro de las políticas de innovación, po- niendo de manifiesto que la multiplicidad de agentes, de impulsores de la innovación y la complejidad de los retos de innovación hoy en día exige la integración y la colaboración de todos ellos para resolver problemas de la sociedad y del propio planeta.
Si queremos jugar en la liga global preparémonos para ello. Podéis conocer el documento aqui https://foroempresasinno- vadoras.com/.