27/04/2024

La economía andaluza. Presente y futuro.
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El objeto principal de esta tribuna es analizar a través de algunos datos objetivos -déficit, PIB, paro, creación de empresas, etc.-, como ha evolucionado en los últimos años/meses la economía andaluza. No pretendo valorar la gestión económica de ningún gobierno. No obstante, sí me gustaría, aprovechando la oportunidad que me brinda Tribuna de Andalucía, compartir algunas reflexiones y ofrecer mi punto de vista sobre ciertas cuestiones que podrían contribuir al objetivo, creo que compartido por todos, de mejorar la situación económica de nuestra Comunidad. 

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De acuerdo con los datos ofrecidos por el Ministerio de Hacienda, en los últimos años Andalucía ha cerrado su presupuesto de manera equilibrada. En 2020 obtuvo un superávit del 0,07 % y en 2021 un leve déficit del -0,19% (305 millones sobre un presupuesto total de 40.188 millones de euros). 

A final de abril, la agencia de calificación crediticia Standard & Poors anunció que elevaba de estable a positiva la calificación otorgada a la Junta de Andalucía, expresando incluso su disposición a revisar al alza su calificación de BBB+ a A-. La agencia llegó incluso a destacar que “el resultado presupuestario de Andalucía en 2021 fue mejor de lo que había previsto”. Además manifestó expresamente su “confianza en la capacidad de los gestores de la comunidad para contener el crecimiento del gasto, dado el compromiso demostrado hasta la fecha con la consolidación presupuestaria”. Una mejora en la calificación crediticia de una CCAA implica la posibilidad de poder financiarse a tipos más baratos y por tanto contar con más recursos para invertir en sanidad, educación e infraestructuras que contribuyan a generar competitividad, valor y empleo. 

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Pero no menos importantes son los datos del PIB, que en el primer trimestre de 2022 creció en Andalucía un 6,8% en relación al mismo periodo de 2021, según la información aportada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA). En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el crecimiento se situó en el 6,4%. En la UE en el 5%. Si analizamos las cifras que ofrecen estas mismas fuentes relativas a los años 2020 y 2021, Andalucía sigue superando a España. 

En cuanto al desempleo, si bien es cierto que en el mes de abril Andalucía lideró el descenso del paro en España, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal, conviene hacer un análisis a más largo plazo que nos permita sacar mejores conclusiones; nos centraremos en el periodo 2019-2021. Durante este trienio, el paro en España pasó del 13,78% al 13,4%, lo que supuso una reducción relativa del 2,75%. En el mismo periodo, en Andalucía pasó del 20,8% al 20,2%, lo cual supuso una rebaja del 2,9%. Pero cabe destacar que en el primer trimestre de 2022 el paro cerró en Andalucía por debajo del 20%, concretamente en el 19,4%, por lo que la evolución parece bastante positiva. 

En cuanto al ritmo de creación de empresas, según la información aportada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), entre febrero de 2021 y febrero de 2022, las sociedades mercantiles crecieron en Andalucía un 8,8 %, mientras que en España crecieron un 5,1 %. Andalucía, tras las CCCA de Madrid y Cataluña, fue la que más sociedades mercantiles creó en febrero de 2022. 

En pocas semanas los andaluces acudirán a las urnas para elegir el gobierno de la comunidad para los próximos cuatro años. Con independencia del color político de quien o quienes reciban el mandato, en una situación económica compleja como la que afecta a nuestro país, con alta inflación, crecimiento insuficiente del PIB y endeudamiento y déficit considerables, parece relevante que el gobierno electo no se olvide de algunas cuestiones importantes. 

En primer lugar, resultaría muy positivo para la economía andaluza contar con un gobierno estable que aporte seguridad jurídica y que sea capaz de elaborar y aprobar presupuestos equilibrados que se traduzcan en un marco atractivo para la inversión empresarial. 

Por otro lado, en una situación inflacionista como la actual -inflación de oferta que nada tiene que ver con los procesos inflacionistas de demanda-, una bajada de impuestos podría suponer un gran incentivo para atraer y generar inversión empresarial, contrarrestando así, en parte, las subidas de tipos anunciadas por la presidenta del BCE. Obviamente no estamos hablando de bajar impuestos a los ricos. 

En tercer lugar, sería de gran importancia que la administración pública apoyara de manera decidida al tejido empresarial, dado que es este el único generador de empleo y riqueza. En este contexto resultaría imprescindible apostar sin complejos por la flexibili- dad, por la reducción de trámites burocráticos innecesarios y por acelerar, en la medida de lo posible, la puesta en marcha de proyectos empresariales, cumpliendo de manera escrupu- losa, por supuesto, con la normativa vigente. 

Para finalizar, añadiría que es fundamental que el desarrollo de la política económica del gobierno se base en presupuestos equilibrados. En este sentido es posible que haya que pensar en recortar gasto corriente innecesario e improductivo, que lo hay, y destinar esos recursos a reforzar cuestiones tales como la sanidad, la educación, las políticas sociales y las inversiones en infraestructuras útiles, que contribuyan a vertebrar la CCAA y a mejorar la competitividad de las empresas y la calidad de vida de los ciudadanos. 

A buen seguro los andaluces tomarán la decisión más acertada el próximo 19 de junio a la hora de elegir el gobierno que regirá su destino durante los próximos 4 años; esa es la democracia. Espero y deseo, en cualquiera de los casos, que ese gobierno, por el bien de todos, acierte en sus decisiones. 

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