28/06/2025

La desconexión estival del CEO: reflexionar sobre riesgos y fortalecer el Compliance
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El verano representa para muchos altos directivos un momento de descanso. Sin embargo, este paréntesis estival ofrece también la oportunidad de reflexionar sobre los múltiples riesgos que acechan a su […]

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El verano representa para muchos altos directivos un momento de descanso. Sin embargo, este paréntesis estival ofrece también la oportunidad de reflexionar sobre los múltiples riesgos que acechan a su compañía. En un mundo empresarial crecientemente regulado, anticipar los riesgos es tan importante como gestionar el negocio. Un descuido o vulnerabilidad no atendida puede traducirse en consecuencias graves: desde sanciones millonarias hasta daños reputacionales irreparables.

Riesgos penales: cuando la empresa se enfrenta a la justicia

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La responsabilidad penal corporativa es hoy una realidad: desde 2010 el Código Penal permite condenar a las personas jurídicas con sanciones severas (multas millonarias o incluso la disolución). Imaginemos un directivo que soborna a un funcionario para obtener una licencia: ese acto de cohecho arrastraría a la empresa a un proceso penal y, sin controles internos, podría acabar en condena para la persona jurídica. No es un escenario lejano: numerosas sentencias han demostrado que la única forma de eximir o atenuar la responsabilidad penal de la empresa es implantar un programa de cumplimiento eficaz.

Riesgos reputacionales: la pérdida de la confianza pública

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La reputación es uno de los activos más valiosos y frágiles de una empresa; en la era de las redes sociales, un escándalo puede volverse viral en horas y destruir la confianza. Supongamos que un alto directivo realiza comentarios ofensivos que se difunden masivamente: el juicio de la opinión pública puede ser devastador, con pérdida de clientes, cancelación de contratos y un descrédito difícil de revertir. Estudios recientes señalan que las compañías que sufren una crisis de reputación llegan a perder hasta un 30% de su valor de mercado.

Riesgos regulatorios: sanciones por incumplimiento normativo

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El entramado normativo que rige la actividad empresarial es cada vez más exigente. Sectores altamente regulados, como el financiero o el alimentario, deben cumplir obligaciones estrictas (protección de datos, medio ambiente,

competencia, etc.). Un pequeño incumplimiento puede derivar en multas millonarias y en la paralización de operaciones. Por ejemplo, una empresa que maneja datos personales sufre una brecha de seguridad que expone datos confidenciales: puede enfrentar una sanción ejemplar de la Agencia Española de Protección de Datos. De hecho, solo en 2024 la AEPD impuso 242 multas que suman más de 27 millones de euros, incluyendo una histórica de 5 millones a una empresa energética.

Riesgos laborales: el capital humano como fuente de responsabilidad

Legislaciones estrictas en materia de seguridad laboral, derechos de los trabajadores e igualdad exponen a la organización a inspecciones y sanciones ejemplares. Imaginemos una plataforma logística que contrata repartidores como falsos autónomos para ahorrar costes. Tarde o temprano, la Inspección de Trabajo detectará la infracción y podría imponer una multa multimillonaria, como ocurrió recientemente en España. Proteger a los trabajadores y cumplir la normativa laboral no es opcional: su transgresión puede salir muy cara.

Riesgos tecnológicos: ciberamenazas y disrupción digital

La transformación digital ha multiplicado los riesgos tecnológicos: hoy cualquier empresa depende de sistemas informáticos y un ataque grave puede paralizar la actividad y exponer datos sensibles. Pensemos en un ataque de ransomware que cifra los servidores de una compañía: durante días no podrá operar (incumpliendo contratos) y el coste global de recuperación ronda los 14,5 millones de euros de media. Además, la pérdida de confianza de clientes y socios tras una brecha es incalculable; por ello, ningún CEO puede permitirse descuidar la ciberseguridad, que forma parte de la estrategia empresarial actual.

El compliance: escudo protector y cultura de cumplimiento

Frente a este panorama de riesgos múltiples, la mejor herramienta de prevención es implantar un sólido sistema de cumplimiento normativo (compliance). El compliance es un auténtico escudo protector para la empresa y una inversión estratégica. Un buen programa de cumplimiento identifica los riesgos legales, establece protocolos para prevenirlos y fomenta una cultura corporativa de integridad. Las ventajas son claras: se previenen fraudes, sobornos y conductas irregulares antes de que ocurran, y se mejora la reputación corporativa al demostrar integridad. Incluso si ocurriera un incidente, haber actuado diligentemente protege a la organización: el artículo 31 bis del Código Penal prevé eximir o atenuar la responsabilidad penal de la empresa que cuente con un modelo de prevención eficaz. En definitiva, implantar compliance fortalece la cultura empresarial, al alinear a toda la organización con valores éticos. Lejos de suponer un coste, el cumplimiento normativo se ha de ver como una póliza de seguro y un factor de competitividad a largo plazo.

Claver & Egler: excelencia certificada en cumplimiento normativo

En un entorno tan exigente, contar con asesoramiento especializado marca la diferencia entre la tranquilidad y la vulnerabilidad. El despacho Claver & Egler Abogados y Mediadores, S.L.P. se ha consolidado como un referente en este ámbito, asesorando a empresas de distintos sectores. Ha sido designado Asesor Jurídico oficial de FEICASE –la confederación del sector alimentario de Sevilla– y dichas instituciones lo señalan como “su despacho de referencia” en compliance. Además, Claver & Egler ostenta un reconocimiento único a nivel internacional: es el único despacho del mundo con las dos certificaciones más importantes en compliance. Este doble sello de excelencia garantiza a sus clientes una seguridad jurídica. La firma se erige como aliado estratégico ideal para cualquier CEO que aspire a blindar su compañía mediante un sistema de cumplimiento robusto y eficaz.

De la reflexión a la acción: un llamado impostergable

La reflexión durante las vacaciones solo adquiere sentido si al regreso se traduce en acciones concretas. La recomendación es clara: ningún CEO debería postergar la implantación o refuerzo de un modelo de compliance. Los riesgos descritos son reales y catastróficos si se ignoran, mientras que las recompensas de una gestión preventiva (tranquilidad operativa, credibilidad ante clientes y continuidad del negocio) son enormes. Por ello, convertir el cumplimiento normativo en prioridad estratégica desde ahora mitigará amenazas a la vez que impulsará la excelencia empresarial y la competitividad. Su empresa, sus empleados y la sociedad en su conjunto se lo agradecerán.

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