¿Cuál es actualmente el papel del Consejo Andaluz en el desarrollo del sector de la construcción?
Nuestra naturaleza es la de representar y coordinar a los ocho colegios provinciales. Somos un órgano regulado que aglutina a toda la organización colegial de Andalucía. Contamos con más de 8.000 colegiados, lo que nos convierte en una de las instituciones más relevantes del sector.
Desempeñamos un papel fundamental porque la mayoría de competencias en edificación están transferidas a la comunidad autónoma. El Consejo actúa, por tanto, como interlocutor natural ante la Junta de Andalucía en materia legislativa, normativa y de colaboración institucional. También somos un punto de encuentro y coordinación con el tejido productivo y con las administraciones locales, además de mantener contacto permanente con nuestros colegios y, por extensión, con todos los profesionales colegiados.
Nuestra razón de ser no se limita a los aparejadores y arquitectos técnicos, sino que abarca el conjunto del sector, porque la construcción es estratégica para el desarrollo económico y social de Andalucía.
El colectivo de aparejadores y arquitectos técnicos es clave en cualquier obra. ¿Qué retos afrontan sus colegiados?
Efectivamente, somos una figura clave y regulada por la Ley de Ordenación de la Edificación (LOE). Los arquitectos técnicos ejercemos la dirección de ejecución de obra y controlamos aspectos esenciales: la recepción de materiales, la calidad de la ejecución y la gestión económica. Nuestra labor es decisiva para garantizar que un proyecto se desarrolle con seguridad, calidad y eficiencia.
El reto principal es que la edificación incorpora constantemente nuevas tecnologías. Por eso hablamos de un reto permanente de actualización. No podemos trabajar de forma estática: necesitamos aprendizaje continuo y capacidad de adaptación.
En este contexto, destacaría dos grandes desafíos. El primero, la sostenibilidad: rehabilitación energética, eficiencia y economía circular. El segundo, la formación constante, porque solo con profesionales preparados se pueden afrontar los cambios que exige el mercado.
Hablemos de sostenibilidad, un concepto muy presente pero difícil de aplicar. ¿Qué papel desempeñan ustedes en este ámbito?
Es cierto que la sostenibilidad a veces se queda en palabras recurrentes, pero para nosotros tiene que aterrizarse en la práctica. La profesión de arquitecto técnico es determinante en este sentido porque ejercemos control sobre materiales, procesos y ejecución. Somos pieza clave para aplicar la circularidad en obra.
Llevamos años trabajando en este ámbito. Con los fondos europeos Next Generation, por ejemplo, hemos colaborado con la Consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda, para habilitar oficinas de rehabilitación en cada uno de nuestros colegios provinciales. Desde ellas hemos asesorado a ciudadanos y profesionales en rehabilitación energética de edificios. Esa colaboración público-privada ha sido muy positiva y es una línea que seguiremos reforzando.
Además, dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030, estamos intensificando la formación de nuestros colegiados en estas materias. Hemos desarrollado programas específicos y adaptados a las necesidades reales de los profesionales, muchos de ellos gratuitos, que han llegado a miles de compañeros en toda Andalucía.
La formación es una de sus prioridades, ¿qué iniciativas concretas desarrollan?
La formación continua es una de las grandes razones de ser del Consejo. Más allá de defender la profesión, debemos garantizar que nuestros colegiados puedan actualizarse y especializarse constantemente.
A nivel nacional, participamos en plataformas que nos permiten acceder a programas de alta especialización con expertos de toda España. En el ámbito andaluz hemos reforzado mucho el trabajo conjunto entre los gabinetes técnicos de los ocho colegios. Hemos creado una red que comparte conocimientos, experiencias y programas, lo que ha permitido lanzar iniciativas conjuntas de gran alcance.
Durante los años de aplicación de los fondos europeos, por ejemplo, hemos impulsado formación extraordinaria en materias de rehabilitación y sostenibilidad. Muchas de estas actividades han sido gratuitas, financiadas por la propia organización, porque entendemos que el conocimiento es la mejor herramienta para afrontar los retos de la profesión.
Más allá de la profesión, la construcción es motor económico y de empleo en Andalucía. ¿Cómo valora la situación actual?
El sector ha recuperado parte del protagonismo que perdió tras la crisis. Aquellos años fueron duros y el sector se vio injustamente cuestionado, pero hoy vuelve a ser uno de los grandes motores de la economía andaluza. Aporta de manera significativa al PIB y es clave en la empleabilidad.
Ahora bien, heredamos un problema serio: la falta de mano de obra cualificada y disponible. Se ha perdido la transmisión de conocimiento entre generaciones, y la formación profesional no ha dado respuesta suficiente. No solo faltan trabajadores, sino que los que hay muchas veces carecen de la capacitación necesaria.
Esto es un reto para todos: administraciones, sectores productivos y colegios profesionales. Necesitamos itinerarios formativos atractivos para los jóvenes, sistemas eficaces de acreditación de competencias y una apuesta seria por dignificar la profesión. La construcción es un sector duro, pero estratégico, y debemos hacerlo atractivo para que las nuevas generaciones se incorporen.
En este contexto, se habla mucho de industrialización, ¿cómo la afronta el Consejo?
La industrialización ha llegado para quedarse, pero debemos evitar convertirla en un eslogan vacío. No se trata simplemente de prefabricar casas y colocarlas en un terreno. Es un proceso complejo que requiere planificación, adaptación tecnológica y, sobre todo, contar con los profesionales que trabajan en el sector.
Creemos que es imprescindible que las distintas administraciones tengan en cuenta a los agentes del sector en este proceso. La industrialización no será inmediata, pero sí debe ser progresiva y realista. Con diálogo y planificación conjunta, puede convertirse en una gran oportunidad para mejorar eficiencia y calidad en la edificación.
La colaboración público-privada parece indispensable en este camino.
Lo es. Desde el Consejo Andaluz mantenemos una actitud proactiva y leal con las administraciones. Queremos aportar conocimiento y experiencia, y estamos dispuestos a colaborar en todas las políticas que mejoren el sector.
El mundo cambia a una velocidad enorme: Europa marca exigencias en sostenibilidad, digitalización y eficiencia energética, y la tecnología avanza a pasos agigantados. Pero no debemos olvidar que la ejecución real depende de personas y procesos que necesitan más tiempo de adaptación. De ahí que la colaboración sea fundamental para no dejar a nadie atrás.
Mirando al futuro, ¿qué grandes objetivos se marca el Consejo Andaluz?
Nuestros objetivos se pueden resumir en tres grandes líneas: primero, seguir apostando por la formación continua, tanto para colegiados como para la ciudadanía. La sociedad también debe entender el valor de nuestra profesión y de la construcción como sector estratégico.
Segundo, impulsar herramientas útiles para el día a día. Hemos puesto en marcha “DocArqT”, una aplicación para mejorar el control de calidad en obra, ya disponible en los colegios y que será gratuita para profesionales y administraciones. También estamos ultimando el Banco de Precios de Ejecución Material de Andalucía (Pem-A), una base de datos de referencia para licitaciones públicas y privadas que dará transparencia y homogeneidad al mercado.
Y tercero, mantener la colaboración con las administraciones y el sector productivo. Hemos participado, en colaboración con la Agencia Andaluza de la Energía (AAE), en la elaboración y desarrollo de módulos de rehabilitación energética. También hemos colaborado con asociaciones empresariales como FADECO para afrontar juntos el reto de la industrialización.
Con estos proyectos queremos fortalecer al Consejo Andaluz como institución y aportar valor tanto a nuestros profesionales como a la sociedad andaluza.
¿Cómo resumiría la esencia del Consejo Andaluz en pocas palabras?
En tres: formación, coordinación y colaboración. Estas son nuestras señas de identidad y las bases sobre las que construiremos el futuro.