La resultante del mes de marzo es una coyuntura difícil y compleja para Andalucía, que este 2022 celebra una Semana Santa más tardía en el calendario. Otros años, el cierre de marzo respiraba con el tradicional aumento de las contrataciones; datos positivos sobre el empleo, ligados a un período vacacional y festivo de extraordinario impacto en nuestro tejido empresarial. Pero en este ejercicio, a la ausencia de este factor se le ha añadido la incertidumbre geopolítica internacional por la que Europa permanece en vilo.
La invasión de Ucrania ha pulveriza- do cualquier prospectiva de recuperación sobre la mesa tras la crisis COVID. Y al drama humanitario se le ha sumado la sacudida en los mercados por el conflicto. De la escalada trepidante de los precios, con un histórico encarecimiento de las materias primeras y de la energía, hemos sido testigos todos, bien como ciudadanos, padres y madres de familia, o también como empresarios y autónomos, por no hablar de los efectos de la tensa e intensa huelga de transportistas en todo el país.
Así, la foto que arrojan los últimos datos del paro del Servicio Público de Empleo Estatal es la de una Andalucía en la que, -con 811.870 personas desempleadas y aún 12.467 trabajadores en ERTE-, el desempleo sigue siendo el principal reto para las Administraciones, las empresas y toda la sociedad en su conjunto.
En este sentido, la Construcción se está viendo especialmente golpeada. Los 4.392 andaluces parados más en el sector le ponen rostro al severo impacto de la inflación. Obviamente, la referida huelga en el transporte ha hecho mella en la Industria y en la Construcción, en la que el desabastecimiento de materiales, la demora e, incluso, la paralización de proyectos ha congelado la demanda de mano de obra. Son numerosas las empresas que se han visto obligadas a continuar su actividad a pesar de hacerlo en pérdidas, en una situación límite imposible de prorrogar aún más en el tiempo. Por ello y para estas empresas las organizaciones patronales reclamamos a las administraciones auxilio. Una ayuda que ha de traducirse en una actualización de los precios con la que frenar el colapso.
El reto aún pendiente de los fondos UE
Mientras abordamos las aristas de esta primavera, los fondos europeos y su generalizada llegada a las empresas andaluzas siguen siendo una cuenta pendiente. Según el reciente Barómetro de CEA, el 80% de nuestras empresas admite su claro desconocimiento de las ayudas comunitarias. Nos consta que esta es una percepción generalizada en todo el país.
A pesar de los denodados esfuerzos desde las organizaciones patronales por aportar luz sobre estos fondos, sobre su carácter transformador y estratégico, siguen estando rodeados de más incógnitas que certezas acerca de su impacto efectivo en el tejido empresarial. Sufren, además, una grave paradoja: en un estado descentralizado como el nuestro, con gran parte de las competencias públicas asumidas por las Comunidades Autónomas, las administraciones regionales apenas tienen margen de maniobra sobre los fondos comunitarios, que están sujetos al Plan Nacional de Recuperación acordado entre el Gobierno de España y la Unión Europea. Así, con la ausencia de las Comunidades en el puente de mando se pierde el conocimiento exhaustivo, más próximo, a la realidad de las empresas y de los proyectos tractores de cada territorio.
Desde CEA, insistimos en el aconsejable fortalecimiento de la capacidad de decisión
de las Comunidades Autónomas para el diseño y el desarrollo de acciones estratégicas vinculadas a los fondos Next Generation. Y quisiera recordar que la naturaleza de estos es la de estímulos a la inversión. Requieren, por tanto, certeza, estabilidad y seguridad jurídica para los empresarios andaluces.
La simplificación administrativa, con notables avances en Andalucía, debiera aún ser mayor, del mismo modo que ha de crecer la colaboración público-privada frente a las ayudas europeas. El último peldaño de esta mano tendida desde CEA es la mesa de Diálogo Social con Gobierno andaluz y sindicatos para contribuir al análisis e identificación de sectores que necesitan, con urgencia, estas ayudas históricas. Los desafíos se solapan, pero los empresarios andaluces, desde la unidad de acción, seguiremos afrontándolos con lealtad institucional y lejos de enfoques cortoplacistas.