El transporte marítimo ha sido, desde siempre, la arteria invisible del desarrollo económico mundial. En España, constituye la columna vertebral de nuestro comercio exterior, canalizando cerca del 77 % de las importaciones y más del 55 % de las exportaciones. Por nuestros puertos transita más del 53 % del comercio con la Unión Europea y el 96 % con terceros países.
Detrás de estas cifras se encuentra una red logística y portuaria que no solo sostiene el flujo de mercancías, sino que garantiza la competitividad de toda la economía nacional. En ella, cada puerto es un nodo estratégico donde convergen la eficiencia operativa, la innovación tecnológica y la sostenibilidad ambiental, tres ejes que hoy definen la transformación del sector marítimo.
El transporte marítimo español, que supera los 557,8 millones de toneladas anuales, sitúa a nuestro país como el segundo de la Unión Europea en tráfico portuario. Este liderazgo no es casual; responde a décadas de inversión en infraestructuras, profesionalización del sector y apertura al comercio internacional.
Sin embargo, la realidad global exige dar un paso más: convertir ese músculo logístico en el motor de una verdadera economía azul, capaz de integrar todos los sectores vinculados al mar en una estrategia nacional coordinada, sostenible y orientada al futuro.
El mar como ecosistema económico integral
El ámbito marino-marítimo español es mucho más que transporte. Es pesca y acuicultura, construcción y reparación naval, turismo costero y náutico, biotecnología, energías renovables marinas, desalinización y defensa, entre otros.
En conjunto, según los últimos datos de la Comisión Europea, la economía azul conforma un sistema productivo que aporta más del 7 % del valor añadido bruto nacional, generando un volumen total de 36.472 millones de euros anuales y 937.467 empleos directos.
Desde el Clúster Marítimo Español defendemos que el mar es un activo económico, social y cultural que debe gestionarse con la misma ambición con la que se planifican las grandes políticas industriales y energéticas del país.
La economía azul no solo impulsa la competitividad, sino que contribuye a la transición ecológica, la soberanía tecnológica y alimentaria y la cohesión territorial. España dispone de capacidades singulares que pueden situarla entre los líderes europeos del crecimiento azul: un tejido naval innovador, puertos digitalizados, un sector pesquero de referencia mundial, regiones costeras diversificadas y una industria auxiliar capaz de responder a las nuevas demandas tecnológicas y ambientales.
De la competitividad logística al crecimiento azul sostenible
El transporte marítimo y las actividades portuarias constituyen el punto de partida de una cadena de valor que irradia innovación, empleo y conocimiento hacia todos los sectores marinos.
En los últimos años, la digitalización portuaria, la eficiencia energética y la introducción de tecnologías limpias han generado una dinámica de modernización que debe aprovecharse como palanca de transformación.
Una Estrategia Española de Economía Azul permitiría coordinar estos avances, armonizando políticas, evitando solapamientos y orientando inversiones hacia proyectos de alto impacto.
Dicha estrategia debe reconocer el carácter estratégico del conjunto del sector marítimo. Su contribución a la seguridad nacional, a la independencia energética y al desarrollo sostenible lo sitúan al nivel de otros pilares industriales del país.
España necesita un plan estatal de inversiones en economía azul que movilice fondos públicos y privados, fortalezca la innovación y facilite la adopción de energías marinas renovables.
Gobernanza territorial y cooperación público-privada
La experiencia de las comunidades autónomas costeras muestra que el impulso a la economía azul requiere coordinación, planificación y una estructura de gobernanza clara.
Andalucía, Galicia, Canarias o Cataluña ya han desarrollado estrategias propias con inversiones millonarias, fomentando la investigación, la biotecnología marina, la energía renovable y el turismo sostenible. Sin embargo, la ausencia de un marco estatal limita la capacidad de generar sinergias entre territorios y dificulta la proyección internacional del conjunto del país.
El desarrollo sostenible del mar también depende del capital humano y del conocimiento científico. Una estrategia de economía azul debe incluir un compromiso firme con la formación especializada, la investigación oceánica y la cultura marítima.
Promover el conocimiento del medio marino desde la educación básica hasta la universidad es esencial para crear una sociedad consciente del valor económico y ambiental del océano.
Todo ello debe ir acompañado de una planificación del relevo generacional en los oficios del mar que fortalezca la formación profesional y conecte a los jóvenes con las oportunidades laborales que ofrece el sector.
La digitalización azul y la innovación tecnológica son elementos clave para esa transición. Un programa nacional que integre inteligencia artificial, monitorización ambiental, eficiencia energética y tecnologías limpias permitiría mejorar la competitividad y reducir la huella ambiental de las operaciones marítimas.
La economía azul debe ser, ante todo, una economía inteligente y sostenible.
Una visión de país
España cuenta con más de 8.000 kilómetros de costa y una posición geoestratégica privilegiada que la convierte en puente natural entre Europa, África y América. Aprovechar plenamente ese potencial exige una visión unificada.
El Clúster Marítimo Español propone avanzar hacia una Estrategia Española de Economía Azul que integre la sostenibilidad ambiental, la prosperidad económica y la equidad social.
Un marco que promueva la investigación aplicada, la inversión sostenible, la regulación coherente y la internacionalización de nuestras empresas.
El objetivo es construir una política marítima de Estado con capacidad de planificación a largo plazo, que refuerce la soberanía industrial y alimentaria y proyecte la imagen de España como potencia azul europea.
Desde el Clúster Marítimo Español hacemos un llamamiento a las instituciones y a la sociedad para impulsar juntos una visión compartida del mar como motor de competitividad, cohesión y resiliencia.
La economía azul es la economía del futuro, y España tiene en sus manos la oportunidad de liderarla.





