La despoblación de las zonas rurales es un fenómeno que ha afectado a muchas regiones de España durante décadas. Sin embargo, en la provincia de Sevilla, el turismo rural emerge como una estrategia, como un antídoto, como una experiencia productiva y eficaz para revitalizar estas áreas, ofreciendo oportunidades económicas y fomentando el arraigo de la población. Hoy quiero acercarme a través de los planes que están acometiendo los municipios del Corredor de la Plata.
En 2024, los municipios sevillanos, excluyendo la capital, registraron 753.421 viajeros alojados, lo que representa un incremento del 9,10% respecto al año anterior. Este aumento se tradujo en más de 1,3 millones de pernoctaciones, con un notable crecimiento del 12,25%. El turismo nacional sigue siendo predominante, con Andalucía (37,30%), Madrid (20,81%) y Cataluña (8,56%) como principales comunidades emisoras.
Hemos de anotar a tenor de los últimos datos que el turismo nacional en Sevilla capital está sufriendo una ralentización, cuando no una ligera tendencia a la caída, que esta siendo compensado por el turismo internacional; un ejemplo han sido las ultimas fiestas de primavera, donde hubo un descenso con respecto a pasados años que ha sido compensado por turistas procedentes de países como Francia, Italia y Alemania, entre otro,s con destacada presencia de Países Bajos y Estados Unidos.
El perfil del turista rural en Sevilla corresponde mayoritariamente a personas mayores de 40 años que viajan en familia o en pareja. Estos visitantes buscan desconexión, actividades al aire libre y experiencias culturales. El gasto medio diario se sitúa en 54 euros por persona, destinándose principalmente a restauración (50%) y compra de productos locales (30%) .
Eventos como la Feria de Muestras de El Pedroso, que en su 28ª edición atrajo a miles de visitantes, destacan la importancia de las ferias agroalimentarias en la dinamización económica local. Esta feria, considerada la más popular de la provincia, ha sumado más de 2,5 millones de visitantes desde sus inicios en 1996.
Productos emblemáticos como los mantecados y polvorones de Estepa, cuya producción anual supera los 15 millones de kilos y genera 2.200 empleos directos, son ejemplos del éxito del turismo gastronómico en la región.
El presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández, ha subrayado: “El turismo rural no solo impulsa la economía local, sino que también fortalece la identidad y cohesión de nuestras comunidades”.
Hemos de reseñar la experiencia que se está gestando en el llamado Corredor de la Plata, una comarca que engloba a municipios como Gerena, El Garrobo, El Madroño, El Castillo de las Guardas, El Ronquillo, Aznalcóllar y Castilblanco de los Arroyos, que se han unido en la gestación de productos turísticos que atraigan al visitante, generando riqueza para la zona.
Los productos sobre los cuales se está trabajando está basado en las fortalezas de los municipios, así, el turismo gastronómico con tres productos estrella: la miel, el cerdo Ibérico y los quesos, a los que le sumamos los productos micológicos y de la caza, lo hacen una apuesta muy fuerte a una distancia media de la Sevilla capital de 30 kilómetros.
Otro producto en el que se trabaja es el patrimonial, haciendo especial incidencia en su pasado minero. Gerena con sus canteras de granito y su franja priética; Azanlacóllar con sus minas, pendientes de una próxima reapertura; el pasado minero de El Castillo de las Guardas con presencia inglesa y francesa y por ultimo El Ronquillo que atesora un pasado con su Vía Verde y su estación, por donde discurría el ferrocarril que trasladaba el mineral, hacen de este recursos muy atractivos, poco conocidos y singulares en esta zona del Sur peninsular.
Por último, están trabajando en posicionar su naturaleza desbordante, compuesta por riveras y bosque mediterráneo, donde la dehesa es la reina y las aves y fauna como el ciervo, el jabalí, ginetas y hasta linces últimamente, hacen de recurso muy atractivo donde se favorece el turismo activo, senderismo, avistamiento de aves y botánica.
Todo este desarrollo del turismo en el entorno rural generara la creación de nuevas empresas, tanto de hotelería como de hostelería, así como de numerosos artesanos; es lugar también de asentamiento de nómadas digitales.
Un caso endémico de turismo rural hispalense son las visitas a las ganaderías de reses bravas; en ellas la tauromaquia se puede ver con profusión, aprendiendo la crianza de este material mítico como es el toro bravo, sus costumbres, la relación con la dehesa y ligado a ello la lidia, donde se explican las diversas suertes del toreo. Los profesionales conviven con los turistas y matadores, subalternos, mayorales y gañanes nos explicarán con todo detalle este arte ancestral que está arraigado en nuestra idiosincrasia y que ha traspasado fronteras, asentándose en Iberoamérica y Francia.
Las haciendas y cortijos donde se asientan estas ganaderías son un claro ejemplo de explotaciones agroganaderas, un micro universo dotadas de autonomía productiva que en ciertos casos como en el Cortijo el Esparragal, llegó a tener poblado con capilla y escuela.
En definitiva, el turismo rural se consolida como una herramienta clave para combatir la despoblación y generar riqueza en territorios donde de otra manera no se produciría por los hábitos de vida y necesidades domésticas y de formación actuales.