Ya decíamos en esta columna, que en la presentación de las proyecciones macroeconómicas del XXXIII Informe Loyola Economic Outlook, el panorama económico de Andalucía replicaba un comportamiento muy parecido al que se podía apreciar a nivel nacional. En concreto, las estimaciones nos indicaban que el PIB de Andalucía crecería de un 2,3% en 2023 (ligeramente inferior al 2,4% estimado por España). De la misma manera, las nuevas estimaciones indicaban que la economía andaluza debería crecer de un 1,3% en 2024, frente al 1,8% nacional.
De tal modo, que a pesar de los efectos negativos de la sequía y de la todavía presente inestabilidad geopolítica en Europa del Este, la evolución de la economía andaluza parecía seguir la tendencia positiva ya indicada en el anterior número del informe, debido sobre todo al alto volumen de exportaciones y al buen comportamiento del mercado laboral. Es verdad que habría que vigilar desde cerca la climatología y las consecuencias directas del cambio climático que estamos experimentando, para valorar su potencial impacto futuro en los sectores más directamente interesados, como agricultura y ganadería, dos de los sectores claves para la economía andaluza.
Pero vamos a centrarnos en el sector exterior. En cuanto al comercio exterior, los últimos datos nos indican que, entre enero y julio de 2023, Andalucía ha alcanzado un nivel de exportaciones correspondientes a un valor de 22.744 millones de euros, cifra que supone su segundo mejor registro para los siete primeros meses del año desde que existen datos homologables (1995). Sin embargo, es importante notar que la cifra actual supone una reducción del 9% en comparación con 2022, año en el que se alcanzó el mayor registro histórico. Esta bajada se debe, principalmente, a los efectos negativos de la sequía que ha afectado de manera muy seria al sector agrícola andaluz.
Los datos de junio de 2023 indicaban un saldo de la balanza comercial negativo tanto a nivel nacional como en Andalucía. En cuanto al sector turístico, el número de pernoctaciones en 2023 siguió mostrando en julio una mejoría con respecto a los mismos meses de 2022, tanto a nivel nacional como para Andalucía, siendo el turismo interior el más importante.
Es probable que la economía mundial crezca un poco más rápido en 2023, aunque el desplome del mercado inmobiliario en China ensombrezca las perspectivas de crecimiento global, justo cuando el efecto de la política monetaria restrictiva pesa, cada vez más, sobre la evolución de la demanda en Europa y EE.UU. Por ello, se proyecta que el crecimiento global en 2024 será menor que en 2023. A corto plazo, las perspectivas relativas al comercio internacional se ven ensombrecidas por la debilidad de los inter- cambios comerciales de mercancías, sobre todo en los países avanzados, mientras que el comercio de servicios sigue evolucionando favorablemente gracias, fundamentalmente al turismo.
En cualquier caso, podemos concluir que, a pesar del entorno general de ralentización europea, Andalucía sigue manteniendo el ritmo para este año pero se desinfla para el siguiente. El sector exterior ha sido clave en el pasado para asegurar altas tasas de crecimiento del PIB, pero con un sector agrícola en crisis, y su externalidad, el agroalimentario, focalizado al sector exterior, las expectativas no son buenas. Y como ya decíamos el pasado mes, lo malo es que el 2023, definitivamente no será el año de transición hacia la recuperación que pensamos que tendríamos en el 2024. Y como ya incidíamos, con una tasa de paro que no deja de moverse en el 18%, décima arriba, décima abajo.
