En líneas generales, ¿cuál es la especialidad que desempeña usted dentro del Hospital Cruz Roja de Córdoba?
Soy otorrinolaringólogo, me encargo de la patología tanto del oído, la nariz y la garganta, lo que incluye desde cavidad oral, faringe y laringe. La otorrinolaringología es una especialidad médico-quirúrgica muy amplia. Tratamos desde mareos, molestias faríngeas u otológicas hasta una cirugía de cuello, oído, fosas nasales, patología infantil como amígdalas y vegetaciones. Por lo que tratamos a muchos pacientes con una franja de edad enorme, desde niños hasta personas mayores.
Actualmente, ¿cuáles son las patologías a las que se enfrenta con más frecuencia en su consulta?
Otorrinolaringología es una especialidad muy curiosa respecto a las estaciones del año, no hay siempre que limitarse a una regla matemática. Ya sabemos que la medicina no es una ciencia exacta. Aunque estamos cambiando mucho en cuanto a la climatología, siempre destacan unos cuadros por encima de otros y tras la pandemia de la COVID-19, más todavía.
Actualmente, en verano, las patologías más frecuentes son la otitis del nadador y amigdalitis, entre otros motivos, por el cambio de temperatura de la piscina, la oscilación de temperatura del día a la noche que a veces llegan a unos de 25 grados de contraste, aires acondicionados etc., que pueden provocar problemas fonatorios y sangrados nasales por la dilatación de los vasos sanguíneos.
El verano juega un papel como enemigo del oído.
Totalmente. Los cuadros más frecuentes que atendemos de urgencia y como consulta preferente, son relacionados con el oído, como otitis, tapones, epistaxis y traumatismos sonoros.
La otitis externa suele producirse por la entrada de agua que no se encuentra totalmente depurada o en condiciones higiénicas adecuadas, o bien porque tengan una patología de base, como una dermatitis y otitis crónica. La epistaxis, que es la exteriorización del sangrado nasal, suele ser causada por los cambios de temperatura. Estas, junto con la amigdalitis, son las más frecuentes. Evidentemente, también hay otras patologías llamativas ahora como son los traumas acústicos, bien por festivales de música, o fiestas locales. Hay muchas personas que no son conscientes de los decibelios a los que se enfrentan y las secuelas que pueden conllevar. También la práctica del submarinismo, o los cambios de presión en los viajes en avión o en tren, pueden provocar daño a nivel del oído.
Además, en el caso de los más jóvenes, imagino que también está afectando el uso masivo de auriculares.
Efectivamente. De hecho, ya existen aplicaciones en diferentes dispositivos. Hay pacientes que so- portan música a muchos decibelios, suponiendo esto una sobrecarga sobre las células que se encargan de la detección del sonido en el oído interno. Son células que desgraciadamente, al absorber esa onda sonora tan fuerte, se pierden para siempre. Hay que tener mucha con- ciencia sobre eso.
Respecto a la higiene del oído y el uso de bastoncillos de algodón, ¿es realmente tan perjudicial como se cree?
Desgraciadamente sí, porque el mito de “limpiarse los oídos” está muy extendido. Los oídos no hace falta limpiarlos. Tanto los bastoncillos como meterse el dedo, meter una toalla o incluso el uso de diferentes tipos de spray para diluir el tapón, o agua, no los recomendamos porque nos gusta decir que cada oído, cada pabellón auricular, es un mundo, y cada paciente es diferente. Entonces no sabemos si hay algún tipo de patología o algún tipo de problema del tímpano.
¿Cuál sería la edad recomendable para realizarse pruebas diagnósticas en caso de que no haya problemas audiológicos?
Si nos referimos a la audiología, sin ningún tipo de precedente o ningún tipo de antecedente familiar, a partir de los 55 años sería recomendable una revisión anual, ya que es cuando empieza la pérdida de audición normal degenerativa.
En caso de tener alguna patología, ¿la intervención debe ser inminente?
Exacto, me gustaría hacer mucho hincapié en esto. Hay un problema que nos preocupa a los otorrinos que es la ronquera o disfonía, problema de la voz. Hay que diferenciar sin meter miedo a la población, de los tipos de problemas de voz que existen, ya que puede ser un episodio temporal motivado por ejemplo por un resfriado que dura semanas y que mejora. En este caso, ese paciente puede estar tranquilo pero si el problema perdura, si persiste la ronquera más de seis semanas, es conveniente que se acuda lo antes posible al otorrinolaringólogo, ya que puede esconder una patología más seria, como un tumor o una infección que, a veces, se tratan como cuadros más banales.
Para concluir, ¿cuáles son las novedades o avances en el campo de la otología en la actualidad?
En el campo de la otología se están realizando cada vez más pruebas tanto de imagen con resoluciones de gran calidad y pruebas audiológicas. Y los audífonos están mejorando de manera exponencial en calidad y prestaciones.
Hay patologías como son los acúfenos que son muy frecuentes en consulta, pacientes de avanzada edad e incluso niños pequeños a los que se les tarda demasiado en realizarles pruebas auditivas para problemas que tienen de desarrollo, problemas de déficit de atención, o problemas del lenguaje, entre otros. Por ello, la otología junto a una unidad de audiología, es fundamental.
Las pruebas que nosotros realizamos para valorar la función del oído interior cada vez son más más exactas y de todo tipo, tanto para niños recién nacidos, como cuando deberían empezar a hablar, hasta personas de entre 20 y 50 años. Y a partir de los 55 años, como ya había comentado, también para ver si tienen un problema degenerativo.
Tanto las pruebas de imagen radiológicas como las pruebas con los microscopios que tienen mayor calidad óptica, son esenciales y nos prestan asistencia al servicio de audiología, ya que cada vez son mejores y cada día que pasa, son más efectivas
