08/02/2025

¿Dónde están los fantasmas económicos para el 2025 típicos de final de año?
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Todos los hemos sufrido, al menos hemos visto fantasmas económicos durante los últimos tres años, y no me refiero a personas, Dios me libre, sino a previsiones negativas económicas para […]

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Todos los hemos sufrido, al menos hemos visto fantasmas económicos durante los últimos tres años, y no me refiero a personas, Dios me libre, sino a previsiones negativas económicas para el siguiente año, que gracias a Dios, o gracias al trabajo y esfuerzo de todos los implicados en la Economía (véanse como sinónimos), finalmente año tras año no se ha materializado.

Y es que este año is different, como España (o Andalucía), no sólo estamos acabando bien el año, muy bien, sino que las previsiones positivas para 2025 nos están evitando sufrir tales temidos fantasmas económicos.

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Sin caer en la complacencia, ¿quién no empieza así mucho mejor el año?

El calendario se aproxima a su final, semanas y días quedan, y este año 2024 cierra con una nota alta para España y, en particular, para Andalucía. Atrás quedaron los temores y la incertidumbre que plagaron los titulares en los últimos días de 2023 (2022 y 2021), cuando las previsiones para el año que ahora despedimos eran, en el mejor de los casos, sombrías. Las noticias de aquel entonces hablaban de una inflación persistente, un crecimiento económico estancado y un desempleo que parecía resistirse a los esfuerzos de mejora. Sin embargo, 2024 nos sorprendió con un giro inesperado, mostrándonos que la resiliencia de nuestra economía no debe subestimarse, yo no la subestimé, véanse mis artículos de la época (y no es cuestión de proyectar, sino de palpar la calle profesional).

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Hoy, en pleno mes de diciembre, podemos afirmar que España ha brillado como ejemplo entre las economías avanzadas. Con un crecimiento del Producto Interior Bruto en torno al 3%, el país ha demostrado que no solo puede recuperarse de adversidades, sino también liderar en ámbitos clave. Este desempeño ha sido reconocido incluso a nivel internacional: publicaciones como The Economist han destacado a España como la mejor economía de la OCDE en 2024, un honor que viene respaldado por hechos tangibles, y por ende, Andalucía. La inflación, que tantos estragos causó en los años anteriores, se ha mantenido en niveles moderados, ofreciendo estabilidad a los hogares y empresas. Por otro lado, la tasa de desempleo ha alcanzado su punto más bajo en décadas, mejorando la calidad de vida de miles de familias.

Repito (y no lo he dicho antes), todo ello, sin colores políticos, sólo los colores de trabajadores, emprendedores y empresarios.

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En Andalucía, los vientos de cambio han soplado con especial fuerza. La región, históricamente golpeada por tasas de desempleo superiores a la media nacional, (¿alguien no lo sabía?) ha experimentado una notable reducción en este indicador, situándose en torno al 18%, frente al 19,7% de 2023. Los sectores tradicionales, como la agricultura y el turismo, han mostrado una capacidad renovada para adaptarse a las exigencias de un mercado cambiante, con un crecimiento del turismo internacional superior al 8% respecto al año anterior. Pero más allá de ellos, la industria tecnológica y las energías renovables han comenzado a erigirse como pilares fundamentales de la economía andaluza. Las exportaciones tecnológicas han crecido un 12%, mientras que la capacidad instalada en energía solar se ha incrementado en un 15% solo este año. Empresas emergentes y grandes inversores han encontrado en Andalucía un lugar propicio para el desarrollo, generando empleo de calidad y atrayendo talento joven. ANDALUCÍA está aquí.

El avance en infraestructuras y conectividad también ha desempeñado un papel clave en este renacer económico. Proyectos como la mejora de las redes ferroviarias y el impulso de los corredores logísticos han potenciado el comercio y han hecho de Andalucía un eje de vital importancia para la economía nacional. A su vez, la apuesta por la sostenibilidad no ha pasado desapercibida; la región ha liderado iniciativas en energía solar y eólica, consolidándose como referente en la transición ecológica de España.

Sin embargo, lo más alentador no es solo el balance de este año, sino las perspectivas de futuro, sin fantasmas económicos. De cara a 2025, las previsiones mantienen el optimismo. Se estima que el PIB de España crezca un 2,7%, sostenido por un consumo interno robusto y una mejora en las exportaciones. En Andalucía, se prevé que el crecimiento económico ronde el 3%, con especial impulso en sectores como la tecnología, que proyecta un aumento del 10% en inversiones, y las energías renovables, que seguirán siendo un motor de desarrollo con un incremento estimado del 20% en capacidad instalada. ANDALUCÍA está aquí, tirando de la media nacional.

El mercado laboral también apunta a mejorar. En España, se espera que la tasa de desempleo baje hasta el 10,5%, mientras que en Andalucía podría descender al 16,5%, marcando un nuevo mínimo histórico. Además, el sector de la vivienda también podría dar un giro positivo, con nuevas políticas públicas que buscan aumentar la oferta de vivienda asequible, especialmente en las áreas más demandadas. Sin color político, por favor.

No obstante, es importante no caer en la complacencia, y no caeremos. Los retos no han desaparecido por completo. La necesidad de aumentar la productividad, la mejora de la educación y la formación para un mercado laboral en constante evolución son cuestiones que requieren atención inmediata. Del mismo modo, el acceso a una vivienda asequible sigue siendo una asignatura pendiente, especialmente en las grandes ciudades y en zonas de alta demanda turística. Las autoridades deben abordar estas cuestiones con determinación para que el crecimiento económico se traduzca en una mejora real y sostenible del bienestar de todos los ciudadanos.

En retrospectiva, 2024 nos ha dejado una lección valiosa: las crisis, por profundas que parezcan, no son eternas, y en cualquier caso, se sobrevuelan. La adaptación, la innovación y el trabajo conjunto entre los sectores público y privado pueden generar resultados que superen incluso las expectativas más optimistas. Este año, que comenzó con una nube de incertidumbre, termina con un rayo de esperanza que ilumina el camino hacia un futuro prometedor, por fin.

Así, cerramos el año con la convicción de que España, y en especial Andalucía, están avanzando en la dirección correcta. Si 2023 nos recordó los riesgos de una economía globalizada y vulnerable, 2024 nos ha mostrado el poder de la resiliencia y la capacidad de un país para reinventarse. A trabajar por cumplir previsiones, esta vez sí, al ser positivas.

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