En la noche del 12 de febrero de 2023, en Rio de Janeiro (Brasil), cenando con compañeros y amigos de trabajo, todo se vio tan claro como el aceite.
De pronto, nos percatamos que en la mesa había una botella de aceite de oliva virgen extra, nos apresuramos a ver de dónde procedía, y prácticamente todos coincidimos, “seguro que es del que le vendemos a Italia y se exporta con su etiquetado”, efectivamente, Italia.
España, y por ende Andalucía, es líder tanto por producción como por exportaciones de aceite de oliva, pero al mismo tiempo Italia es nuestro mayor comprador, y de ahí, la botella de nuestra mesa.
De toda la cadena de valor, producción, exportación a granel, embotellado, etiquetado y venta final, tradicionalmente nos quedamos en los dos primeros pasos, es decir, generamos todo el valor del producto, pero perdemos gran parte de su margen de negocio.
Claramente esta situación ha ido mejorando estos años atrás, dando pasos hacía delante en la cadena de valor, captando una mayor cuota de la misma, pero aún quedan en nuestras mentes reminiscencias del pasado, véase nuestra reacción aquella noche.
Tomando este tópico, visto lo de aquella noche, o quizás ya menos, según los últimos años, y que es justo fue hacía donde derivó la conversación, aquí abogo por una Andalucía que siga asumiendo riesgos, dando pasos al frente en las cadenas de valor de los sectores en los que están presentes sus empresas, no sólo en el oleícola.
Ir adelante en las cadenas de valor, asumiendo cada vez mayor cuota de margen sectorial, supone mayores riesgos, pues claro, pero también mayores retornos, lo sabemos hacer y ya lo estamos haciendo, exportando end to end, desde Andalucía hasta el país final, nuestros servicios y productos.
Apostando por no quedarnos en las fases “a granel” de los respectivos sectores, investigando, desarrollando e innovando, para situar a la marca Andalucía y sus empresas como referentes en aquellos sectores en los que operemos.
Al fin y al cabo, cuanto más y con mayor valor exportemos, más y mayores serán las inversiones extranjeras hacía nuestro territorio, el círculo virtuoso deseado por toda economía.
¿O acaso se puede pensar que los indicadores de exportaciones andaluzas y recepción de inversiones en nuestro territorio estén en máximos de los últimos años y al mismo tiempo es casualidad? Pues no.
Andalucía 2022, récord de exportaciones superando los 40.000 millones de euros, y consecuentemente, la inversión extranjera se disparó un 87% en los últimos tres años.
Y como dato que conjuga ambos, del informe “Retos y perspectivas de inversión en Andalucía. Afrontando la incertidumbre” elaborado por BDO, se desprende que el 93,3% de los inversores mantiene su decisión de invertir en empresas en Andalucía, por tener unas expectativas mejores que la media nacional para 2023.
Parece que no hay duda, si lo hacemos bien fuera, los de fuera vendrán e invertirán, todos quieren invertir donde se hacen bien las cosas.
No hace mucho escuché al CEO de una importante compañía tecnológica andaluza, parafraseando al lema usado por el programa para la conmemoración del V Centenario de la Expedición Magallanes-Elcano, que su deseo era aportar su granito de arena para que Andalucía vuelva a ser “Origen y Destino”, destino, pero también origen y referente industrial.
Empresas andaluzas, podemos contar múltiples ejemplos que nos deben servir de guía en este camino.
PERSÁN, récord de facturación 2022 como resultado de su exitosa internacionalización.
GHENOVA, compañía de la que tengo el privilegio de formar parte, en constante crecimiento y expansión, llevando sus servicios de ingeniería a nuevos horizontes como Estados Unidos, Australia y Reino Unido.
KIMITEC, la Google biotecnológica está en Almería.
COVERMANAGER, tecnológica partner del sector de la hostelería, hacía LATAM y Europa, junto a su alianza con Amadeus Discovery, el grande de las reservas de viajes.
O SINHUME, líder impermeabilización de piscinas desde Cádiz a Estados Unidos, Australia o Egipto.
Tenemos que seguir este camino. La empresa y lo público de la mano, fijando como herramienta clave la inversión “efectiva” en investigación, desarrollo e innovación, entendida como la máxima ejecución del 2% anunciado dentro del presupuesto de la Junta de Andalucía para 2023, el mensaje es importante, pero su ejecución más. A seguir enchanchando el círculo virtuoso conseguido.
