11/05/2025

Antonio J. Gallego: “Los aceites de alta calidad han llegado para quedarse”
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“Nuestro principal objetivo es continuar generando un mayor valor añadido al aceite deolivayatodala gama de productos agroalimentarios en los queeste producto interviene” Migasa es una empresa líder en el sector […]

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“Nuestro principal objetivo es continuar generando un mayor valor añadido al aceite deolivayatodala gama de productos agroalimentarios en los que
este producto interviene”

Migasa es una empresa líder en el sector de aceite. ¿Cómo ha vivido estos dos años de pandemia? 

El inicio de la pandemia en 2020 supuso un parón del consumo en sectores como el HORECA y toda la incertidumbre que se generó frenó el crecimiento de la economía mundial y como consecuencia el de casi todas las empresas y casi todos los sectores. A lo largo de 2021, hemos visto cómo la economía volvía a activarse poco a poco afortunadamente. 

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Creo que, en general, las empresas y la sociedad hemos reaccionado bien teniendo en cuenta que estábamos ante una situación desconocida para todos. Nos hemos adapta- do y estamos saliendo: no hay más remedio que trabajar más cuando las cosas se ponen difíciles y tirar de ingenio y de innovación. Eso es lo que hemos hecho la mayoría de empresas: también MIGASA. Teniendo siempre muy presente que la prioridad absoluta desde semanas previas a la declaración de la pandemia, fue la seguridad y la salud de todos los que formamos MIGASA. 

Las empresas como la nuestra, empresas familiares tan pegadas a la tierra y al trabajo de los agricultores, tenemos en el ADN la capacidad de adaptación, la cultura del esfuerzo y una visión a largo plazo que nos permite tener perspectiva y saber que para perdurar hay que saber evolucionar y que lo importante es afrontar los retos desde nuestros valores: compromiso, calidad, esfuerzo, innovación y pasión por el campo y las personas que lo trabajan. 

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Parece que ahora estamos en un momento en el que la cultura del aceite está en alza. ¿Cómo se traduce esto en la cuenta de resultados de empresas como la suya? 

Ciertamente hay un hecho destacable y es que el aceite español cada vez se vende más en el mundo: de hecho, nosotros estamos presentes en más de 120 países de 5 continentes y seguimos con mucha ilusión y dedicación viajando y abriendo mercados en rincones del mundo todavía hay mucho por conocer de nuestro aceite de oliva. 

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Y lo estamos consiguiendo gracias a nuestra decidida apuesta por la calidad, que se traduce en generar un mayor valor añadido al aceite de oliva y a toda la gama de productos agroalimentarios en los que este producto interviene. Para nosotros, el aceite de oliva debe incorporarse como ingrediente irrenunciable en otras gamas de productos. 

La traducción en cuenta de resultados es algo que llega a base de esfuerzo, no es inmediato y no es lineal, pero sabemos que el trabajo y el esfuerzo siempre tienen un resultado positivo. 

Migasa es hoy el resultado de diferentes alianzas con otras empresas del sector. ¿Qué previsiones de crecimiento tienen para los próximos años? 

En los más de 60 años de la compañía, MIGASA siempre ha estado muy unida al agricultor y al sector productor olivarero, y siempre, ha buscado nuevas oportunidades de crecimiento, bien incorporando nuevas marcas a su entorno o poniendo en marcha alianzas estratégicas con otras empresas familiares o cooperativas. 

Para nosotros es muy importante que las marcas que se incorporen a nuestro entorno sigan manteniendo su esencia y las características que las hacen únicas y relevantes para sus mercados y consumidores. Nuestro objetivo es siempre contribuir a que se hagan más grandes aportando diversos recursos y estructuras. 

Si hay algo de lo que a lo largo de los años podemos estar orgullosos de haber aprendido, es a ser flexibles y generar oportunidades: está en nuestro ADN empresarial y seguiremos haciéndolo, tenemos la intención de seguir creciendo por esta vía de las alianzas. 

Las exportaciones andaluzas están batiendo récords. ¿Cree que se ha trabajado bien en estos últimos años en la proyección de nuestras empresas en el exterior? 

El impulso de la cultura del aceite es algo que estamos construyendo entre todos los agentes del sector: tanto las empresas como la nuestra como otros agentes privados y públicos. Si echamos la vista atrás es indudable que todos hemos trabajado bastante y bien en estos últimos años. 

Aun así, estamos convencidos de que hay aún margen de crecimiento, no solo en número de mercados sino en tasa de penetración y, muy especialmente, en promoción y reconocimiento de los aceites españoles. 

Creemos que tenemos un producto excelente, que además está perfectamente alineado con las preocupaciones de los consumidores que buscan consumir productos sostenibles, de calidad y beneficiosos para su salud. Nuestros aceites, que forman parte de la reconocida dieta mediterránea, son por tanto productos con alto potencial de crecimiento dentro y fuera de nuestras fronteras. 

¿En torno al aceite se ha creado un mercado Premium o de lujo? ¿Cree qué se podrá mantener en el tiempo, o es una moda pasajera? 

La madurez de los mercados conlleva que las empresas podamos trabajar en productos más premium. En España la cultura del aceite tiene un fuerte arraigo ya que este producto está presente en nuestra dieta mediterránea desde tiempos ancestrales. Y el trabajo que todo el sector venimos haciendo permite que se cree un segmento de consumo que entiende, valora y compra propuestas premium. 

Así, nuestros aceites cada vez se venden más y mejor aquí y en el mundo y creo que así seguirá siendo. Los aceites de alta calidad han llegado para quedarse porque nuestros consumidores los entienden cada vez mejor y los valoran como se merecen. 

Lo que sí está claro es que Migasa vende calidad y se esfuerza por realizar unos controles de calidad muy exhaustivos, ¿no es cierto? 

Así es, para MIGASA la calidad es uno de nuestros principales vectores de crecimiento y en es torno a su continua mejora en la que se basan las principales inversiones de los últimos ejercicios. Está en nuestros valores como compañía y permea desde ahí a todas las unidades de producción, todos los departamentos, todos los procesos, todos los productos y todas las personas que formamos parte de esta compañía. 

MIGASA es una empresa familiar que ha estado siempre muy unida al origen, al agricultor y al sector productor olivarero, y es esa calidad, ese buen hacer y es esa tradición milenaria de la cultura del aceite la que nos esforzamos en trasladar al consumidor final poniendo el foco en los procesos y en los controles de calidad. Así, nuestra puesta en valor del aceite pivota sobre dos ejes fundamentales: la calidad del producto y sus beneficios para la salud y la sostenibilidad y relación con su entorno.
Todas las personas que trabajamos en MIGASA sabemos que nuestros productos van a terminar en la mesa o en las cocinas de muchas familias. Este hecho hace más motivador nuestro trabajo, nos ayuda a llevar a cabo con empeño un seguimiento interno de calidad y garantía de consumo, pensando en que cada parte del proceso productivo de un tipo de aceite o de alguna salsa va a llegar a alguien que lo va a degustar. 

En la era de la digitalización y la innovación, las empresas del sector agroalimentario también apuestan por tecnificar los procesos. ¿Cómo han mejorado en este sentido? 

Es cierto que el avance de las tecnologías ha hecho posible algo que los fundadores de nuestra empresa quizás no pensaban que podía ocurrir: que desde un teléfono en cualquier lugar de mundo se pueda conocer en tiempo real si se están cumpliendo los parámetros exigidos para la calidad, que se pueda tener localizada una cisterna de granel o conocer dónde se encuentra un pallet de envasado. Eso nos ha permitido ampliar nuestro concepto histórico de calidad enfocada al cliente sumando la tecnología para centrarnos en la calidad de nuestro proceso completo. 

Dirigirnos a muchos clientes muy diferentes, nacionales e internacionales, ha hecho imprescindible algo que nuestra compañía ya estaba aplicando: que dispongamos de las mejores capacidades y herramientas para garantizar el cumplimiento de los más altos estándares de calidad y controles de seguridad alimentaria. En todo ello la tecnología, concretamente la digitalización, es fundamental y hoy podemos decir que la mejora de procesos, en toda su extensión, se ha convertido en la clave de nuestra calidad. 

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentan a corto y medio plazo? 

El principal reto de todas las empresas, no solo la nuestra, creo que tiene que ver con fortalecer nuestra propuesta de valor para que los escenarios de incertidumbre como los que parece que se abren a corto plazo, y que de una manera u otra son una constante, tengan el menor impacto posible. 

Nuestro reto como empresa, que coincide con el del sector, es seguir apostando por la promoción y calidad del aceite español, para que las diferentes situaciones de incertidumbre que suceden y que frenan el crecimiento de la economía mundial, afecten lo menos posible. 

En este sentido, además de la promoción, que es algo en lo que es indispensable la colaboración público-privada, es importante seguir apostando por la innovación y la digitalización para ser más flexibles, poder adaptarnos a las necesidades de los mercados y a los nuevos escenarios mundiales con rapidez, eficacia y eficiencia. 

No solo es una cuestión de mejora de la calidad y la productividad sino también de poder responder con agilidad a las demandas de los consumidores y las nuevas tendencias de consumo. 

A estos retos se suma uno que también es clave: seguir creciendo de forma sólida, responsable, estable y sostenible en un mundo globalizado, hiperconectado y cambiante, manteniendo y situando nuestros valores y esencia como la base de todos los procesos y proyectos de mejora continua e innovación. 

Un ejemplo de estos retos es nuestro proyecto Olivar Tradicional que hemos lanzado para poner en valor la tradición milenaria de cultivo del olivar y trasladarlo al consumidor final, a la vez que garantizamos un precio justo para los agricultores. Se trata de contribuir desde nuestra empresa a preservar un modo de vida y una forma de trabajar la tierra que permiten obtener una materia prima de altísima calidad y que redunda en el beneficio de la salud de las personas y del planeta. 

A este se suma el reto de la sostenibilidad que nosotros ya venimos trabajando, pero que sin duda es un reto compartido por todo el sector. Innovamos para mejorar la calidad de nuestros productos, desde el enfoque de la contribución a la salud y bienestar de las personas y la adaptación a formas de producción que mejoren nuestra eficiencia y sean más respetuosas con el medio ambiente. 

Concretamente, estamos apostando por la economía circular dándole una segunda vida a los residuos que se convierten en materias primas secundarias, como es el caso de nuestra fábrica de Alcolea (Córdoba), en la que contamos con el sello “Residuos Cero a Vertedero”. 

Entre los valores de su empresa están la globalidad y la proximidad. ¿No son términos contrapuestos? 

Ciertamente podría parecerlo, pero en nuestro caso son complementarios. Desde sus inicios MIGASA ha estado muy unida al origen, al agricultor y al sector productor olivarero, y ha buscado nuevas oportunidades de crecimiento juntos, desde lo local a lo global. Nuestra pasión por nuestra tierra, por el aceite y el olivo, por la agricultura, por la innovación y mejora continua y por la familia, tanto la familia natural como la que conforman los cerca de 80.000 agricultores que confían en nosotros, son los motores de nuestra empresa. 

Creer en ellos es lo que nos ha impulsado a llevarlos más lejos, a darle a nuestra empresa, un alcance global, a apostar por marcas locales en sus mercados más que por grandes marcas globales, y eso nos ha permitido ser hoy la primera empresa agroalimentaria de Andalucía por volumen de facturación y el principal exportador de aceite de España, con presencia global en más de 120 países y más de 1.200 empleados. Todo ello siendo una empresa privada 100% familiar profesionalizada, que trabaja, a diario, sin perder sus señas de identidad como empresa familiar, y a la que poco a poco, se van incorporando las siguientes generaciones de la familia. 

¿Qué objetivos se plantea Migasa para este 2022? 

Nuestro principal objetivo es continuar generando un mayor valor añadido al aceite de oliva y a toda la gama de productos agroalimentarios en los que este producto interviene. 

Así, en línea con todo lo que venimos planteando, seguiremos consolidando los diversos proyectos destinados a llevar al sector agroalimentario andaluz al siglo XXI. Además del proyecto de “Olivar Tradicional”, este año vamos a poder poner en valor comercial, aunque sea en pequeñas cantidades y marcas exclusivas, los aceites de gran calidad que se producen en las 9 almazaras del grupo. 

La diversidad de almazaras y su ubicación, nos permite la obtención de variedades y calidades de aceite virgen extra que ahora vamos a poner a la venta aprovechando los nuevos hábitos de compra digital de los consumidores. A través del canal online, queremos acercar a los consumidores a las almazaras, y de forma sencilla y ágil, acceder a probar diferentes tipos de aceites virgen extra de producción propia de gran calidad. Se trata en definitiva de llevar la cultura aceitera al s.XXI para que el sector siga creciendo con nuevos públicos. 

También, nos hace especial ilusión nuestra reciente apuesta por productos donde el ingrediente aceite de oliva se convierta en fundamental, apostando por innovaciones en recetas de productos que ya se comercializan, pero donde sólo sea el aceite de oliva el único aceite usado como ingrediente, en productos tan tradicionales como el gazpacho, el salmorejo, las cremas de verduras o la tortilla de patatas. 

Nuestra admiración y pasión por el trabajo que hacen los agricultores olivareros nos motiva a seguir impulsando nuestras propias almazaras y estamos decididos a hacerlo. Tenemos la convicción, los recursos y la experiencia para dar el impulso necesario para que estos aceites de gran calidad lleguen a nuevos públicos que los valoran y los aprecian y hacerlo sumando a la generación de una cultura del aceite en nuestros consumidores y de la innovación en nuestros agricultores. Y sobre todo, tenemos lo más importante: nuestra pasión por el campo y el trabajo bien hecho. 

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