En estos días en los que las noticias económicas no pueden ser más agoreras, Andalucía está, más que nunca, preparada para mostrarse al mundo. Un mundo competitivo pero lleno de oportunidades y que espera impaciente contar con productos de calidad y que sean novedosos para dar respuesta a una demanda y a un cliente, cada día más exigente.
Y es que ya lo dice el refrán: “A río revuelto, ganancias de pescadoras”. Por eso es el momento de dar el salto para ofrecer todo el potencial de empresas que contamos en nuestra tierra, y que están llamadas a liderar en medio de una globalización en la que el mercado español, tiene cada vez más posibilidades.
Y ahora es cuando Andalucía tiene que dar el paso. Un paso en el que mostrar el gran catálogo de empresas a la vanguardia. Empresas tecnológicas, innovadoras y absolutamente disruptivas que, con un amplio directorio de productos y de servicios, están más que dispuestas para dar respuestas y ofrecer soluciones concretas a los grandes retos y a las necesidades que están surgiendo.
Pero cuidado. Salir al exterior no se puede hacer de cualquier manera y las empresas, los trabajadores, los emprendedores, las universidades y las distinta administraciones, deben y tienen que estar listas para poder valorar los riesgos con los que se pueden encontrar en los mercados externos.
Las primeras deben asumir los posibles “contratiempos” económicos y logísticos. Los trabajadores tendrán que ser más equipo que nunca, los emprendedores ser creativos y rompedores, las universidades transmitirán el conocimiento y las administraciones tienen que abrir las puertas a las empresas que están dispuestas a poner un pie fuera de las fronteras.
También es fundamental contar con profesionales que los asesoren y guíen para evitar cometer errores que les pueden costar caro y los devuelva a la casilla de salida. Y, por supuesto, contar con un fondo económico que respalde la inversión que van a realizar en este nuevo mercado al que van a llegar, no sólo con sus empresas, sino también con sus ilusiones, su esfuerzo, su tiempo y, no lo olvidemos, sus emociones.
Cada vez son más las empresas andaluzas que van a descubrir mercado, no sólo fuera de Andalucía, sino también de España. Tenemos menos miedo al cambio. Somos menos conservadores porque no queremos quedarnos atrás y ser unos rezagados, y estamos más abiertos a indagar y experimentar a pesar del “peligro” que se pueda correr.
La formación y los nuevos perfiles, no solo tecnológicos sino también especializados en diferentes campos, han ayudado, de manera imparable, a que nos encontremos más capacitados para afrontar los cambios y asentarnos más allá de nuestra tierra, a pesar de la crisis. Una crisis que parece que no tiene fin y que no va a terminar nunca, y para la que no están dispuesto a esperar sentados a que llegue ese desenlace porque ellos, los empresarios, son las que están decidiendo cuándo, cómo y dónde.
Y es que Andalucía, tiene y cuenta con recursos infinititos. El mundo se nos queda pequeño y son numerosos los empresarios que externalizan sus proyectos, empresas e incluso ideas de negocio, porque saben que ya no hay límites para ellos.
Andalucía no está dispuesta a conformarse con ser la despensa de otros países y ser solamente líder en los sectores de la agroindustria, la alimentación y las bebidas. Andalucía quiere más porque actualmente es un ejemplo de, lo que muchos han llamado, “el espíritu emprendedor”. Situándose en tercer lugar, tras Madrid y Cataluña, con una tasa de actividad emprendedora de 4,9 % (Datos recogidos en el Informe GEM Andalucía 2020/2021, elaborado por la Universidad de Cádiz).
Un espíritu emprendedor que llega de la mano de una generación que avanza sin descanso, y que ya forma parte de ese 60% de startups en Andalucía. Jóvenes que, además de ser creativos, escuchan a los que les están dando el relevo para seguir creciendo, creando empleo y expandiendo Andalucía para llevar nuestro saber, y nuestra forma y manera de hacer las cosas, a todos los rincones.
Las empresas andaluzas tienen que transcender en el tiempo y en el espacio, y sumar generaciones no sólo de años sino también de saberes. Y sí, ya son muchas las empresas que son modelos para otras porque ambas generaciones trabajan juntas, y lo hacen porque tienen la certeza de que de ellas depende el futuro de Andalucía, y porque saben que, sin esta colaboración, será impensable e imposible que nuestra tierra, Andalucía, sea un ejemplo a seguir y pueda ganar la carrera para posicionarse en el mercado internacional.