Andalucía es una tierra de incalculables recursos. Sus más de 87.500 kilómetros cuadrados de territorio hacen que sea más extensa que algunos países europeos como Bélgica o Suiza. El viajero que recorre nuestra región vuelve a su origen con un grado medio de satisfacción que supera los 8.5 sobre 10 puntos, y a esto hay que sumarle que la intención de repetición del destino supera el 90%, datos estos que nos arrojan encuestas a pie de calle.
Con estos datos de partida, podría decirse que el trabajo de la promoción turística es casi prescindible para un destino turístico como el nuestro. “Andalucía se vende sola”, hemos tenido que escuchar en algún que otro foro, pero nada más lejos de la realidad. La competencia entre destinos y regiones es cada vez mayor, ante un viajero cada vez más exigente, más preparado, más viajado, y con canales y acceso a la información como nunca lo ha habido.
La crisis sanitaria del COVID ha devuelto a todos los destinos turísticos a la parrilla de salida. El viajero ha tenido tiempo, desde casa, de soñar dónde sería su vuelta a la desconexión que conlleva el viajar, ese placer de conocer nuevos mundos, otras culturas, diferentes gastronomías, o el contacto con gentes de otras tradiciones y costumbres. Andalucía, como región más poblada de España, salió beneficiada por ese nuevo tipo de viajero que pone en práctica el ahora llamado turismo de proximidad, por la necesidad de su población de moverse, dada las limitaciones, entre sus provincias, pudiendo disfrutar de ilimitadas experiencias que solo un viajero empedernido podría llegar a descubrir tras media vida viajando.
Pero ahí no queda todo. El alto grado de repetición al que hacía referencia anteriormente hace que muchos de los viajeros que ya vinieron a Andalucía más de una vez conozcan sus “highlights”, esas ciudades, recursos patrimoniales o incluso espacios naturales que seguro que se nos vienen a la cabeza a más de uno. Este viajero podría volver a no repetir en su próxima escapada, motivado por otros recursos, emociones o experiencias que le ofreciera un destino competidor. Pero nuestra tierra siempre puede “sacar de la chistera” nuevas marcas, vivencias, poner en valor nuevos recursos, u ofrecer, de la mano de la colaboración público-privada, nuevos productos turísticos en definitiva a este viajero que o bien ya ha repetido, o bien nunca ha venido porque estas motivaciones nuevas nunca habían estado a su alcance o se le habían ofrecido. Ahí es donde entra la creación de nuevos productos turísticos que “enganchen” de nuevo al viajero que ya ha repetido Andalucía, o que fidelice a un nuevo target que nunca pensó que en nuestra región podría encontrar lo que está buscando.
Desde hace unos 4 años, en Turismo Andaluz venimos trabajando en esta creación y desarrollo de producto turístico, insisto con un modelo de cooperación público-privado, porque sin tejido empresarial que ofrezca servicios al viajero no hay turismo, y sin ello no hay ingresos ni nuevos modelos de gestión de territorios que sumen desarrollo y sostenibilidad de la mano de la actividad turística.
El cicloturismo se ha convertido en una fuente de valor territorial, ofreciendo grandes oportunidades de generación de empleo e im- pacto sobre la economía local. Se trata de una actividad en auge, y Andalucía se posiciona de forma muy favorable para el desarrollo de esta actividad a través de rutas turísticas, BTT, ciudades con carriles bici donde divisar la monumentalidad de las mismas, o eventos de gran atracción de viajeros como la Titan Desert, Badlands o la Andalucía Bike Race. Pero para aquellos viajeros no tan activos o amantes de un turismo más slow, responsable o sostenible, nuestra región cuenta con nuevas experiencias que se enmarcan en microsegmentos como el astroturismo, el geoturismo, la ornitología, o el turismo científico, actividades todas que ya cuentan con un entramado empresarial detrás y que de la mano de Turismo Andaluz vienen reforzando su presencia en los canales de ventas y comercialización.
El lujo, concebido como una actividad más allá del hotel 5 estrellas o las compras en grandes espacios comerciales –que también-, gira ahora en torno al producto y submarca Andalucía Luxury, que busca captar a viajeros con un poder adquisitivo muy alto, pero que a su vez necesita experiencias “tailor made” o a medida, que no tienen por qué desarrollarse en grandes capitales, poniendo por encima de todo el valor de la cultura, la artesanía y las tradiciones propias de nuestra región a su disposición, resultado del paso de numerosas civilizaciones que únicamente pasaron por Andalucía, cómo no. La gastronomía, tan transversal a cualquier actividad como motivo principal de muchos viajes que realizamos, alcanza una especial relevancia con los “Momentos Foodie”, nueva conceptualización de la gastronomía en Andalucía en la que nos dirigimos a un viajero que olisquea en todo lugar donde puede descubrir vivencias gastronómicas, desde las tierras o mares donde se produce la materia prima, hasta las lonjas, mercados, bares, o restaurantes estrella Michelín donde degustar el resultado de todo el proceso.
Andalucía en Moto dará la oportunidad a amantes de las 2 ruedas a recorrer los miles de kilómetros de carreteras secundarias de un destino con un clima envidiable, con más horas de sol que ningún otro de Europa, y con paisajes y paradas que harán que con un poco de marketing el mototurista llene nuestros establecimientos con todas las rutas que estamos desarrollando. El turismo activo, el legado patrimonial e universal, o los territorios agroturistas entre otros, pueden ser nuevas experiencias que muchos viajeros desconocen, y que nos pueden abrir a captar otro tipo de perfiles que desconocen que existen estas oportunidades en Andalucía.
Mucho camino por recorrer, y un valor más incalculable si cabe que el propio territorio: el andaluz, que como anfitrión es inigualable. No en vano, y gracias a ellos, Andalucía es un estado de ánimo.
