Dicen que después de la tempestad llega la calma, y eso es lo que nos hubiera gustado vivir tras lo que parece es la recta final de la pandemia del COVID-19, pero la denominada “tormenta perfecta” parece que nos pone un poco más complicada la tan ansiada vuelta a la normalidad.
Desde LANDALUZ siempre hemos defendido que la estabilidad es el contexto perfecto para poder desarrollar nuestra actividad empresarial y poder ser más útiles y eficientes para nuestro entorno. Es por este motivo que, la situación que estamos viviendo de inflación, subida de costes en materias primas, costes de insumos necesarios para la actividad, etc. A la que se ha sumado la lamentable guerra en Ucrania, cubren el futuro de un velo de incertidumbre que para nada ayuda a las empresas. Nuestro planteamiento, seguir trabajando y trabajando para salir de esta situación lo más fortalecidos posible y seguir ayudando al sector agroindustrial desde la Asociación.
Es necesario para afrontar este escenario contar con la colaboración de todos los eslabones de la cadena alimentaria. Al igual que durante el período más duro de la pandemia del Coronavirus, todos los actores hicimos esfuerzos para salir adelante, ahora es fundamental este trabajo entre los distintos eslabones para poder amortiguar los efectos que estos cambios están produciendo en nuestro día a día.
Y es que el papel de la industria agroalimentaria es fundamental para el sostenimiento de nuestra región. No en vano, este sector es clave para el arraigo de la sociedad al entorno rural puesto que la mayoría de la industria se encuentra ubicada fuera de los grandes núcleos urbanos de población, lo que permite dar trabajo y generar economía en nuestros pueblos y zonas de la denominada Andalucía vaciada.
Por todos estos motivos: la incertidumbre en la que nos movemos y por la importancia y peso que tiene la industria agroalimentaria en nuestra región reclamamos una apuesta decidida por los alimentos de nuestra tierra. En este punto, la colaboración público-privada es fundamental para seguir impulsando un sector referente y locomotor de Andalucía que nos permita afrontar el futuro sabiendo que estamos preparados para ello.
Por ello, necesitamos que desde las Administraciones Públicas se tomen las medidas necesarias que permitan la dinamización de este sector y de todos los que le rodean, en un momento tan sensible como el que estamos viviendo, reclamando una rebaja fiscal que facilite el normal desarrollo de la actividad empresarial y, por ende, de la economía de Andalucía y actuando decididamente sobre los costes energéticos que asfixian a nuestras industrias.
Como decía al principio de este artículo, desde LANDALUZ seguiremos trabajando y trabajando. Poniendo en marcha nuevas iniciativas que brinden oportunidades de negocio para nuestros asociados y reforzando la actividad que venimos desarrollando durante estos años en favor de la promoción de los productos andaluces.
Así, de la mano de las principales cadenas de distribución de nuestra región, nación y mercados de interés, seguiremos llevando el valor de nuestros alimentos hasta las cestas de la compra de los consumidores. Además, seguiremos apostando por la creación de sinergias empresariales a través de nuestra presencia en las principales ferias del sector a nivel nacional e internacional, así como mediante la organización de eventos de gran interés para la industria alimentaria y todos los agentes relacionados con el sector.
Sin duda, nos encontramos ante una situación compleja, muy compleja, pero de la que estamos seguros que, con el apoyo de todos, saldremos más fortalecidos y con mejores cimientos para construir el futuro de Andalucía, el futuro de nuestra tierra.
