sábado, septiembre 30, 2023

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Álvaro González Zafra: “Hemos puesto en marcha la campaña “La distribución comercial frente a la despoblación en Andalucía”, para poner en valor la importancia del comercio en la vertebración social y económica de Andalucía”

“Todos los eslabones de la cadena de valor alimentaria son necesarios e imprescindibles y cada uno cumple una función esencial. Cuando falla alguno, como ha ocurrido con el reciente paro de los transportistas, la cadena se tambalea”

Han puesto en marcha una campaña informativa con el sugerente título “El milagro de la distribución”. ¿Cuál es el milagro al que hace referencia? 

Efectivamente “El milagro de la distribución” es el sugerente título que hemos escogido, a modo de eslogan, para la Campaña que está impulsando nuestra Confederación sobre “La distribución comercial frente a la despoblación en Andalucía”, (https://youtu.be/dO- Tu8NPegYo) que pretende informar y sensibilizar sobre la importancia que posee el comercio para la vertebración social y económica de Andalucía y, en concreto, para frenar la despoblación, poniendo en valor el significativo papel que lleva a cabo el canal mayorista, así como el de todos y cada uno de los eslabones de la cadena de valor alimentaria. 

Y este milagro consiste en que cada mañana todos los ciudadanos andaluces tengan a escasos metros de su casa todos y cada uno de los productos de alimentación y primera necesidad que necesitan en su vida diaria, en un mismo establecimiento y a unos precios competitivos. Eso, que lo damos por hecho y no lo solemos valorar suficientemente salvo cuando existen problemas de suministro, no es nada fácil y, más allá del sugerente título, no es ningún milagro, sino fruto del trabajo y esfuerzo de toda la cadena de valor. 

En Andalucía hay 278.000 operadores de origen que producen o fabrican alimentos, pero a los que le resultaría imposible hacerlos llegar directamente a los clientes. De ahí la importancia de la red de comercialización. 

En nuestra Comunidad Autónoma hay 242.000 explotaciones agrarias, 27.300 explotaciones ganaderas, 2.400 operadores pesqueros y 7.000 industrias alimentarias, es decir, 278.700 productores de alimentos en origen que necesitan una red de comercialización intermedia para hacer llegar los productos a los 8,5 millones de andaluces en 785 municipios, y para ello se sirven de los 150 establecimientos mayoristas, cash&carry y plataformas logísticas, de las 35.000 tiendas minoristas y de los 52.000 establecimientos del canal Horeca. 

Si esta labor fuera fácil el propio sector productor o transformador la llevaría a cabo, pero se requiere especialización e infraestructura logística para centralizar los productos y distribuirlos a todos los rincones de Andalucía, lo que demuestra, sin duda, que todos los eslabones de la cadena de valor alimentaria son necesarios e imprescindibles y cada uno cumple una función esencial. Cuando falla alguno, como ha ocurrido con el reciente paro de los transportistas, la cadena se tambalea. 

Dicen ustedes en esta campaña que la distribución comercial cumple una triple función: social, económica y medio ambiental. 

La distribución comercial alimentaria cumple actualmente una triple función: social, garantizando el abastecimiento a todos los andaluces y evitando la despoblación; económica, generando riqueza y valor en los municipios andaluces; y medio ambiental, reduciendo el impacto en emisiones, dado que, por una parte, el comercio de proximidad es el más sostenible al acudir andando a las tiendas el 90% de los consumidores; y, por otra, la centralización de mercancías permite optimizar rutas y abastecer con un solo camión a muchos comercios, avanzándose además hacia la modernización de flotas con modelos energéticamente más eficientes. 

Este sector se ha considerado esencial durante la pandemia ¿Ha servido esta época tan dura para poner de manifiesto su importancia vital? 

Una de las cosas positivas que como sector podemos destacar del duro y largo periodo de pandemia es que nuestro carácter esencial se ha visto reforzado con el reconocimiento de las Administraciones, de los ciudadanos, de los medios de comunicación y de la opinión pública en general. Jamás antes el ciudadano había valorado como ahora el papel del comercio de alimentación y productos básicos de primera necesidad; nunca antes el consumidor había puesto en valor el trabajo de una cajera o un reponedor; tampoco se había reparado en que si se detiene el funciona- miento de la cadena agroalimentaria se puede llegar a situaciones de auténtico caos en un país, situaciones a las que afortunadamente no llegamos gracias al ejemplo de competitividad, eficiencia y capacidad de adaptación a los cambios que ha demostrado toda la cadena de valor. 

Pero el papel esencial lo reivindicamos de forma permanente, dado que no sólo en momentos de crisis, huelgas o catástrofes somos esenciales, lo somos en el día a día y así exigimos ser tratados, dotando de soporte legal a dicha esencialidad para que no se produzcan situaciones indeseables de falta de abastecimiento. 

Vinculan también esta campaña a la despoblación en Andalucía. ¿En qué medida el comercio vertebra una comunidad tan grande como esta? 

El mantenimiento de los comercios en las zonas rurales y, especialmente, los de base alimentaria, se presenta como fundamental para frenar la despoblación que sufren estas localidades año tras año, vinculada, en gran medida, a la escasez de servicios. Muchos de estos establecimientos comerciales en núcleos rurales están regentados por autónomos o micropymes, de forma independiente, como socios de cooperativas o bien en modalidad franquicia. 

Las tiendas rurales son, en general, pequeños establecimientos comerciales sin espacio de almacenamiento, zonas de difícil acceso y, muchas veces, con complicaciones para la descarga, en los que la rotación de los productos y el abastecimiento frecuente es fundamental. Es aquí donde resulta clave la labor estratégica que desarrolla el canal mayorista, su gran capilaridad y la centralización de las mercancías permite ofrecer un suministro completo, de calidad, seguro y a precios competitivos. Gracias a ello, en Andalucía no existen desiertos alimentarios y todos los ciudadanos tienen a menos de 10 minutos de su casa una tienda con acceso a productos frescos y dieta mediterránea, a unos precios competitivos. 

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