Y esa podía haber sido parte de la conversación que hubiera cambiado este pequeño fragmento de la historia: “¿A Países Bajos? No, venirse aquí”.
Que lo mismo se produjo, o lo mismo no. Pero seguro que nos hubiera venido bien y muy bien a las dos partes. Nunca es tarde si la conversación es buena, dicho queda.
Motivos esgrimidos entre los que se encuentran, cambios futuros por el Brexit, mejor acceso al mercado europeo, fiscalidad, o futura cotización en Estados Unidos, entre otros.
Auge en la atracción de nuevas inversiones, Málaga con más de 360 millones de euros 2022, frente a los 194 millones de euros del 2021.
42.958 millones de euros en exportaciones, un 24,3% más en 2022, por encima de la media nacional, destacando el crecimiento del mercado americano, un 34% más. Perspectivas de calificación de riesgo positivas, según lo expresado por Standard & Poor ́s a lo largo del 2022.
En un entorno en el que el 64% de los empresarios andaluces prevé vender más y el 44% invertir más en 2023.
Mejora de la posición en la clasificación de la Tax Foundation, que valora la competitividad fiscal entre las comunidades autónomas españolas, desde la décima posición en 2018 a la quinta posición en 2022.
O quién sabe, ser la siguiente compañía que se lanza a cotizar en Estados Unidos desde Andalucía, seguro que abrazaríamos con orgullo el amarillo, al igual que en su día lo hicimos con el naranja.
Es aquí donde la política se convierte o se debería convertir en gestión, en hacer llegar a los oídos correctos todo lo anterior, y ante las dificultades, ofrecer soluciones, que, siendo buenas para las partes, también lo serían para todos, y que quede constancia, con independencia del color político.
Probablemente, en ese momento, cada uno de los motivos esgrimidos harían “match” con Andalucía.
A estas alturas, entiendo que no habrá duda, Ferrovial y Andalucía, ¿pudo haber sido?
Jesús dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos, Ferrovial, dijo al padre, Estado: “Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.” Y él les repartió la herencia. Pocos días después el hijo menor, Ferrovial, lo reunió todo y se marchó a un país lejano… Disculpad, se me ha venido a la mente la parábola del hijo pródigo.
Si se ha ido o está yéndose, no nos quedemos esperando a su vuelta, desde lo público y lo privado, abogo por la proactividad necesaria, como el agricultor que prepara el terreno previo a la siembra, para que, si no es la Ferrovial actual, al menos, las Ferrovial del futuro vengan y sigan viniendo a Andalucía, evitando todo mensaje desde las trincheras políticas, como el romper contratos, que tampoco habrá duda, nuestra legalidad no permite.
Lo importante, dentro de todo, es que el hijo, Ferrovial, ha manifestado que no perderá ni reducirá su vinculación con el Padre, España, anunciando su interés en la adquisición de cinco parques eólicos, dos de ellos en Andalucía, por una inversión ascendente a 75 millones de euros.
Unido a 9.000 millones de euros de inversión en eólica marina, para que no se nos olvidé, uno de los pilares dentro del tan esperado PERTE del sector naval, en vía de autorización por parte del MITECO, y que además nos habla de situar a España como referencia mundial en esta materia.
Y es que aquí la cuestión no es: Ferrovial sí o Ferrovial no, la cuestión es las Ferrovial en plural que no debemos dejar escapar, y con ellas, las que al mismo tiempo debemos atraer, por grandes empresas, sí, pero también por todo ese segmento de pequeñas y medianas empresas auxiliares del sector industrial, y todos tenemos en mente diversos nombres. Y es que la ejecución de esos 75 millones de euros en parques eólicos o los 9.000 millones de euros en eólica marina depende directamente de esas PYMEs andaluzas y españolas.
Por lo que, en una suerte de atraer el final de deseado la parábola, lo expreso, el padre, Estado, dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies…”, sí deseando aquí una actuación versión mamá o papá Estado, para todas las Ferrovial que vuelvan o quieran venir.
