Quizás deberíamos comenzar a creérnoslo. Quizás, deberíamos abrir bien los ojos y aceptar la realidad que nos envuelve. Quizás, deberíamos tomar conciencia del potencial que tiene nuestra tierra y de las oportunidades de crecimiento que se están abriendo ante nosotros.
Sin aspavientos ni chovinismos. Con la humildad que empapa a los trabajadores que, día a día, defiende su labor. Con tesón, pero con entusiasmo.
¿Por qué mi reflexión? Porque el tejido industrial de Andalucía está comenzando a despegar. Y no es porque yo lo diga, lo dicen los datos. Un 7,3% fue el crecimiento de la actividad industrial andaluza en el primer semestre del año. Valores en positivo que se suman al último trimestre de 2024 y que quedan bastante lejos del 0,6% de media que creció el resto del país. Todo ello equivale a decir que vamos por buen camino.
Es más, el Índice de Producción Industrial de Andalucía corregido de efectos estacionales y calendario creció un 9,7% en julio. El aumento interanual registrado en el conjunto de España, un 2,5%. Además, el número de profesionales en el sector superó las 320.000 personas, o lo que es lo mismo, presentando una tasa de ocupación que se ha situado en el 95,37% en el segundo trimestre de este año.
Esto no es un golpe de suerte. Es el resultado de años de trabajo y de apuestas empresariales en firme por establecerse en Andalucía.
El sector primario y el terciario, por el turismo, continúan siendo nuestros puntos fuertes, pero las nuevas tecnologías están abriendo las puertas a nuevas oportunidades de negocio en el sector industrial. Las energías son ya las grandes aliadas del crecimiento industrial de nuestra región. Su crecimiento en el primer semestre de este año ha registrado un 20,4%, valor nada desdeñable. Pero si hablamos de suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado el crecimiento llega al 29,0%.
Sin embargo, y lamento tener que indicarlo, las infraestructuras energéticas de nuestra tierra aún tienen mucho que mejorar si quieren estar a la altura del brillante futuro que podemos alcanzar en este campo. Si no se actúa de manera inmediata desde las administraciones nacionales, podemos lastrar a un sector que está en pleno ascenso.
Otro punto para tener en cuenta es la gran profesionalización que el sector energético está desarrollando. Además de las condiciones geográficas y ambientales de nuestra tierra, que están siendo cruciales en el desarrollo del sector energético andaluz (y por tanto, en la generación de riquezas), debemos darle al factor humano el respeto y la posición que merece porque los ingenieros técnicos industriales andaluces son referentes internacionales en la gestión de la revolución energética a la que estamos asistiendo. La profesión roza el pleno empleo, la demanda de profesionales sigue en aumento, las escuelas universitarias ven como empresas privadas contactan con sus alumnos para ofrecerles prácticas… En definitiva, la labor de los compañeros que se dedican a la energía está siendo ejemplar y quizás, no se hable de ellos tanto como merecen.
Cambiando de ámbito. Si la energía está en pleno ascenso, la minería no se está quedando atrás. 2.000 millones de inversiones en 10 años, 478 explotaciones en 283 municipios, casi 550 permisos nuevos para investigar materias primas… el resurgir del sector minero andaluz es un hecho destacando que, además, concentra el 34% del valor total de la producción minera nacional.
Además, el subsuelo andaluz alberga 22 de los 34 minerales críticos identificados por la Unión Europea como esenciales para la transición energética y digital, como son: el cobre, wolframio, manganeso, silicio o bismuto. Estos minerales han convertido a nuestra tierra Andalucía en un enclave estratégico para garantizar el suministro de materias primas esenciales en el desarrollo industrial sostenible y, además, posibles garantes de la independencia tecnológica europea que tanta falta le hace a nuestro continente.
Las nuevas tecnologías, que garantizan la optimización y automatización de los procesos, la férrea normativa de seguridad y, sobre todo, su fiel compromiso con la sostenibilidad ambiental, están siendo los motores del reflote de este campo que ha vuelto a tener una importante posición en el panorama económico nacional.
Es importante destacar también los factores sociales que conlleva implícita la minería andaluza, pues genera más de 8.600 empleos directos y ayuda a fijar la población al territorio, siendo todo un revulsivo para entornos rurales y haciendo mella en una de las grandes flaquezas que sufren varias zonas de nuestro país, la denominada “España vaciada”.
Ante este panorama, la labor de las administraciones públicas está siendo crucial para impulsar el despegue del sector industrial andaluz. La Junta de Andalucía gestionó el pasado año inversiones industriales por más de 16.000 millones de euros, generando un volumen de inversión superior a los 6.000 millones.
Si considero que es importante que los apoyos públicos lleguen a todo el territorio, pues es preciso que se compacte la brecha territorial entre provincias y comarcas para que el crecimiento de nuestra región sea sostenible y distribuido. Aquí, es crucial que las políticas lleguen tanto a las grandes empresas tractoras como a la gran cantidad de pymes que pueblan nuestra región.
Los frutos de estos grandes esfuerzos ya se están empezando a ver. Nuestra comunidad autónoma registró la pasada primavera la cifra más alta de creación de empresas de toda su serie histórica, con 2.365 nuevas sociedades, lo que representa un crecimiento, nada menos, que del 50% respecto al mismo mes del año anterior. De hecho, es muy probable que nuestra tierra supere las cifras del pasado año, cuando concluyó como tercera comunidad española con mayor número de sociedades creadas.
Eso sí, es vital que se cumplan con los deberes que el sector tiene pendientes. La descarbonización del tejido industrial es una necesidad real y tangible que debe ofrecer resultados reales antes de 2030. Pero también lo es el proceso de digitalización de nuestras empresas, donde casi el 30% de las PYMES aún dista de alcanzar los estándares del Indicador de Intensidad Digital de Empresas de Andalucía de 2024.
En conjunto, el sector industrial andaluz se encuentra en un momento expansivo: los indicadores de inversión, producción y empleo lo reflejan claramente. Andalucía está posicionándose con ambición para que la industria pase de ser un actor secundario a un verdadero motor económico regional.
Tenemos por delante una oportunidad histórica para relanzar nuestra industria, pero aprovecharla plenamente requerirá una acción coordinada, inversión inteligente y un ecosistema industrial preparado para cambiar de escala.
Vamos a empezar a creérnoslo.




