Teatro Salvador Távora, un lugar en el que confluye arte y cultura. ¿Cuáles son los eventos y actuaciones que en él tienen lugar?
Hay una carta muy variada, hay teatro amateur, teatro profesional, hay danza, eventos privados, congresos, presentaciones, circo, campañas escolares, teatro familiar, de todo.
Un teatro en el que confluye todo tipo de arte y apto para todo tipo de público, siempre dentro de una línea propia como sala Salvador Távora y de un compromiso con la muestra cultural que implique el ámbito social, no es una sala comercial al uso. Nos movemos en aras de promover la cultura con cierto compromiso social.
Además, permiten el alquiler de la sala…
Sí. Como contamos con escasas ayudas vivimos del alquiler de la sala para eventos privados como graduaciones de final de curso, trabajos de escuelas de danza o teatro, conciertos privados, eventos, bodas y demás.
¿Cuentan con una programación para los meses que están por llegar?
No. Ya ha acabado la programación 21/22, y estamos preparando la que está por llegar, es decir, la 22/23. Hasta septiembre no volvemos, porque Sevilla es una ciudad difícil para el desarrollo de la cultura en verano.
En estos meses comenzamos a trabajar en la programación propuesta para el año que viene, pero no hay actuaciones ni trabajos técnicos.
¿Cuáles suelen ser, en líneas generales, los meses fuertes de trabajo?
Desde septiembre hasta junio, exceptuando las vacaciones de la Feria y de Semana Santa, todos esos meses son meses fuertes, no paramos ningún fin de semana. De hecho, este pasado mes de junio descansamos tres días en todo el mes.
¿Está la sociedad más implicada en la riqueza que aporta el saber cultural?
Aunque cada ciudad tiene su idiosincracia y Sevilla está movida por la cultura relacionada con la Semana Santa, sí hemos visto y notado un cierto interés después de la pandemia de que la gente se ha movido mucho más para ir al teatro. Este año han pasado más de 10.000 personas por la sala, por lo que se ha visto cierto interés en la cultura más allá de asistir a El Rocío y la Feria de Sevilla.
En este sentido, ¿podríamos hablar de una mejora y un aumento de las cifras?
Sí. Tanto en cantidad como en calidad, por lo menos en nuestra sala.
Incidiendo en la calidad, ¿qué es lo que denotan dentro del sector?
En calidad cada vez las pro- puestas son más arriesgadas, más profesionales, hay menos teatro de pandereta, hay una calidad profesional, tanto técnica como en los trabajos escénicos.
¿En qué líneas plantea mejorar el Teatro Salvador Távora?
Queremos hacer campañas escolares, queremos desarrollar más talleres para gente que quiere hacer teatro y en principio tenemos muchos convenios con ciertos colectivos como la Escuela de
Ingenieros, el Comité de Ayuda al Refugiado, diferentes asociaciones de mujeres, queremos que el teatro sea asequible a todo el mundo, que todo el mundo pueda venir al teatro.
A modo de conclusión, ¿qué le diría a su público potencial para que se acerque y viva la experiencia del teatro?
Primero, que venga al teatro, este año ha venido mucha gente por primera vez, no solo a este teatro sino a un teatro. Lo que hay que hacer es informarse, salir un poco de la tele, dejar el fútbol a parte y venir a un teatro. ¿Qué te gusta reírte? Pues ven a ver una comedía. ¿Qué te gusta la tragedia? Ven a ver un trágico griego. La cuestión es salir de la zona de confort y arriesgarte a ir a un teatro.
Hay una relación directa entre el poder establecido y la economía. Es mejor hacer programas y que la gente se atiborre de la isla de los famosos y subvencionar cadenas privadas para encerrar a la gente tras una pantalla en su casa, que apostar por la cultura directa de conciertos, de teatro o de asociaciones, a las cuales no se les presta atención, porque precisamente hace que a la gente se le abra la mente y pueda en algún momento responder y ser reivindicativa.
Nosotros consideramos que estamos en la línea aportando nuestro granito de arena, porque no somos una gran sala ni tenemos pretensiones más allá de las que tenía Salvador Távora, pero el teatro es un sitio de lucha, no de conformismo, porque para eso ya está la televisión y el cine.