Si usted ha comenzado a leer este artículo tratando de encontrar una fórmula matemática que le asegure el éxito en redes sociales debe saber que la solución es, posiblemente, uno de los hallazgos más cotizados del mundo moderno. El aumento del engagement, la mejora del awareness y la consecuente notoriedad en plataformas sociales se han convertido en el “Santo Grial” de todo aquel que se registra con un nickname en Instagram, Facebook o Tiktok, especialmente en lo que a moda se refiere si tomamos como referencia uno de los sectores que más cambios ha experimentado con el fenómeno digital.
La comprensión del algoritmo (y la batalla diaria contra él) engorda las partidas presupuestarias de departamentos de marketing y comunicación con el fin de posicionar con éxito nuestra marca en la llamada red. El dicho de “si no estás en Internet, no existes” se hace más patente que nunca y las nuevas formas de comunicar y trabajar el branding en redes pasan por una mezcla perfecta entre creatividad, constancia, cercanía y un buen producto final que materialice en el mundo offline todo ese buen hacer volcado, por contrapartida, en el online.
El estudio sobre el uso de redes sociales en España con respecto al pasado 2021 arroja, si cabe, más atractivo al mundo di- gital: 9 de cada 10 españoles son usuarios de redes sociales y pasan de media 2 horas diarias haciendo uso de ellas. La pandemia del Covid19, además, ha disparado estos números aumentando en 3,3 millones de españoles los que se han sumado a estas plataformas en el último año. Atraer la atención de esas pantallas a través de las que se refleja nuestro público objetivo centran los esfuerzos de las marcas de moda y pone en marcha un engranaje digital que implica a nuevas figuras en el sector.
La fórmula de los influencers
Hacen las delicias del algoritmo y sus canales son trampolines para una buena estrategia de posicionamiento de marca. La palabra “influencer” se ha incorporado a nuestro vocabulario con la misma rapidez que aumentan sus likes y visualizaciones. Pero, la que pueda parecer la gallina de los huevos de oro, depende siempre de una correcta gestión de dichos perfiles. Y es que la sinergia entre la marca, el influencer o creador de contenido y nuestro target debe cuidarse con sumo cuida- do atendiendo a unos estándares de cercanía, veracidad y similitud con los valores de la marca que compondrán la fórmula perfecta para la éxito.
¿Los derroteros hacia los que avanza esta nueva profesión? Componen una incógnita similar a la del algoritmo pero lo que parece seguro es que la consecución de una correcta campaña de influencer pasa principalmente por la localización de un perfil afín, la composición de un buen briefing de ideas y la continuidad en el tiempo para adecuar sus valores a los del producto y la marca en concreto.
Los mediadores del mundo digital
Pero en ese recorrido que el mensaje hace desde el departamento de branding hasta el cliente, pasando por las manos de los content creators, interactúan diferentes entidades y nuevas profesiones que merecen la pena fichar. Agencias de marketing digital, paid media o de gestión de influencers le dan forma a todo ese engranaje que abre una nueva puerta a oportunidades de negocio.
Con plataformas como Socialpubli o BInfluencer la clave del éxito no se deja al azar. Entre sus funciones se encuentran las de aportar datos sobre la influencia del perfil a contratar y las características de su audiencia o aportar facilidades para la contratación de sus servicios calculando el coste según su número de seguidores. Toda una ciencia para que, a través de un contenido original que crea un tercero, todos los esfuerzos se traduzcan en beneficios de branding y ventas.
El límite es el cielo
Según la Ley de Poiret, y teorizando en estas líneas en materia de moda pura y dura, “todo exceso en una tendencia es signo de su final” pero, lejos de mostrar síntomas de agotamiento, este ecosistema digital del nuevo mundo de la moda formado por trendsetters, marcas y consumidores ávidos de nuevo con- tenido diario goza actualmente de una salud de hierro. ¿Cuál es el siguiente paso?