08/12/2024

Lo que debes saber sobre sostenibilidad en 2024
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En el complejo y cambiante mundo empresarial en el que nos encontramos, la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo ineludible. Las empresas, ahora más que nunca, deben adaptarse a […]

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En el complejo y cambiante mundo empresarial en el que nos encontramos, la sostenibilidad se ha convertido en un imperativo ineludible. Las empresas, ahora más que nunca, deben adaptarse a una serie de normas y regulaciones que buscan no solo mitigar el impacto ambiental y social de sus actividades, sino también asegurar su viabilidad a largo plazo.

Este artículo aborda la importancia de la sostenibilidad a nivel corporativo y explora cómo el nuevo esquema de reporte de las Normas Europeas de Información de Sostenibilidad (NEIS) está redefiniendo el panorama empresarial en Europa.

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Las NEIS, vinculadas a la Directiva de Información Corporativa sobre Sostenibilidad (CSRD), representan un conjunto de estándares detallados y exigentes que obligan a las empresas a ser más transparentes y responsables en términos de sostenibilidad.

Este marco normativo tiene como objetivo aumentar la transparencia y la rendición de cuentas, permitiendo a los stakeholders comprender mejor el impacto y los riesgos asociados con las actividades empresariales.

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Un concepto central dentro de estas normas es la doble materialidad, que se descompone en dos enfoques: la materialidad de impacto y la materialidad financiera.

  • La materialidad de impacto se refiere a cómo las actividades de una empresa afectan al medio ambiente y la sociedad, evaluando los impactos desde dentro de la empresa hacia fuera. Este enfoque suele basarse en el estándar Global Reporting Initiative (GRI), que proporciona un marco estructurado para medir y comunicar estos impactos.

Por ejemplo, una empresa puede reportar cómo sus emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen al cambio climático o cómo sus políticas laborales influyen en la salud y el bienestar de sus empleados.

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  • Por otro lado, la materialidad financiera, una perspectiva más reciente y compleja, analiza cómo los factores ambientales y sociales pueden impactar financieramente a la empresa. Es decir, cómo los riesgos y oportunidades relacionados con la sostenibilidad pueden afectar el modelo de negocio, los ingresos, los gastos y el flujo de caja.

Este enfoque considera, por ejemplo, cómo un cambio en la legislación ambiental puede aumentar los costos operativos de una empresa o cómo una tendencia social hacia productos sostenibles puede abrir nuevas oportunidades de mercado.

Esta doble materialidad será la base de todo reporte según estas normas de reporte, así como también podrá constituir las líneas estratégicas del plan de sostenibilidad de la empresa que realice este ejercicio.

La implementación de las NEIS plantea varios desafíos significativos para las empresas. La transición de los Estados de Información No Financiera (los EINF en el marco de la Ley 11/2018 de 28 de diciembre) a las nuevas normas implica un salto cuantitativo y cualitativo en términos de reporte y cumplimiento.

Las empresas deben ahora recopilar, analizar y reportar una gran cantidad de datos, lo que requiere inversiones sustanciales en sistemas y personal especializado. Esta carga de trabajo adicional puede ser particularmente onerosa para las pequeñas y medianas empresas (PYMES), que a menudo cuentan con menos recursos para adaptarse a estos cambios.

Además, la complejidad de la nueva normativa puede resultar abrumadora. La necesidad de cumplir con regulaciones tan estrictas puede resultar en costos adicionales que algunas empresas pueden considerar una desventaja competitiva frente a empresas en países con regulaciones menos estrictas. Esto es especialmente relevante en un contexto globalizado donde las empresas compiten no solo a nivel local, sino también en mercados internacionales.

Sin embargo, a pesar de los desafíos, la adopción de prácticas sostenibles y el cumplimiento de las NEIS ofrecen numerosos beneficios a largo plazo. Una de las ventajas más significativas es la mejora en la reputación y la confianza. Las empresas que demuestran un compromiso con la sostenibilidad pueden fortalecer su imagen y ganar la confianza de consumidores, inversores y otros stakeholders. Esta reputación mejorada puede traducirse en una ventaja competitiva a medida que la demanda por productos y servicios sostenibles continúa creciendo.

Otro beneficio importante es la innovación y la eficiencia operativa. La adopción de prácticas sostenibles a menudo impulsa la innovación, ya que las empresas buscan desarrollar nuevas tecnologías y procesos para reducir su impacto ambiental y social. Esto no solo puede reducir costos a largo plazo, sino también abrir nuevas oportunidades de negocio y mercados.

Además, el cumplimiento de las NEIS puede facilitar el acceso a capital. Cada vez más inversores están incorporando criterios ESG en sus decisiones de inversión, priorizando empresas que demuestran un fuerte compromiso con la sostenibilidad. Las empresas que cumplen con estas normas pueden atraer inversiones de fondos que priorizan la sostenibilidad, mejorando sus perspectivas de crecimiento y estabilidad financiera.

A pesar de los beneficios, es importante reconocer que el tsunami normativo en el ámbito de la sostenibilidad corporativa plantea desafíos significativos para las empresas europeas. La complejidad y la carga de trabajo asociadas con el cumplimiento de las NEIS pueden parecer abrumadoras y, en algunos casos, pueden afectar la competitividad de las empresas en el corto plazo. Sin embargo, es crucial tener en cuenta que la sostenibilidad es una inversión a futuro.

Como conclusión a este artículo, quisiera destacar que la responsabilidad de cuidar el planeta y asegurar un futuro sostenible recae en todos nosotros, y la sociedad no termina en las fronteras de Europa. Aunque otros países puedan tener regulaciones menos estrictas, Europa tiene la oportunidad de liderar con el ejemplo y demostrar que un enfoque responsable y sostenible es compatible con el éxito empresarial a largo plazo.

A medida que el mundo enfrenta desafíos ambientales y sociales cada vez más urgentes, la adopción de prácticas sostenibles no es solo una obligación normativa, sino un imperativo moral y estratégico para las empresas que buscan prosperar en el siglo XXI.

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